El bichito de la actuación le pico de la mano de su abuela, una histórica controladora de los cines de la calle Lavalle. Así, con entrada libre y gratuita para ver los estrenos más variados, Matias Desiderio (40) se enamoró del séptimo arte. El estreno de “Gatica” con el inolvidable papel de Edgardo Nieva, hizo emocionar a su madre hasta las lágrimas. Fue un antes y un después. Paradoja del destino, años más tarde compartiría elenco con el propio Nieva en la película “Palermo Hollywood”, que se reestrenó en pandemia y se convirtió en la cuarta película argentina más vista en Netflix. A los 18, estudió teatro y su primer trabajo fue Teatro por la Identidad, a beneficio de las Abuelas de Plaza de Mayo, en el teatro La Máscara, con la obra “Vengo por el Aviso”.
Hasta vivir de la profesión de actor, repartió pizza, vendió trajes, fue cajero de una marca de ropa en un shopping, trabajo en una armería, vendió banderas de argentina en época de mundiales, fue mesero y bartender. “El papel que me afianzó en la profesión fue ‘Lalola’ de Underground por América TV con Carla Peterson y Luciano Castro. Fue mi primer contrato y fui nominado como Actor Revelación por los premios Clarín y Martin Fierro”, repasa Desiderio.
Hasta que emprendió ese trajín errante de probar suerte en el exterior, manteniendo un vínculo a la distancia con su hijo, Juan Bautista, hoy de 16 años. “Me instalé en Hollywood. Hice CSI Miami y New York, participé de otras tres series, dirigí una película que se llama “Car 24”, que va a salir en 2021 y donde también actúo. Participé de películas como ‘Checkpoint Freedom’, “Ivanka”, grandes comerciales con Eva Longoria o Sofia Vergara, y hoy estoy esperando rodar una serie y una película en 2021”, cuenta Matias, quien acaba de presentar el filme “Car 24”, que viene a cerrar un círculo de superación. Recientemente estrenó “Trópico”, filme que protagoniza Juana Viale, con quien compartió el primer trabajo actoral para ambos en “Costumbres Argentina”, donde hicieron de novios. A ese estreno, se sumó el de “Encontrados”, dirigida por Diego Musiak y donde actúa junto a Rochi Igarzabal y Nacho Gadano.
—¿Cómo fue llegar al festival Sundance dirigido por Robert Redford por la película “Palermo Hollywood”?
—Nos fue muy bien. Afuera de la proyección, una señora me propuso representarme en Los Angeles. Me pareció una idea muy tentadora, California, la música, el cine y las artes que tiene ese lugar. Es la meca del cine. Vine para Argentina y volví para Los Ángeles sin mucho dinero, vendí un auto y me fui. Los primeros meses fueron difíciles porque no hablaba bien inglés. Busqué trabajos alternativos, no tenía documentación entonces eran trabajos precarios. Vivía en un hotel de mala muerte de Los Angeles y en un momento me quedé sin plata y me fui a Venice Beach, viviendo cinco días en la calle. Es un lugar bohemio y conocí a muchos músicos. Es un lugar que amé, aprendí a tocar el bongo. Dormí cinco días en la calle. Dos días en una carpa y después en la playa. Me hice amigo de hombres y artistas callejeros, personas con muchos sueños que por alguna razón se quedaron sin dinero. Fue muy particular para mi y algo muy nutritivo. Le pedí al mar que es mi 'dios' y volví a Venice después de mucho tiempo, de mucho trabajo y de haber salido adelante, de haber hecho cine y televisión en Argentina, y volví ahora para estrenar la película que dirigí y escribí y en la que actuó en Los Angeles. Fue increíble, e incluso esa etapa de mi vida forma parte de la película. Es un lugar que me vio en dos situaciones muy particulares y distintas, y le estoy agradecido porque mucho pedí y mucho ha sucedido. Este lugar me permitió abrazarme a Al Pacino así que no tengo más palabras que agradecimiento. En Los Angeles vive el mundo, uno no para de aprender y de sentir que todo es posible al otro día. Es una ciudad mágica en ese sentido como puede ser muy terrible, por eso la amo, por esa dualidad que tiene la vida misma. De todas formas, mi corazón está en Buenos Aires y ese es mi lugar en el mundo.
—¿Como llevaron a cabo la película?
—Tenemos productores que nos permitieron financiarla. La filmamos en el downtown de Los Angeles y le dimos trabajo a mucha gente. Estamos muy contentos. No quiero espoilearla pero fue una gran experiencia y estoy orgulloso y feliz de mostrarla en Los Angeles y en las plataformas que las ve el mundo. Es una gran oportunidad para mí como actor y director. Es la historia de dos sicarios de mundos diferentes que quedan encerrados en un auto por una falsa llamada y son sometidos a versela el uno con el otro con la paranoia y la ansiedad que puede presentar estar por cometer un hecho de este calibre. Es una comedia negra de la cual estamos felices y ansiosos de que la gente la vea. Estoy agradecido de encontrarme en este lugar después de tanto tiempo. La experiencia de haber estado cinco días viviendo en la calle para mí fue enriquecedora. Espiritualmente fue un espejo hacia mi mismo estar en ese lugar y en esa posición, me encontré conmigo mismo y me ayudó a darme cuenta quien quiero ser y a valorar las cosas simples, abrir mi corazón y permitirme caerme. Eso me fortaleció. Los guerreros que se caen y se vuelven a levantar son mucho más fuertes que aquellos que nunca cayeron. Eso de caerse es una posibilidad de ser más fuerte e inspirarse a uno mismo y a los demás.