“¿Puede llamarse María Fernanda? Eso le preguntó mi mamá a mi papá cuando nací un 28 de agosto de 1990 en Buenos Aires”, comienza su relato María Fernanda Nieto Romero (34) desde la ciudad de Villa Carlos Paz, donde hoy lleva adelante ÉCHAME LA CULPA, uno de los locales de indumentaria femenina de talles reales más importantes y reconocidos de la ciudad. Quizás ese primer regalo que recibimos de nuestros padres sea de los pocos que Fernanda atesora como recuerdo valioso, dentro de una infancia que se le torna borrosa en la memoria.
Los recuerdos de la adolescencia, en cambio, se le hacen muy presentes en un sinfín de experiencias y emociones encontradas: las alegrías se desdibujan en las tristezas; la compañía se destiñe con la soledad. La define como una etapa “muy errante y hasta sin destino”; desde joven, aprendió a desenvolverse sola en muchas áreas de la vida y, con el sueño de independizarse, buscaba un lugar del que se sintiera parte. Eso la llevó a vivir en Buenos Aires, Corrientes y Viedma. Allí cosechó amistades y experiencias que hoy recuerda con alegría, pero que se entremezclan con vivencias dolorosas. “Fui a muchos colegios diferentes y conviví temporalmente con muchísimas personas y en lugares distintos, desde hermosas casas rodeada de amigas y llenas del calor de una familia, hasta vivir en el frío de la calle donde me encontré durmiendo en las salas de espera de hospitales”, cuenta Fernanda, tal vez con la necesidad de hacerse cargo de su propia historia y de esas experiencias que dejaron una huella imborrable, pero que indefectiblemente fueron necesarias para que hoy sea la persona que es. Quizás con una vida más rosa y con menos “faltas”, Fernanda no hubiera pensado tanto en las necesidades de los demás, lo que marcó el impulso para crear su marca.
Buscando en qué era buena, trabajó en múltiples rubros, los clásicos y los inimaginables: desde venta de salón, panadería y atención al público, hasta limpieza de edificios y de hogares, cuidado de personas y niños, ¡y hasta en un circo! Con el objetivo de nunca más volver a la calle, trabajó y trabajó, incansablemente.
Tenía solo 23 años cuando se sumergió en una profunda depresión, desempleada y sin rumbo. Dicen que cuando tocamos fondo, no queda otra alternativa que salir a la superficie. En medio de la oscuridad y el dolor, “conocí lo que hoy me mantiene en pie, el amor de Jesús. Me costó muchos años entender que a pesar de todo lo malo que había en mí y de todo lo feo que pude haber hecho en mi vida, alguien podía amarme sin condición. Y sí, hablo de Jesús, el que muchos llaman el hippie de la Biblia. ÉL es el motivo de que pueda estar contando estas cosas”.
A los 30 años, la Pandemia la encontró trabajando como vendedora de salón en un local de ropa. El mundo había cambiado, habían surgido nuevas necesidades, y Fernanda sabía muy bien lo que era “vivir resolviendo”. Ante el cierre de la presencialidad en los negocios y la necesidad económica que eso implicaba, tuvo una idea poderosa: comenzó a revender ropa de manera online de otros negocios de la zona, por lo que cobraba una comisión por venta. Su idea terminó transformándose en su propio negocio; comenzó comprando algunas prendas y revendiéndolas de manera online. “Eso abrió muchísimo mi mente, comencé a leer e informarme sobre emprender, negocios y todo lo que conlleva ser “tu propio jefe”. Implicaba trabajar hasta altas horas de la madrugada y estar lúcida a la mañana siguiente para mi empleo regular”, recuerda Fernanda de aquel comienzo en el que aún no se imaginaba todo lo que estaba por venir.
A su jefe le pareció una idea tan buena, que le propuso hacer lo mismo para su negocio
con un sueldo, comisiones y premios. Debía elegir entre su emprendimiento, que recién comenzaba, o su propuesta aparentemente tentadora e imposible de rechazar.
