Valentina, ¿qué te llevó a elegir la manicuría y el arte en uñas como tu profesión?
Bueno, para ser honesta, la única razón es mi amor por las uñas. Es algo irónico, ya que de pequeña tuve el mal hábito de morderme las uñas durante muchos años. En mi casa crecí en un entorno vinculado al mundo de la belleza; mi madre, Cecilia Orsini, es una estilista muy reconocida con más de 40 años de experiencia. Así que se puede decir que lo llevo en la sangre. Ella cuida del cabello de las mujeres y yo me dedico a cuidar de sus uñas. Junto con mi hermana Luciana, también estilista, formamos el staff de Dina Coiffeur. A pesar de eso, mi marca está enfocada exclusivamente en el cuidado de las uñas. Si me remonto al momento en que todo comenzó, diría que fue en mi niñez. Aunque durante años mordía mis uñas, me propuse dejarlas crecer, lograr que fueran largas, naturales y fuertes. Ahí nació mi amor por tenerlas siempre arregladas. Me las pintaba con esmaltes comunes, coleccionaba muchos colores y buscaba en internet diseños para recrear. Aunque en mi escuela no permitían llevar las uñas pintadas, cada viernes por la noche las pintaba y disfrutaba de ellas durante el fin de semana, despintándomelas para el lunes. A los 14 años decidí hacer mi primer curso de uñas esculpidas, y ahí comenzó mi verdadera pasión. Lo vi como un arte con infinidad de posibilidades y técnicas. Comencé como un pasatiempo, hasta que un día decidí compartirlo con los demás. Instalé una pequeña mesa en el salón de mi madre y ahí nacieron mis primeras clientas, algunas de las cuales siguen confiando en mí. Lo que más amo de mi profesión son mis clientas, quienes siempre me eligen y me sorprenden con detalles o hermosas conversaciones. Siento que he creado un espacio seguro donde pueden desconectar y disfrutar. Elegí esta profesión porque siento una verdadera pasión por las uñas, y aunque comencé a estudiar psicología en la Universidad Austral, al final decidí dejarla para seguir mi sueño y dedicarme completamente a las uñas. Hoy, tras mucho esfuerzo, mi marca creció enormemente, y continúo persiguiendo mis sueños, siempre con el corazón y buscando nuevas metas.
A lo largo de estos cinco años, ¿cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado en tu carrera como manicurista? ¿Cómo los superaste?
Uno de los mayores desafíos que enfrenté fueron las frustraciones de mis primeros años. Soy muy exigente y perfeccionista conmigo misma, lo que hacía que mis primeras uñas no me parecieran lo suficientemente buenas. Recuerdo regresar a casa llorando porque no quedaban como en las fotos que me mostraban las clientas. Aunque no eran tan malas, yo sabía que podía hacerlas mejor. Mi madre me consolaba y me decía: "Valentina, permitite fallar. La próxima vez lo harás mejor, no te desanimes". Muchas veces pensé en rendirme, pero la voz de mi madre resonaba en mi mente, recordando todo lo que ella invirtió en mí, no solo materialmente, sino también en valores y educación. Me secaba las lágrimas y seguía adelante. Hoy, aquí estoy, escribiendo para la revista más prestigiosa del país, algo que nunca imaginé. Si tuviera que darle un consejo a alguien que empieza en este mundo, le diría que no se rinda. Aunque parezca difícil, con práctica todo es posible. Persevera y triunfarás.
Tu trabajo destaca por su creatividad y detalle. ¿Cómo te inspiras para crear tus diseños de uñas? ¿Hay algún estilo o tendencia que te apasione en particular?
No podría elegir un solo estilo, ya que me gusta todo. Aunque no soy experta en todas las técnicas, disfruto de cada una. Me apasionan las caricaturas, especialmente recrear personajes de mi infancia en las uñas. También disfruto de diseños más elaborados con nail art, como encapsulados, baby boomer, técnica navaja, french reverso y técnicas en 3D. Cada diseño tiene su encanto, y la creatividad es algo que siempre busco incorporar en mi trabajo.
En un mundo donde la belleza y el cuidado personal están en constante evolución, ¿cómo te mantienes al día con las nuevas técnicas y productos en el arte de las uñas?
Cada mes tomo una nueva capacitación. El mundo de las uñas cambia constantemente, y es fundamental seguir aprendiendo. Además de mejorar la calidad del servicio, es importante conocer las técnicas para garantizar la salud de las clientas. Utilizamos materiales desechables, esterilizamos nuestras herramientas y tenemos un kit para cada cliente, lo que ayuda a evitar la propagación de virus, bacterias y hongos. Es vital conocer los cuidados necesarios para realizar una manicura saludable. Como siempre digo, no se trata solo de hacer uñas bonitas, sino de cuidar el bienestar de cada persona. La capacitación constante es la clave.
Mirando hacia el futuro, ¿cuáles son tus planes o sueños para tu carrera en el mundo de la manicuría?
Mis planes son grandes. Estoy a punto de graduarme como Técnico Educador Profesional, un sueño que estoy por cumplir. Desde pequeña, soñé con abrir mi propia academia de uñas para compartir mis conocimientos. Recientemente lancé mi academia online, donde ofrezco talleres de nail art a través de videos y también cursos presenciales. Además, quiero expandir mi negocio y diversificar los servicios que ofrecemos, para atraer a un público más amplio. Estoy buscando personas que deseen crecer en esta profesión, como yo lo hice. Mi objetivo es ser un referente en el mundo de las uñas y dejar una huella positiva en quienes me sigan. ¡Sé que todo es posible! Escribiendo esta nota, siento que estoy cumpliendo un sueño más, pero aún hay muchas metas por alcanzar.
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