¿POR QUÉ TODO LO QUE COMO ME CAE MAL?

Para comenzar esta nota, me gustaría contarles algo que experimenté: hace unos años comencé a tener síntomas intestinales. La estaba pasando muy mal: presentaba mucha inflamación, gases, constipación y dolor durante varios meses, lo cual afectaba mi calidad de vida. Y, aunque parezca mentira, al mismo tiempo llegaban pacientes a las consultas con problemáticas similares…

Al aplicar los conocimientos aprendidos en la facultad y en diversas capacitaciones, notaba que no daban resultados, ni para ellos ni para mí. Muchas personas habían pasado de médico en médico, de nutricionista en nutricionista, sin encontrar a alguien que pudiera ayudarlas. A la mayoría les decían que era por estrés, que debían empezar terapia o que consultaran con una nutricionista y mejorarían… pero eso no ocurría. Esta situación me angustiaba mucho, ya que estudié nutrición para ayudar a las personas a lograr bienestar, y no lo estaba logrando.

En ese tiempo, comencé a leer información relativamente nueva en Argentina sobre una dieta llamada baja en FODMAPs.

Realicé los estudios que me indicó el médico, pero no encontrábamos nada concluyente. Entonces decidí iniciar este tratamiento.

Para mí y para mis pacientes fue un antes y un después. Todos mis síntomas mejoraron y, básicamente, recuperé mi calidad de vida.

Ahora bien, ¿de qué se trata todo esto? Te explico:

Si estás atravesando una situación con síntomas como diarrea, constipación (o ambas), inflamación, gases, dolor abdominal o eructos durante al menos los últimos tres meses, NO debés naturalizarlos.

Lo primero y más importante es realizar una consulta con un médico gastroenterólogo/a, quien deberá descartar cualquier enfermedad orgánica, como enfermedad celíaca, parasitosis, entre otras. Una vez excluidas las causas orgánicas, se puede sospechar de trastornos funcionales digestivos —y no solo del SIBO (¡no todo es SIBO!)—. El médico podría solicitarte un test del aire espirado para detectar un posible sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO), que es una especie de alteración (disbiosis) de nuestra microbiota intestinal. 

Recién ahí, con un diagnóstico claro, se plantea un tratamiento en conjunto con el gastroenterólogo y una nutricionista FORMADA en dieta baja en FODMAPs. Esta es una herramienta nutricional que puede ayudar a aliviar los síntomas del SII (síndrome de intestino irritable) y otras afecciones gastrointestinales.

 

¿Qué son los FODMAPs?

Son carbohidratos fermentables que, en personas sensibles, pueden ocasionar síntomas digestivos.
 El término FODMAP significa:

• F: Fermentables
  
   
• O: Oligosacáridos
  
   
• D: Disacáridos
  
   
• M: Monosacáridos
  
   
• A: And (y)
  
   
• P: Polioles
  
   

¿Cómo funciona esta dieta?

En primer lugar, debés consultar con una nutricionista formada específicamente en dieta baja en FODMAPs.

Consta de tres fases:

1. Sustitución: se reemplazan los alimentos que fermentan por otros. Esta fase puede durar entre 3 y 6 semanas.
   
    
2. Reintroducción: tan o más importante que la primera. Aquí se elige un alimento representativo de cada grupo de FODMAPs y se realizan desafíos controlados para identificar qué alimentos y en qué cantidad son tolerados. El objetivo es sumar alimentos, no restringir.
   
    
3. Mantenimiento y personalización: el paciente ya es capaz de identificar qué alimento y en qué cantidad pueden generar síntomas, se adapta un plan alimentario equilibrado a partir de lo aprendido, protector de la microbiota intestinal. 

Como verás, todas las etapas son esenciales y deben realizarse con conciencia. Muchas personas llegan a la consulta luego de años de síntomas. Es realmente gratificante ver cómo mejoran su calidad de vida y su bienestar general tras el tratamiento. Es también un momento de autoconocimiento, donde se consideran otros factores que afectan el eje intestino-cerebro, como el ejercicio físico, el descanso y la regulación del estrés.

¿Está indicada para todos?

No. La dieta baja en FODMAPs no está indicada para todas las personas. Está contraindicada, por ejemplo, en quienes atraviesan un trastorno de la conducta alimentaria o situaciones psiquiátricas complejas. Aun así, tiene resultados positivos en un 80 % de los casos. Si bien es un porcentaje alto, es algo que siempre aclaro antes de comenzar el tratamiento.

Este enfoque está en constante revisión y, aunque cuestionado en algunos espacios, en la práctica se ha demostrado eficaz. Muchas personas que solo han realizado tratamiento antibiótico, a los meses vuelven a presentar síntomas. Por eso, identificar la o las sustancias detonantes y su cantidad tolerada marca la diferencia. Poder contribuir a cambiar la calidad de vida de una persona me indica que voy por el camino correcto.
 Como decía Hipócrates:
"Sea el alimento tu medicina, y la medicina tu alimento."

En mi Instagram @nutricionconpresencia, estaré compartiendo más información y consejos para modular tu microbiota intestinal a tu favor. 

 

Lic. Marín Laboureau – Nutricionista UBA
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