Pero cuando algo que tiene que ver con un proyecto o un propósito de vida crece con tanta fuerza en nuestro interior, y la confianza en nuestro poder se despierta, es imposible dejarlo dormir. Tras una larga noche, entre llanto y charlas con su círculo íntimo, decidió darle una oportunidad a sus sueños. “Creo que hay quienes nacen con todo y otras personas simplemente debemos luchar un poco más, pero no es imposible lograr algunos sueños”. Fernanda se arriesgó a ir por su sueño. Y esta vez, ganó.
Fer, fuiste de las mujeres que en Pandemia tuvieron que reinventarse. ¿Cómo viviste ese momento en el que el local donde trabajabas como vendedora se vio obligado a cerrar las puertas?
Efectivamente cuando surgió la pandemia, yo me encontraba de encargada en un local de venta de indumentaria. Y así también estaba cursando el ingreso a la carrera de Licenciatura en inglés. En ningún momento sentí temor, porque personalmente di aún más de mí para que las cosas sigan funcionando.
Puse a disposición mi celular y tiempo extra para comenzar a realizar ventas online, pero a pesar de dicho esfuerzo nada fue suficiente para recibir una retribución acorde y, ante el ajuste de los sueldos, me vi en la obligación de buscar una alternativa.
Comprendía que las prioridades habían cambiado. Pero solamente había que saber buscar las necesidades de las personas en ese momento de la vida.
Así es que surgió la idea de comenzar a vender ropa online de manera particular. La gente no salía a la calle y buscaba ropa más cómoda para estar en su casa. Y eso fue lo que ofrecí. Traté de solucionar esa necesidad que tenían muchas mujeres.
¿Qué sentiste en el momento en que finalmente decidís emprender sola?, ¿Qué pasaba por tu mente y tus emociones?
En el momento que decidí emprender pasaron muchísimas cosas por mi mente. Por un instante tuve dudas, porque debía dejar mi trabajo “seguro” y aprender mil cosas que uno piensa que no sabe. Ansiedad por lo desconocido. Pero así mismo tenía mucha fe que todo iba a ir bien.
Existe un libro en la Biblia que se llama Proverbios. Contiene varias cosas interesantes, pero una de ellas cita lo siguiente: Los planes bien pensados y el arduo trabajo llevan a la prosperidad, pero los atajos tomados a la carrera conducen a la pobreza.
Me aferré a trabajar arduamente y capacitarme, y aunque fuese un camino lento estaba dispuesta a hacerlo. Este 2024 se cumplieron 4 años desde esa decisión. Y no me arrepiento. Aunque trabajo más horas que antes, creo que encontré por fin mi lugar. Y así también espero sea tu lugar y el de muchas mujeres más.
¿Cómo fue creciendo tu emprendimiento hasta llegar a tener el reconocimiento que tiene hoy?
Fue creciendo muy lento, pero con pasos firmes y seguros. Primero venta online, luego showroom, y ahora tenemos el local físico. Yo creo que parte del crecimiento fue fruto de la perseverancia y continuidad. Al ser tu propio jefe te encontrás dándote ánimos, fuerzas y hasta retándote a vos misma. Es una lucha diaria, pero con un gusto a Satisfacción de logro. Obviamente esto no existiría sin el apoyo de muchísimas mujeres que creyeron y confiaron en este sueño.
Si tuvieras que definir a Échame la culpa, ¿Cómo lo harías?
Para mí, Échame La Culpa es una promesa. Una bendición. Es un mimo a mi corazón. Es un lugar de refugio donde encontré mi lugar y un lugar seguro para muchas adolescentes y mujeres que no encuentran un sitio donde sentirse cómodas y lindas.
¿Qué pueden encontrar las mujeres en tu local y cuál sentís que es el diferencial por el cual tantas mujeres te eligen?
Lo primero que van a encontrar en un buen recibimiento. Acá todas saludamos. Si cruzas la puerta, vas a recibir una cálida bienvenida.
