Miranda de la Serna: la heredera de Rodrigo y Erica Rivas

De chica, mientras crecía entre camarines y sets de grabación, Miranda de la Serna (17) sabía que ese mundo de fantasía sería suyo. A los nueve años, cuando tuvo su primera participación en la película “Antes del estreno”, se dijo así misma: “¡Quiero hacer esto toda la vida!”. Ya se lo había comentado a sus padres, Érica Rivas (43) y Rodrigo de la Serna (42) —quien se luce en el unitario de El Trece, “El Lobista”—, el día que les pidió que la llevaran a estudiar teatro. Pero recién a partir de ese primer filme su juego favorito empezó a tomar la fuerza y constancia de una vocación. Sin perder la esencia lúdica de toda niña, intensificó sus clases de actuación y a los 15 años llegó su debut teatral con “La Burbuja”. “Siempre me gustó la ficción. De pequeña, pasaba tardes enteras viendo películas e imitando a los personajes. Me fascina el cine de terror de David Lynch y las series policiales. Admiro a Jessica Lange, Winona Ryder y Johnny Depp, pero amo con todo mi corazón a Meryl Streep, te conmueve en un drama y te hace tentar de la risa con su faceta de comediante. A mí también me gusta hacer reír. Por eso, me sentí muy cómoda en mi pri- mera obra que era una comedia. Soy extrovertida, me defino como ‘una loca linda’. Estoy sana pero si no me arriesgo con cosas diferentes, me aburro”, dice entre risas y sus rasgados ojos verdes reflejan más que nunca la mirada de su papá.

Tiene motivos para entretenerse. Estrenó “Amor urgente” en el Ba- fici, con sus padres como espectadores de lujo, y actuó por segunda vez junto a Rivas en la película “Bruja”.”Grabar con mamá fue una experiencia re linda. Ya había trabajado con ella en mi primer largometraje y tratamos de separar la relación que tenemos como familia de la de colegas. Fue un orgullo también com- partir el rodaje con actores como Leticia Brédice y Pablo Rago”, asegura y desafía la edad de su DNI. “’Bruja’ narra la historia de un secuestro y concientiza sobre la violencia que recibe la mujer. Me gusta aprovechar la exposición para alertar sobre la trata de personas, que es la esclavitud del siglo XXI y el tercer negocio más redituable a nivel mun- dial. Siento la obligación de compro- meterme y decirles a las chicas que se cuiden más, que eviten esa inocencia que es la principal víctima de abusos en las ofertas de trabajo. El Estado debe ser el inquisidor de los proxenetas y eso no está pasando, debe abordar esta problemática desde el fondo. El filme nos interpela a todos”, agrega.

Luego de retratarla durante toda su primera producción de fotos, Érica observa a su hija desde otra mesa del bar. Mientras la mira con actitud protectora pero sin querer intervenir en sus respuestas, la jo- ven contesta con la soltura de una actriz experimentada.”No miro TV, veo series, películas y leo bastan- te: ahora estoy leyendo ‘Nunca más’, ‘Las vidas pasadas’, de Brian Weiss y clásicos como ‘Frankeinsten’. A su vez, hago baile improvisado, estudio francés y empecé canto. Cuando termine la secundaria, mis planes son viajar al exterior para capacitarme como actriz y trabajar en base a lo que surja”, asevera.

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La joven actriz cuenta sus proyectos con la misma tranquilidad y convicción que lleva sus apellidos. “Estoy orgullosa de las carreras de mis papás pero no tengo la presión de ser como ellos, me centro en ser yo. Cada vez que me dicen que me parezco a los dos yo digo inmediata- mente que ‘no’. Seguramente algo heredé de ambos, a la hora de actuar me suelen identifcar con el humor de mi mamá y la sensibilidad de mi papá pero es lo que ven los otros”, manifiesta. “A veces estoy en la calle y me dicen: ‘¡Felicitaciones por tu mamá y papá!’ No sé qué responderles porque yo no los hice”, bromea con una voz que emula al personaje de “María Elena Fuseneco” que interpretaba Rivas en “Casados con hijos”. “Me acostumbré a vivir con eso. Sé lo talentosos que son, aunque desde el lugar de hija me cuesta dimensionar lo que representan en el imaginario popular. Ellos tampoco pueden ser objetivos conmigo. Cuando me vieron actuar por primera vez, ambos me dijeron:’¡Sos la mejor actriz del mundo! ¡Qué hermoso lo hiciste!’”, se explaya.

“Nunca les pedí un consejo con respecto a la actuación, a veces me dan sugerencias naturalmente, como las que me dio mi mamá en el rodaje. Ahora me falta actuar con mi papá, sé que pronto llegará esa oportunidad. Ellos me incentivan a hacer mi propio camino y es lo que más les agradezco”, concluye mientras la otoñal tarde en Maschwitz conserva sus tenues rayos.

"A veces estoy en la calle y me dicen: '¡Felicitaciones por tu mamá y papá!'. No sé qué responderles porque yo no los hice”

Por Naiara Vecchio

Fotos Marcelo Dubini

(Producción Fernanda Vaudagna)

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