Redactor especial. Productor periodístico de CARAS TV
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Tuvo varios días de lágrimas: algunas de dolor e indignación, y otras completamente sanadoras. Cuando se refiere a sus hijos, no puede evitar dedicarle esas que salen de sus ojos solo para iluminar su alma. Florencia Peña (46) posa con Tomás (19) y Juan (12) —hijos mayores de la actriz y el músico Mariano Otero (45)— ; y Felipe (3) —que comparte con su actual marido, el abogado salteño Ramiro Ponce de León (46)—.
Florencia le da una entrevista a CARAS “a corazón abierto”, en un momento de su carrera y de su vida que parece estar literalmente en el ojo de un huracán. Por un lado, celebra su presente profesional como conductora del magazine “Flor de Equipo” (Telefe).
“Siempre fui una mina de ir al frente, que digo lo que pienso y no soy tibia. Cuando apareció la oportunidad de conducir mi propio programa, distinto a otros que eran más de entretenimiento y no se tocaban temas serios, formamos un equipo en el que soy ‘la punta de lanza’. Tiene que ver con toda esta construcción de años que la gente compró de mí, y que ahora se trasladó también al programa”, dice.
Por otra parte, se acaba de estrenar la película “La Panelista”, donde Florencia Peña interpreta a una panelista de un reconocido programa de chimentos, quien descubre una noticia que puede cambiar su vida y la historia de la televisión.
“Habla de cómo por un primicia se puede llegar a matar. Es una comedia negra hecha por comediantes y se parece mucho a alguna película de Alex de la Iglesia. Aborda el tema desde un lugar de sarcasmo e ironía, pero que termina mostrando cómo se destruyen vidas a partir de la instalación de una tele caníbal que es la que impera en los últimos tiempos. La misma de la que, de alguna manera, hoy también soy parte, porque soy conductora en un canal líder, a la mañana, que es un horario muy competitivo, donde el minuto a minuto cuenta", cuenta Florencia Peña, que aclara que no se inspiraron en ningún personaje real de la TV.
" No nos inspiramos en nadie en particular, solo intentamos mostrar el espíritu de la tele actual. Es una especie de metáfora de lo que hoy significa el panelismo, que no deja de ser gente sentada opinando de otra gente. El límite y la ética es personal, es hasta donde uno se quiera meter con la vida del otro y cuánto daño quiere hacer”, agrega.
Pero parte de las lágrimas que derramó Peña en la última semana no fue por la celebración de su presente profesional, ni por el amor por sus hijos. Fueron lágrimas de dolor que provinieron de una mujer con temple, que muy pocas veces se exhibe quebrada. El nombre de la actriz figuraba en la lista difundida de personas que ingresaron en la Quinta Presidencial de Olivos durante 2020, en momentos de confinamiento estricto para prevenir el avance de la pademia, y por eso recibió infinitas críticas y agresiones en las redes sociales.
—Florencia, ¿Nos recuerda qué pasó en mayo de 2020?
—Soy de involucrarme en cuestiones sociales y de género, siempre fui muy criticada por ese motivo, pero lo voy a seguir haciendo. En ese momento estábamos todos muy preocupados porque veíamos que nuestra actividad estaba muerta. Como será que también asistieron a Olivos por el mismo tema productores muy importantes como Adrián Suar y Carlos Rottemberg. También fue Luis Brandoni. Y nadie pudo lograr nada en ese momento (A raíz de ese episodio, Peña fue denunciada penalmente porque podría haber mantenido el encuentro con el presidente de la Nación por teléfono o videoconferencia mientras transcurría la cuarentena por el coronavirus).
—¿Cómo tomó lo de la denuncia?
—¡Me la hicieron solo a mí! Porque supuestamente no tenía permiso, pero yo en realidad tenía, ¡y dos permisos! Uno era porque acababa de morir mi papá y yo tampoco lo pude despedir. Y además porque en ese momento estaba trabajando en La Flia, armando un programa que estaba por salir al aire y finalmente no salió porque renuncié y me fui. Así que yo tenía dos permisos y no estaba infligiendo la ley.