La atención es fundamental, por eso vas a encontrar una persona dispuesta a ayudarte, asesorarte y hasta una compañera de compras.
Y, por último, pero no menos importante, vas a encontrar indumentaria moderna, un local cómodo, estético y probadores amplios. Obviamente una extensa variedad de talles.
El diferencial yo creo que se basa en conocer a quien entra a comprar. Quien ingresa tiene un nombre y presenta una situación particular que necesita ser atendida. Ese es mi enfoque. De manera más simple: nos interesa la gente.
Tu equipo y vos son muy activos en las redes sociales. ¿Cómo vivís todo el proceso de creación de contenidos?
El proceso de creación es super agotador. Los primeros años yo era una “todista”, eso incluía generar el contenido (aunque años anteriores Instagram estaba más enfocado en fotos y era un poco más fácil esa tarea).
Hace más de un año conocí a quien me acompaña hoy en día con la creación de contenido, Ale, una hermosa persona, trabajadora incansable. Creo que logramos formar un muy buen equipo. Tiene ideas geniales y eso me liberó mucho.
Obviamente dentro de los días de producción, como le llamamos nosotras, hay risas, anécdotas, y hasta llantos. Se formó un hermoso equipo de trabajo junto a las modelos, que lo dan todo siempre.
¿Cuáles crees que son los valores más importantes de tu marca y cómo llegan a tus clientas?
Los valores que manejamos son básicos: respeto a las personas.
En los videos evitamos usar las típicas burlas hacia las clientas. Prefiero que la gente se ría con situaciones cotidianas nuestras.
También somos bastante transparentes. Quienes son clientas asiduas nos conocen y nosotras las conocemos. No hay temas a ocultar.
¿Cuál creés que fue la clave para todo el crecimiento que tuviste en poco tiempo?
La Fe, constancia, determinación y el buscar poca ayuda, pero la correcta. Somos pocos trabajando, pero cada persona es única en este lugar.
¿Qué sentís cuando pensás en todo el camino que recorriste y qué deseas para el futuro de tu marca?
Siento gozo, alegría. A veces no lo puedo creer. Muchas veces me encuentro yendo a trabajar y lloro. El agradecimiento hacia quienes forman parte nunca falta.
Pero hay un punto fundamental: que no me permito olvidar de dónde vengo.
Deseo que sea una marca fuerte, con indumentaria propia. Deseo también poder ser de ayuda para muchas personas. Deseo ser la culpable de momentos de alegría. Que salir a comprar no sea un lamento, sino un disfrute.
Fernanda, te agradezco profundamente que hayas abierto tu corazón para contarnos tu historia. Seguramente del otro lado haya muchas lectoras a quienes inspires con tus palabras, pero sobre todo con tus ideas y tus valores. ¿Qué mensaje te gustaría dejarles a aquellos que quizás están pasando momentos difíciles, como has pasado vos, y hoy les cuesta pensar en un futuro próspero para sus vidas?
Principalmente que busquen a Dios.
Durante años viví tan errante y preguntándome dónde estaba Dios. Si realmente existía, por qué me ocurrían tantas cosas malas. Y entendí que Jesús está ahí. Dónde siempre. A un paso nuestro. Y que simplemente tenemos que acercarnos.
Después les diría que no miren lo que hace la otra persona. No al menos para compararse para mal. Sí para inspirarse y ser mejores.
Enfocarme en lo que yo hacía me pareció fundamental. Y no rendirse. La vida es esta y nunca sabemos que nos depara el destino.
Cómo esto que estoy viviendo. Y esta misma nota, es algo impensado.
¡Gracias Fernanda por compartir tu historia!
Para contactarte con Échame la Culpa:
Instagram: @echamelaculpa.ok
https://www.instagram.com/echamelaculpa.ok/
Dirección: Alem 48, Galería Acuario. Local 10, PH 11, Villa Carlos Paz, Córdoba.
Whatsapp: +54 9 3541 21-2063