Gladys Cabezas: “Juan Ignacio, el hijo de José Luis Cabezas, es igual a él: tiene sus manos y su forma de hablar”

En una entrevista con Héctor Maugeri para +CARAS, Gladys Cabezas evocó con ternura y asombro la figura de su sobrino Juan Ignacio, el hijo menor de José Luis Cabezas. Al ver una imagen reciente, Maugeri no pudo contener su impresión. “Hay uno que es igual”, dijo. “Creo que es este… Juan Ignacio”. Gladys asintió con emoción. “Juan Ignacio”, confirmó con una sonrisa cargada de nostalgia. “Es José Luis”, respondió sin dudar. “La forma, la cara de José Luis, todo. Las manos, la forma de hablar, el movimiento… todo, todo. Él es el más parecido. Te da impresión. Lo mirás y decís: ‘Juan Ignacio, sos igual’”.

Gladys Cabezas: “Los veo todos los años para fin de año”

Durante la charla, Maugeri recordó aquellos rasgos inolvidables. “José Luis tenía unos ojos celestes muy impactantes”. Gladys asintió y completó la imagen. “Tiene algo que te descoloca. Es como si el tiempo se doblara por un instante y volvieras a verlo a él”. Conmovida, la hermana del fotógrafo recordó la edad que tenían los hijos de José Luis cuando ocurrió el crimen. “Él tenía cuatro años cuando a su padre lo asesinaron. María Agustina tenía seis y Candela, seis meses. Y lo pronuncio así, porque tenemos que recordarlo como fue: lo asesinaron. Candela casi ni lo conoció”.

A pesar del paso del tiempo, Gladys mantiene un lazo fuerte con ellos. “Los veo siempre. Ellos vienen todos los años para fin de año”. “El más parecido es este, Juan Ignacio. Juan Ignacio y María Agustina, que son los dos primeros”. En sus palabras se percibe el amor de una tía: “Cuando los miro, siento orgullo. Ellos crecieron con entereza, sin rencor, con la dignidad que les transmitió su padre sin siquiera haberlo podido disfrutar por completo”.

Gladys Cabezas: “Cristina se fue porque había un peso tremendo”

Con ternura, repasó dónde está hoy cada uno. “Agustina y Juan Ignacio están viviendo en España. Agustina ya tiene un hijo. Y Candela también, está allá con su mamá. Se fueron los tres. Primero se fueron Candela y Cristina, y después los chicos crecieron y decidieron irse”. Hacia el final, Maugeri le preguntó si esa decisión tuvo que ver con el peso del apellido. Gladys fue sincera. “Cristina se fue porque había un peso. Tremendo. Había que respirar lejos de tanto dolor”.

La distancia, sin embargo, no rompió los lazos familiares. “Nos seguimos acompañando. Ellos saben que acá siempre van a tener una casa, una historia y un nombre que no se olvida”. Con voz pausada, Gladys concluyó con una reflexión que condensa amor y nostalgia: “Juan Ignacio es José Luis. Y cuando lo veo, siento que de algún modo, él sigue acá”.