—También recibió bastantes críticas en las redes...
—Durante una semana el Hashtag #LaPeteraDelPresidente, fue Trending Topic en Twitter. Yo soy recontramil fuerte, me caí dos días, me agarró un ataque de pánico, y acá estoy de vuelta. Volví a mi programa y te la re banco. Lo que pasó es que esto puso de manifiesto que desde las instituciones, desde el Congreso, no se cumplió con lo que se firma cuando alguien ocupa una banca. Cada legislador se compromete con una perspectiva de género. Hay una Ley llamada Ley Micaela (Promulgada en 2018, establece la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación. Fue resultado de la movilización social tras el femicidio de la adolescente Micaela García en 2017). Lo que tendría que haber hecho el arco político es no desviar el debate. Deberían haber repudiado que a una mujer se la trate de atorranta y gato porque haya tenido una reunión con el Presidente.
—Es desde ese lugar que se siente víctima de la misoginia y el machismo...
—Porque no trataron de petero a Brandoni, ni a Suar, ni a Rottemberg, a la que trataron de petera es a mí, con lo cual ya es una cuestión misógina y de género. Y a la que le hicieron la denuncia penal fue a mí, no se la hicieron a esos varones, por lo cual sigue siendo una cuestión de género. Y además los legisladores deberían haber dado el debate que había que dar: ¿Era necesario hacer esas reuniones de forma presencial o se podría haber hecho por Zoom? Yo en ese momento, al ser citada por el Presidente, fui. Te juro que sigo sin entender qué estamos discutiendo. Lo que sí entiendo perfectamente es que yo soy una mujer inconveniente, la que muchos hombres no quieren tener cerca, ni que esté en el poder. Porque con esta ola de famosos y famosas que ingresaron a la política, creo que muchos deben temer que yo me empiece a involucrar también en la política. Odiarían que pase eso porque tengo una llegada a la gente que muchos de los políticos no poseen.
Otro capítulo que tuvo este escándalo fue la decisión de Florencia Peña, junto con su abogado, Fernando Burlando, de denunciar por violencia de género mediática, institucional y simbólica a los diputados Fernando Adolfo Iglesias y Walter Ezequiel Wolff (Waldo) “en calidad de coautores, en orden al delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público por haber cometido graves hechos de violencia psicológica, simbólica, mediática e institucional contra la mujer”, según indica la demanda penal. “Iglesias fue a TN y él me pone en la escena. No lo inventé yo, me nombra a mí diciendo que estuve de 21:00 a 1 de la mañana. Y yo fui a Olivos a las 11:30 del mediodía, y salí como a las 14:00 porque lo tuve que esperar al Presidente como una hora y pico”, aclara Peña.
—Muchos la criticaron por querer cambiar el eje de la discusión hacia la misoginia y el machismo, en vez de enfocarse en que esas reuniones se produjeron en un contexto pandémico, en donde mucha gente ni siquiera pudo despedir a sus seres queridos fallecidos por los estrictos protocolos…
—El Presidente nunca dejó de trabajar, nunca dejó de recibir a los representantes de los gremios. Yo fui a esa reunión y volví a mi casa. Salía además porque mi mamá acababa de quedar viuda. Ella es diabética, tiene muchos problemas de salud y yo estoy a cargo de ella. En ese momento no había toque de queda. Se podían hacer reuniones hasta de diez personas. Es todo mentira lo que dicen, no es verdad, no es real… Termina siendo una operación partidaria: si realmente la gente hubiera sentido que yo soy la culpable de las muertes y de que nadie pudo salir a despedir a sus familiares, hubiese tenido un país en mi contra. A mí me salió a defender mucha gente…
—¿Valió la pena la reunión con Alberto Fernández? ¿Consiguió alguna mejora para la situación de los actores?
