Sus ojos celestes reflejan el blanco intenso y puro de la nieve. Cuando sonríe, derrite a su papá, a pesar de la bajísima temperatura. El niño se desliza en unos pequeños esquíes por la pista infantil del Cerro Castor, el centro de esquí más austral del Planeta (a 26 kilómetros de la ciudad de Ushuaia, Tierra del Fuego). Muchos de los turistas que se lo cruzan lo reconocen antes que a su famosísimo padre. “¡Es Mirko!”, dicen del pequeño que con sus tres años hace su debut oficial en este deporte invernal, y posee más de cinco millones de seguidores en su propia cuenta de Instagram. “Mirko fue una vez al centro de esquí de Vail, en Colorado, EE.UU, pero tenía un año y pico. Estaba con su campera súper abrigada para la nieve, pero era muy chiquitito. Recién empezaba a caminar. Ahora estaba ansioso porque quería saber cómo es esquiar”, afirma Alejandro Wiebe (51) más conocido como Marley.
El conductor del reality de canto “La Voz Argentina” (Telefe) voló desde la provincia de Misiones, donde estuvo alojado frente a las Cataratas del Iguazú grabando escenas para el reality sobre su vida familiar, que protagoniza con su hijo y amigos para la plataforma de streaming Paramount+. Ahora aprovecha una semana de relax, tras su intensa actividad, primero conduciendo “Minuto para Ganar” y luego “La Voz Argentina”. “No paré, necesitaba un poco de descanso. Aproveché y me vine a esquiar que es algo que me encanta. Quiero que Mirko aprenda , porque está justo en le edad en que ya puede empezar—comenta Marley, que pasa unos días junto a su hijo, su hermano Ricardo, y el productor Federico Hoffmann—. Después retomo con ‘La Voz Argentina’ y seguimos armando la nueva temporada de ‘Por el Mundo’. Esta vez estaremos viajando por todo EE.UU, alrededor de octubre o noviembre”, adelanta.
A su lado, el encantador Mirko mira fascinado el paradisíaco paisaje, con esa admiración de alguien que ha viajado poco o nada: ¡Algo que no se aplica para el hijo de Marley! “Con Mirko ya hicimos dos vueltas al mundo. La última vez que entramos a un país, le agarraron su pasaporte, daban vueltas las hojas, todas selladas, y el de la entrada no lo podía creer. ‘¿Es tan pequeño y ya viajó tanto?’, se preguntaba. Ya hizo más de 50 países, tiene mucho viaje encima”, comenta el orgulloso papá.
Ahora Mirko arma un muñeco de nieve con su papi, y mira extasiado como está nevando. Sorprende a todos explicando los diferentes procesos del agua hasta que se congela y se hace nieve. En una excursión a “Siberianos de Fuego”, en el centro invernal “Las Cotorras”, Marley y su hijo pasean en un trineo conducido por magníficos perros. Luego el niño jugará con unos cachorros como si los conociera de toda la vida. Y más tarde dejará a todos embobados con su carisma en el Jardín de Nieve, la escuelita infantil de esquí del Cerro Castor, donde el hijo de Marley demostró lo rápido que aprende. “Le agarró la onda enseguida, los profesores estaban asombrados, porque tras dos bajadas que hizo conmigo ya se mantenía parado. Hasta aprendió a hacer cuña para frenar… Decía: ¡‘Me encanta esquiar, quiero seguir papi!’. Toda la tarde estuvo, y hasta ya se quería ir más arriba, para esquiar en otro nivel, más rápido. Pero bueno, eran sus primeras lecciones de esquí. Bastante bien”, afirma Marley.
—Supongo que en cada etapa de su crecimiento, Mirko le propone un ida y vuelta distinto, con salidas y ocurrencias nuevas, cosas que lo emocionan y sorprenden: ¿En qué etapa está ahora y qué siente que le enseña en cada momento?
