No puedes ser feliz, porque luchas contigo y no te aceptas. Una pesada serie de estructuras mentales, culturales, sociales, te dicen quien tienes que ser y les estás haciendo caso.
Eso te ha llevado a la confusión y has entrado en círculos repetitivos una y otra vez.
No puedes ser feliz, porque no te conoces, no conoces tus heridas, no sabes que lealtades sostienes con tu familia, porque y para que naciste allí. Culpas a tus padres, a tus hermanos y a los que conoces de la insatisfacción con tu vida.
No puedes ser feliz, porque quieres convertirte en una máquina de producir dinero y las máquinas solo cumplen órdenes, responden a programas por las que fueron creadas, no sienten ni felicidad ni infelicidad.
No puedes ser feliz, porque no distingues entre anhelos y sueños elaborados con un plan y un propósito sostenidos durante el tiempo y persigues fantasías basadas en la utopía de conseguirlo todo rápido y ya.
No puedes ser feliz, porque te quieres parecer a los demás, no amas ni respetas tu existencia como única e irrepetible, criticas mucho, observas poco con sabiduría y humildad para aprender e incorporar formas nuevas.
No puedes ser feliz, porque quieres complacer a los demás para no perder su amor y su reconocimiento y el amor no es algo que se gane, ni se consigue humillándote. Es una construcción elegida, elaborada y consensuada. Lo otro que dices sentir cuando alguien ya no te elige se llama posesión no amor.
No puedes ser feliz, porque no aceptas las leyes naturales de la vida y sus ciclos; que todo nace y muere y todo nos incluye a nosotros también. No aceptas la muerte como parte de la vida, quieres mantenerlos a todos vivos por siempre y para siempre, incluso ti.
No puedes ser feliz, porque te olvidaste a qué viniste y no estás haciendo nada para recordarlo. No reconoces el sonido de tu alma, tampoco las señales que ella te envía.
No puedes ser feliz, porque no conoces cómo funciona tu cuerpo y lo que es parte de tu propia biología y tampoco buscas conocerlo.
Porque sí: conoces dichas leyes, las aceptas con amor o dolor y aprendes a vivir en ellas.
Sí miras a otro ser humano con amor, compasión e intención de aprender.
Sí entiendes y aceptas que ser feliz es solo un momento y los momentos no son eternos.
Sí aceptas los ciclos de la vida como parte de ella y asientes que la muerte es parte también.
Aceptando que la felicidad se llama como tú elijas que se llame!
Entonces ¡YA ERES FELIZ!
Terapias Alternativas: @conectatenpaz.nanumica