Luis y Oslo: la historia detrás de las hieleras y paragüeros

“Cuando tenía aproximadamente 10 años, mi padre, que trabajaba en Oslo, nos llevaba a mi hermano y a mí en temporada alta, cuando había mucha demanda. Ayudábamos en el armado de las hieleras”, recuerda Luis con nostalgia. Aquel primer contacto con la fábrica marcaría el inicio de un camino que lo llevaría, años después, a tomar las riendas del negocio.

Ya adulto, se incorporó de lleno a la producción. “Trabajé varios años en la fábrica, siempre dedicado al armado de hieleras. El sistema de armado era distinto al que utilizamos ahora”, cuenta. Actualmente está al frente de la producción general, mientras que su hermano Carlos se encarga de la logística.

Aunque el tiempo ha pasado, el espíritu artesanal del trabajo se mantiene intacto. “Primero se forra el exterior, luego se coloca la manija, después el interior y finalmente el fondo. El proceso termina con la colocación de la tapa, limpieza del producto y embalaje”, detalla. Cada parte del proceso es cuidadosamente supervisado para asegurar la calidad que caracteriza a Oslo.

“El armado artesanal nos permite revisar cada paso. Además, trabajamos con materia prima de primera calidad y mantenemos contacto constante con nuestros proveedores”, subraya Luis. Esta filosofía no solo sostiene la tradición familiar, sino que también impulsa mejoras continuas en la producción.

El ritmo de trabajo varía según la demanda, en un día puede completarse sin problemas varios pedidos de 20 unidades. En esta época del año, el producto estrella son los paragüeros “Vienen en siete texturas diferentes, y cada una en varios colores, lo que nos permite ofrecer unas 80 combinaciones. El fondo y el aro superior son de acero, y usamos materiales de la misma calidad que en nuestras hieleras”, explica con orgullo.

Detrás de cada pieza de Oslo hay una historia de dedicación, trabajo en familia y pasión por lo bien hecho. Una historia que, como la de Luis, sigue inspirando.

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