—Mirko está sobre-estimulado, al haber visitado más de 50 países y escuchado tantos idiomas, imaginate. Ha jugado con chicos de China, Tailandia, Australia… Yo creo que eso le facilita también la forma en que él aprende los idiomas. Por ejemplo, un día supo que había una aplicación de la Universidad de Oxford, se la bajé y son clases de inglés, muy bien diseñadas. Mirko ya va a una escuela alemana donde le enseñan alemán y pronto también le enseñarán inglés. Pero ya está aprendiendo inglés a través de esa APP. El me lo pide, yo no se lo impongo. Me dice: “Quiero la clase de inglés”… Se divierte así. Después me cuenta que tal cosa en inglés se dice de tal manera. Cuando vamos en el auto, vemos un árbol, y empezamos a decir cómo se dice en cada idioma… Y ya después se le incorpora al lenguaje. Le gusta saber más de lo que se le enseña a los chicos de su edad. Por eso tiene un vocabulario súper amplio también en castellano. Me sorprende todos los días. De repente tira una frase y yo me pregunto de dónde la sacó. Es un niño de aprendizaje rápido.
—Si tuviera que hacer un balance de cómo viene siendo como padre: ¿Qué calificación se pone?
—Por lo menos, la maestra el otro día me felicitó por ser buen papá. Me dijo que a Mirko lo veía muy gracioso y divertido, colaborador en la clase, y que sus conversaciones son de muy buen lenguaje. Lo tomo como de alguien que lo ve todos los días y que lo puede analizar mejor. Yo le dije que hay que esperar a que llegue la adolescencia, que es una etapa de rebeldía total, así que si en ese momento igual me sigue queriendo y se sigue llevando bien conmigo, querrá decir que hemos hecho un buen trabajo. Pero bueno, también vamos a ver qué dice él cuando pase la adolescencia, ya sea adulto y pueda mirar a la distancia cómo fue su infancia
—Además de su inteligencia, también se nota que es un niño feliz que recibe mucho amor...
—Siempre está muy bien rodeado y buscamos su felicidad, que la pase bien y se divierta. Cuando hay cámaras presentes, lo primero que le digo es: “Si vos no querés que haya cámaras, se van”. Nunca se lo somete a algo que él no quiera. Para él es un juego, dice que es actor, también dice que va a ser policía y bombero (Risas). Pero si estamos grabando, le divierte hacer como que actúa. Propone aparecer como si estuviera durmiendo, por ejemplo, y actúa que bosteza, que se acuesta… La verdad es que me sorprende que tenga esa cabeza, de entender que actúa algo… El día que para él no represente un juego y no lo quiera hacer más, por supuesto que no se hará más.
—Hace poco se reunió con el senador Julio Cobos (autor de uno de los proyectos de gestación por sustitución) en el Senado de la Nación para sumar su experiencia…
—Me parece importante porque me escribieron un montón de mujeres que sufrieron alguna enfermedad y no pueden llevar adelante un embarazo. La manera para ellas puede ser a través de la subrogación (Alquiler de Vientre o Gestación Subrogada), la cual también vale para dos hombre solos, o que deciden casarse y formar una familia, o para dos mujeres. Hoy hay muchas formas de familia y está bueno que todo el mundo tenga la oportunidad. Que se sepa que no es solo para gente como yo, que tenía un presupuesto más holgado como para hacerlo en EE.UU.
—Por eso, que se promulgue una ley es esencial...
—Sí, pero tiene que estar bien regulada, algo bien hecho como sucede en EE.UU, donde no es que todos lo pueden hacer. Hay que pasar por un montón de evaluaciones psicológicas, tanto de quienes serán los padres, hasta de las subrogantes… No se hace por un tema de dinero, es lo que tiene que quedar claro. Porque a veces muchos dicen que esto va a llevar a que haya mujeres que caigan en una forma de esclavitud, grupos feministas que enseguida esgrimen ese tipo de discurso. Pero hay que saber que en EE.UU no se hace de esa manera. Imaginate que la empresa con lo que yo lo hice, de 15 mil mujeres, solamente 100 pasan a ser subrogantes. Pensá el filtro que hay: no es que una mujer quiere ganar plata, decide hacerlo y la aceptan enseguida…Por eso debe salir una ley que tiene que estar regulada de manera tal de que la gente que lo haga, lo realice para ayudar.
