Mi nombre es Jesica y junto a mi amiga, Lorena, ambas profesoras de yoga, compartimos la misma pasión por esta disciplina y el deseo de integrar la práctica en nuestras familias nos llevó a crear nuestro espacio de “Yoga Kids”. Ambas somos mamás de niños de edades similares y queríamos crear algo en lo que pudiéramos participar juntas, incluyendo a nuestros hijos. Así nació nuestro proyecto de yoga para niños, una iniciativa que nos permite guiarlos en el camino del autoconocimiento y el bienestar.
Hoy en día, los niños crecen en un mundo de inmediatez, rodeados de tecnología y expuestos a un ritmo acelerado que a menudo les impide disfrutar del momento presente. Esta rapidez puede llevar a la desconexión y a la ansiedad, ya que buscan recibir todo de manera instantánea y cuando no lo logran aparece la angustia, el enojo o la tristeza. En este contexto, el yoga aparece como una herramienta poderosa para ayudarles a reconectarse y a transformar de manera positiva dichas emociones.
La gestión emocional es fundamental en el desarrollo de los niños, y el yoga ofrece herramientas valiosas para ello. A través de la práctica, los niños aprenden a identificar y reconocer las emociones que atraviesan en cada momento. Comprender que las emociones no son ni buenas ni malas, sino señales que pueden ser útiles o no según la situación, les permite adoptar una perspectiva más saludable. Al adquirir estas herramientas, los pequeños pueden darse cuenta cuando una emoción no está siendo ecológica y funcional, y aprender a transformar aquellas que no sirven para que no perduren en el tiempo ni se conviertan en un estado de ánimo. Es importante recordar que la duración de las emociones es corta; al aprender a gestionarlas, los niños pueden disfrutar de una mayor estabilidad emocional y bienestar en su vida diaria.
Para hacer que el yoga sea atractivo para ellos, nos acercamos a través del juego. Cada clase se convierte en una experiencia lúdica, donde los niños aprenden a moverse y a respirar de forma consciente mientras se divierten. Al acercarse al yoga de esta manera, logran entregarse de manera natural, disfrutando cada momento.
Después del juego, dedicamos un tiempo al arte. Los niños dibujan, colorean y crean mandalas, lo cual fortalece su capacidad de concentrarse y disfrutar del proceso creativo sin la presión de obtener un resultado inmediato, “disfrutar del proceso”. Esta actividad fomenta la concentración o “dharana” en términos de yoga, y les permite expresarse libremente mientras desarrollan habilidades de atención y enfoque.
Finalmente, cada clase culmina con un espacio para la relajación, donde los niños pueden regresar a la calma. Este momento de quietud les brinda una experiencia profunda de bienestar y tranquilidad. Cuando se entregan completamente, confían y entienden que se encuentran en un lugar seguro, ellos logran disfrutar enormemente de ese momento presente de calma, de quietud de su cuerpo físico para llevar dicha quietud a su mente.
Nuestro objetivo es dotar a los niños de herramientas valiosas para la vida, enseñándoles a respirar, enfocarse y gestionar sus emociones. Más allá del mat, confiamos en que el yoga les ofrece un recurso que les acompañará siempre. Como solemos decir: “El yoga es un regalo que damos a nuestros hijos, un regalo para toda la vida”.
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