—Yo, al igual que lo que dijo Suar, fui a buscar un protocolo para volver a trabajar. Dejemos de pensar que los actores son todos millonarios, esa es una afirmación errónea. Yo fui a una reunión de trabajo y lo que fui a plantear ni siquiera era por mí, porque yo en ese momento estaba trabajando. La Asociación Argentina de Actores era un gremio que no quería protocolos para trabajar, y con los actores hablamos por teléfono entre nosotros y estábamos de acuerdo en que queríamos retomar la actividad laboral. El Presidente en esa reunión me dijo: “Pónganse de acuerdo entre ustedes”. Y nunca nos pusimos de acuerdo con la Asociación. Eso es todo.
—¿Coincide en que un reclamo justo debe cuidar ciertas formas, que es lo que se cuestiona?
—Yo fui una sola vez, hasta tuve que pedirles a algunos medios, al principio, que ponían que yo hice visitas, con s. Yo fui a una sola reunión. ¿Sabés lo que era entrar a la Quinta de Olivos en ese momento, lo que era el protocolo? Exigían PCR negativo, te tomaban la fiebre, barbijo en la reunión… El Presidente a tres metros mío y yo sentada del otro lado. Yo nunca fui anticuarentena. Entiendo que si no hubiéramos tenido la cuarentena que tuvimos, la cantidad de muertos sería el triple. Costó mucho, nos agarró en un país con mucha miseria, pero yo no soy la culpable de eso. De repente un partido político me quiso hacer a mí culpable de todos los males. Y les terminó saliendo el tiro por la culata…
—¿Usted se cruzó con las otras personas que asistieron a la Quinta de Olivos por otros motivos? ¿Conocía por ejemplo a Sofía Pacchi, la asesora de Fabiola Yañez, una ex modelo también muy castigada mediáticamente?
—Aclaro que al Presidente Fernández lo había visto solo una vez en mi vida. Y con esa gente, además de no conocerla, pienso que tampoco está bien lo que le hicieron. De última no traten a Sofía Pacchi de prostituta: si quieren investiguen porqué fue, si está bien o mal. Pero porqué además denostarla como mujer. Al peluquero que entró no le hicieron eso… De él no dijeron que fue a hacerle un pete al Presidente, pero de nosotras sí.
—¿Volvería a hacer exactamente lo que hizo, de la misma manera?
—No me arrepiento de nada porque no hice nada malo. En todo caso sí podríamos repensar si se pudiera haber tenido la reunión por Zoom. Pero eso es algo que decimos con el diario del lunes. No es que fui y contagié a alguien, o que fui a una fiesta. En ese momento el Presidente tenía reuniones con todo el mundo. Entonces agarrá a todo el mundo y ponelo en el banquillo de los acusados. El punto es: ¿Porqué contra mí? ¿Y las cientos de personas que pasaban por ahí para pedir lo mismo que yo? Ah no, ¿Ellos estuvieron bien y la que estuve mal fui yo por ser mujer... y por ser peronista? ¡Dale…!
Y acá viene el capítulo sanador de esta historia escandalosa. El de las lágrimas de amor y orgullo que Florencia Peña derrama cada vez que se conecta con sus hijos, esas mismas que acompañaron el final de la producción de fotos que protagonizó junto a ellos para CARAS. Ella misma aclara la importancia que tuvo su familia para poder mantenerse de pie frente a los ataques. Incluyéndolo, por supuesto, también a su marido. “Ramiro fue mi contención amorosa total, porque sabe cómo soy y sabe perfectamente porqué fui a Olivos. Hace nueve años que estamos juntos y hemos pasado por muchas. El me abrazó. Me contuvo, me dio amor”, comenta.
—Tratándose de hijos varones, ¿Cómo internalizan el tema de la misoginia y el machismo?
—Como los pibes criados por cabezas como la mía: no lo pueden entender. “Toto” (Tomás) me decía el otro día: “Mamá, a mí me daría vergüenza como hombre escribir algo así de una mujer. No se me pasa por la cabeza”. Vos imaginate, él fue novio de Juanita (Tinelli), que es una mujer libre, ¿Y pensás que mi hijo en algún momento me dijo que no se bancaba que ella se mostrara de una manera o de otra en las redes? Todo lo contrario, ¿entendés? Fue su primer amor, un amor muy importante para él, lo marcó mucho. Los pibes de hoy tienen esta cabeza de entender que somos personas, que tenemos que ser respetuosos. Y qué importante para mí como mamá de tres varones saber que ellos puedan verlo de esta manera.
