Días atrás, Felipe Pettinato había posteado en su cuenta de twitter: “Antes de decirme ‘tu viejo es un genio’ sepan que en el peor momento de mi vida me abandonó, y todo mi tratamiento lo pagó @tapettinato”. El joven, quien es imitador de Michael Jackson, hacía alusión a los trastornos alimentarios y a su extrema delgadez, por lo que siguió un tratamiento en la Clínica Cormillot.
El doctor Alberto Cormillot reveló a Caras Salud que “aproximadamente el 10% de los trastornos alimentarios ocurren en hombres” y según la psiquiatra Mabel Bello, fundadora de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA), estos problemas aumentaron en los varones “cuando empezaron a preocuparse más por su estética y aparecen las fobias a no gustar”.
Entre los más frecuentes está la bulimia, que se caracteriza por atracones y después recurrir a métodos para evitar el aumento de peso, como provocarse el vómito, ejercicio físico excesivo o períodos de ayuno.
El otro es la anorexia nerviosa, y quienes lo sufren presentan una imagen corporal distorsionada y el miedo obsesivo por subir de peso. Aunque los pacientes suelen tener pesajes por debajo de lo normal, evitan la ingesta o eligen porciones pequeñas, esconden alimentos, mastican muchas veces antes de tragar y se aíslan socialmente.
“La bulimia y la anorexia son los más graves y son característicos de la adolescencia, en los que se pone en juego el miedo a crecer. Además, son los que más mortalidad acarrean”, indicó Bello. Pero aclaró que existen otros trastornos que son más frecuentes en la edad adulta y que están vinculados a una personalidad obsesiva.
Uno de ellos es la ortorexia, que refiere a cuando la persona, “hace del preciosismo alimentario un ritual”. En este caso, los pacientes realizan una dieta en la que consumen sólo determinados productos y de marcas específicas. El trastorno se caracteriza por una “obsesión” hacia los alimentos saludables y quienes lo sufren evitan las grasas, los vegetales cultivados con pesticidas, las carnes y los comestibles artificiales.
Por otro lado, está la vigorexia, que se define por la obsesión por perseguir un cuerpo musculoso. De acuerdo con Bello “este trastorno suele aparecer en la edad adulta, aunque también puede presentarse en adolescentes varones”.
También está la alcohorexia, que consiste en reemplazar las calorías que aporta una comida por el alcohol. En este trastorno, “se toma para no sentir hambre, y este consumo puede traer tanto complicaciones hepáticas como dificultades en la convivencia”, señaló Bello.
Por último, la tanorexia (la obsesión por tener la piel muy bronceada) suele estar acompañada de desórdenes alimentarios. “Se ven pacientes muy bronceadas y muy flacas, fumadoras, que pueden reemplazar la comida con mate, por ejemplo”, indicó Bello.
¿Pero, en qué consta el tratamiento de los trastornos alimentarios? Según indicó Cormillot, consta en “una combinación de psicología, nutrición, trabajo corporal, entrenamiento en habilidades para la vida y trabajo familiar”, por lo que puede concluirse que el abordaje es multidisciplinario.
Por su parte, Bello indicó que además de los expertos mencionados, también actúan otros profesionales de manera lateral. “Interviene el ginecólogo en el caso de las mujeres, ya que a causa de la anorexia las chicas pueden perder su menstruación y el dentista porque el paciente con bulimia, de tanto provocarse el vómito, puede perder piezas dentales”.
A su vez, destacó el rol del psiquiatra, porque las afecciones de base que hacen vulnerable a la persona a sufrir trastornos alimentarios tienen esta raíz; el psicólogo, que será el encargado de contener y profesores de baile o teatro, que tienen un papel clave para desinhibir a los pacientes, en especial durante la adolescencia.