—Así sucedió en el caso de Mirko...
—Claro. La donante de óvulos tenía un motivo personal, por algo que le pasó y deseaba que hubiera un hijo en el mundo. Ella quería ayudar y lo hizo conmigo. Y en el caso de la subrogante, tanto ella como su marido son muy religiosos, y decidieron que deseaban ayudar a alguien a tener su hijo. Cuando me encuentro o sigo hablando con ellos, se emocionan por la familia que ayudaron a armar. Y bueno, todo eso tiene que ver con encontrar gente que lo haga con el corazón y no como un negocio.
—También confesó que le gustaría que Mirko tenga una hermanita. ¿Cómo lo haría: en el mismo lugar, con la misma gente?
—Lo estoy evaluando, pero la tarea es mucha. Estoy viendo cómo me acomodo. Me dan ganas porque me parece que está bueno que él crezca con una hermanita, que puedan convivir y acompañarse también en la vida.
—¿Le gustaría buscar “La Chancleta” o sería indistinto? ¿Se puede elegir el sexo?
—No se puede digitar ni el sexo, ni el color de pelo ni de ojos. Como no entendemos mucho de genética, a veces se cree que elegimos cómo queremos que sea un niño. En el caso de mi hijo, era el único embrión, era varón y acá está Mirko. Pero si el resultado fuera, por ejemplo, cuatro embriones, tres varones y una nena, esta vez me gustaría elegir primero la mujer. Estamos empezando a hablar si todos los que participaron en lo de Mirko pueden y quieren. Ya veremos como lo resolvemos.
—¿Mirko ya le preguntó porqué no tiene mamá? ¿Tiene preparado algún speech?
—No ensayo ningún speech, pero sí hablo con una psicóloga amiga para que me ayude a dar los pasos correctos y no desinformar. Porque es importante que él se sienta tranquilo… Un día una maestra por Zoom dijo: “Díganle a mamá y papá que los ayude”, y Mirko me preguntó por su madre por primera vez. Ahí le conté. “Hay chicos que tienen mamá, otros que tienen papá, y otros que tienen mamá y papá. Vos tenés papá”, le dije. Y ya está, con eso se quedó tranquilo. La idea siempre es decirle la verdad y contestar lo que él pregunte. Por supuesto que no hay que dar más información que la que él solicite, porque se debe considerar la edad que tiene para entender. Hace poco me volvió a preguntar y ya le conté que su papá tenía muchas ganas de tener un hijo tan divino y hermoso como él, le pidió ayuda a una mujer que vive muy pero muy lejos y ella lo ayudó (por la donante). Y cuando quiera saber más, tengo las fotos de toda su familia, que biológicamente es su parte materna: tíos, abuelos, está todo el historial. Va a tener toda la información que quiera recibir.
—Cada viaje los conecta más profundamente, ¿no?
—Cuando viajamos, entre nosotros la conexión es más fuerte, porque sino está todos los días en la escuela. Igual nos conectamos cuando lo llevo al Jardín a las siete de la mañana, y a la vuelta, cuando lo paso a buscar. Tenemos conversaciones, jugamos en casa. Pero en los viajes, al estar en otras situaciones, en otros sitios, es más bonito. Es como una aventura de padre e hijo.
—¿Qué aspectos suyos reconoce en Mirko?
—Siento que ya se ríe y habla como yo. Opina de todo, nunca se queda callado. Cualquier cosa que le preguntes, por más que sea un delirio, aunque sea inventa algo pero nunca se queda en silencio. Es muy sociable.
—¿Y qué parte de Mirko no tiene nada que ver con usted?
—Reconozco que es mucho más sensible que yo. Es muy de abrazar, necesita contacto. Se despierta y te da un abrazo y un beso, y dice: “Te quiero mucho”. Es muy de expresar el afecto y yo no soy tan así. Con él sí, por supuesto. Pero no soy tan cariñoso naturalmente con todo el mundo.
—¿Qué es lo que más le gusta decirle cada vez que están solos?
—Todo el tiempo le digo: “Te amo”. Hasta cuando está dormido. Para que lo incorpore en sus sueños.