Esther Goris siempre será recordada por su inolvidable interpretación de Eva Perón en la película homónima de Juan Carlos Desanzo. Estrenada en 1996, marcó un antes y un después en su carrera y en la historia del cine nacional. A casi tres décadas de su publicación, la actriz se animó a hablar del costado oculto detrás de ese rol que la consagró como artista. Lo hizo en una entrevista íntima con Héctor Maugeri en el programa +Caras (Caras TV), donde se mostró tan cruda como honesta.
“No estaba preparada para esto”, confesó al ver un reel con escenas de Evita durante el programa. Con emoción, recordó que en su momento no había quedado conforme con el resultado de su trabajo: “Pensar que cuando se estrenó Evita me escapé antes del final de la película porque no me había gustado lo que había hecho. Desanzo no me había dejado que me viera. Me vi el día de la avant-première y me escapé”.

Y explicó: “Cuando me vi, me dije: ‘No, me equivoqué’. Me fui antes de que terminara porque no quería obligar a la gente a saludarme por un trabajo que no estaba bien hecho”. Sin embargo, con el paso del tiempo, y gracias a la repercusión popular, pudo reconciliarse con su creación. “Ahora sí me gusta. Creo que fue la gente la que me convenció de que no estaba mal”, dijo con humildad.
Esther Goris detrás de su papel como Eva Perón
Pero detrás de la perfección interpretativa hubo sacrificios extremos. Goris reveló que para encarnar a la figura de Evita, sometió su cuerpo a una rigurosa dieta. “Dejé de comer. Solo comía manzanas y filmaba. Llegué a pesar 43 kilos. Ahora peso diez más. Estaba extremadamente flaca”, confesó, describiendo el nivel de compromiso –y sufrimiento– que implicó el rol.
El rodaje tampoco fue sencillo desde el punto de vista técnico. “No había presupuesto para celuloide. La toma que se filmaba, esa quedaba. No se podía repetir. Ahí hay que agradecerle a Desanzo, un gran director”, detalló sobre la precariedad con la que se produjo una película que, sin embargo, se convirtió en una obra de culto.
Esther Goris después de Eva Perón
Tras el éxito, las propuestas desbordaron. Goris recibió ofertas de diversos espacios políticos para asumir cargos como legisladora, diputada o senadora. Sin embargo, eligió mantenerse al margen. “No lo hice porque considero que no soy apta. No tengo las aptitudes necesarias”, aseguró.

Y cuando Maugeri le preguntó cómo fue su vida después de Evita, su respuesta fue reveladora: “Me parecía todo muy natural, y no había nada de natural. Me llamaban de todas partes, pero yo quería escribir una historia sobre Ágata Galiffi, la flor de la mafia. En mi mayor momento de éxito como actriz, escribí una novela literaria”.
Esther Goris, lejos de conformarse con el reconocimiento, eligió siempre el camino de la profundidad artística. Su Evita no fue solo una interpretación; fue, según sus palabras, una experiencia transformadora y muy sacrificada. Una entrega absoluta que todavía hoy conmueve.

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