—Siempre fue consciente de que no quería criar chicos que de grandes sean “machirulos”: ¿Tuvo especial cuidado en recalcarles ciertas cosas, o naturalmente en el ambiente que crecieron no desarrollaron esa mentalidad?
—Naturalmente se da así. En mi casa nadie viene a decirme: “Che, mamá, ¿por qué hiciste o dijiste eso?”. En mi casa es: “Mi vieja es así, es una genia.” Pero no porque yo no tenga un montón de “no cualidades”, sino que creen que soy una genia porque hago la mía y no le jodo la vida a nadie. Es algo que yo recibo en mi casa. Tengo un hombre al lado que piensa de la misma forma. ¿Vos creés que Ramiro me va a decir: “Che, no muestres el culo y no te saques una foto con escote?”. Yo no podría estar con él ni él conmigo. Ramiro se caga de la risa, tenemos una vida muy divertida juntos. Nos queremos, nos amamos.
—Según las diferentes edades y personalidades, ¿Cómo reaccionaron Tomás, Juan y Felipe?
—Felipe se enfermó, al final era una faringitis. ¿Vos sabés que somatizó? Se ve que la casa estaba muy alterada, ahora está bien. Le agarró mucha fiebre y nos preocupamos… Juan es más parecido a mí en el sentido de que trata de ser siempre fuerte, de mostrar una faceta más lúdica, y le pidió a su hermano Tomás que escriba algo en nombre de los dos. Y el mensaje por WhatsApp decía: “Ma, te escribo para que sepas que te amo con todo mi corazón. La gente es muy mala y envidiosa, y sé que en el fondo siempre afecta lo que dicen, pero sabé que sos una persona y una madre hermosa. Vamos a estar siempre para lo que necesites y sabemos lo fuerte y grande que sos. Siento un orgullo inmenso por la persona que sos y por todo lo que lograste, sabés que contás conmigo siempre. Te amo más que a nadie”, decía en una parte. El mismo “Toto”, cuando me sintió llorar, entró a mi cuarto, me abrazó y me dijo: “Mamá, no dejes que estos hijos de puta te puedan. Vieja, vos sos hermosa”.
—¿Sus hijos la ayudan a sanarse, la rescatan cuando se siente vulnerable?
—Mis hijos son mi mejor obra, lo que mejor hice en la vida. Cuando estoy mal, cuando estoy triste y me caigo, te juro que los miro a ellos y encuentro fuerza. Obviamente, Felipe es chico, pero ya expresa libertad y está loco como un plumero. Pero mis dos hijos varones más grandes, te juro que por lo que hicieron por mí en estos días, me puedo morir tranquila. Allí está la semilla del amor hacia el otro y la empatía, y del respeto hacia la mujer (Florencia se quiebra y se pone a llorar). Esa es mi mejor obra, esa es mi fuerza. Mi fuerza son mis hijos varones, ¡porque hay que tener esta mamá, eh! Una vez, una terapeuta de Biodecodificación me dijo: “Tus hijos están a la altura de ser tus hijos. Te bancan a muerte, y ahora vos tenés que estar a la altura de ser su mamá”. Y ahí entendí algo, que yo también tengo que tener esa cabeza como mamá…
—¿De qué manera?
—Permitiendo que ellos puedan ser quienes quieran ser. Sea lo que sea que elijan, desde su condición sexual, sus elecciones profesionales, sus parejas... En mi casa se golpea la puerta para entrar a los cuartos. Se respetan las individualidades, y no soy la misma mamá para mis tres hijos. Ellos entre sí no se parecen en nada. Soy la mamá que cada uno de ellos necesita. Tenemos charlas hermosas. Ellos son mi fuerza.