Julio Chávez en +Caras (CARAS)
CARAS TV

Julio Chávez se mostró vulnerable y habló de su época más difícil: "Mis rabietas eran extremas"

Julio Chávez habló de su infancia, su carrera y la esencia de ser actor en una emotiva entrevista con Héctor Maugeri en +Caras.

Julio Chávez visitó +Caras, el programa que Héctor Maugeri conduce en las noches de Caras TV y Net TV. En una íntima entrevista, el gran actor argentino se mostró vulnerable y habló de su época más difícil. También se refirió a su carrera actoral y definió lo que significa ser actor.

Chávez es un artista en el sentido más amplio y profundo del término. Se trata de un actor consagrado. Posee una larga trayectoria y, por estos días, está haciendo teatro nuevamente. “Lo Sagrado” se titula la obra que escribió junto a Camila Mansilla, que protagoniza y que él mismo dirige. Se la puede ver en el Teatro Paseo La Plaza, en calle Corrientes.

“Actor, director, maestro, escritor, artista plástico, de una vulnerabilidad y sensibilidad exquisita”, fueron las palabras con las que Maugeri comenzó a describir a su invitado de lujo. Con una sonrisa, Chávez respondió: “Dijiste tantas cosas que casi no entro. Soy un verdadero impostor”.

El actor no oculta sus emociones: afirma que es una persona muy tímida y con seguridad aclara que está bien serlo. “Entiendo que, para nuestro oficio, la timidez es la consciencia de la escena que uno advierte que está por venir. Uno no es tímido de algo que no presiente”, comentó acerca de su naturaleza personal.

Julio Chávez y Héctor Maugeri

Héctor Maugeri, interesado por las motivaciones detrás de su elección profesional, le consultó si fue por vocación que eligió ser actor o si encontró en el escenario una manera de lidiar con sus conflictos internos. Chávez, un hombre reflexivo y filosófico, se vio empujado a relatar una etapa de su juventud para dar una respuesta a la inquietud del conductor. “Yo me quería ir del secundario porque no aguantaba más. Era muy difícil la vida social”, comenzó su historia y continuó: “Busqué actividades que aceptaran gente que no hubiera terminado quinto año y me enteré que en el conservatorio de arte dramático pedían nada más hasta tercer año. Entonces hice el examen y entré. Después me di cuenta de lo que era y dónde estaba”.

“No me considero una persona con una vocación clara desde el comienzo. Yo tenía una pulsión expresiva, pero que no relacionaba con la actuación. Sentía que el mundo me hacía y yo quería hacerle al mundo, a mí me pasaban cosas y no estaba dispuesto a no contestar lo que me sucedía”, completó.

Profundizando sobre sus dificultades personales e insatisfacciones, Chávez confesó: “No encontraba el lenguaje para que eso no fuese antisocial. Yo era un poco antisocial; mis rabietas eran extremas, mi vulnerabilidad era un poco extrema. No encontraba el zapato que contenga mi naturaleza”.

Fue en el teatro donde encontró un lugar para expresar su emocionalidad, que no encajaba con las reglas y cánones de la sociedad tradicional. “Cuando empecé a estudiar teatro, me di cuenta de que todo lo que en lo social me decían que no, en el teatro me veían con un poco de aceptación. Era considerado material expresivo”, contó.

Julio Chávez creyó que por poseer esa cualidad, que lo distinguía social y artísticamente, ya era un actor consolidado. Sin embargo, fue cuestión de tiempo para que se diera cuenta de que debía trabajar y hasta domar su dote artístico: “No lo domé socialmente pero sí en el oficio. Para mí fue un matrimonio de muchas sorpresas con el oficio, que yo revalido en forma constante”. 

Ser actor para Julio Chávez

En ese momento, el conductor le preguntó: “¿Sos un actor cómodo?”. “No soy un actor cómodo. Tengo modelos muy grandes en los que no puedo acomodarme. Tengo grandes maestros que los tomo como modelos y con ellos no se puede estar cómodo”, contestó el actor. Además, afirmó que considera el teatro y la actuación como el espacio en el que decide ser militante. “La actuación es mi espacio de militancia y ética. Yo elegí mi oficio como morada, entonces no podría estar cómodo”, explicó.

“La actuación me permite sanar un montón de cosas. La expresión es sanadora no para un actor, sino para cualquier ser humano”, respondió no obstante, frente a la consulta de Maugeri por la actuación como actividad terapéutica.

“Tengo la dicha de pertenecer a un oficio que te permite que esa expresión encuentre un lenguaje, extremo a veces. Pero que realmente libera”, completó, y lo comparó con la sinergia que se produce en una cancha de fútbol: “Produce semejante adrenalina y felicidad a muchos seres, porque es la expresión de algo que no podrías articular afuera”.

“Cuando estás en el escenario, ¿lográs percibir las emociones que provocas al público?”, preguntó Maugeri. “Me gusta percibir el silencio activo. Atento. Es la expresión de que el espectador está trabajando, haciendo silencio para hacer su proceso, que tiene que ver con el participar, con mirar, con compartir ese viaje. Eso me gusta y me tranquiliza mucho. Es una verdadera atención. Ese silencio lo agradezco mucho. Hay carencia de esa quietud”, respondió.

Como en una escena socrática, el conductor exhortó a su invitado: “Hay tantas definiciones de lo que es un actor. Yo quiero saber cuál es la definición de Julio Chávez. ¿Un actor se hace, nace o se construye?”. A lo que Chávez respondió: “Ser actor es, ante todo, una situación inevitable para los seres humanos. Los seres humanos somos inevitablemente actores. Cuando digo actores, me refiero a salir de la creencia de que ser actor significa mentir. Ser actor significa darle cara a algo que a uno le pasa. Por eso, están la cara de la alegría y la de la tragedia, porque finalmente son máscaras”.

Reflexionando más sobre la esencia de la actuación, Chávez explicó: “El actor es alguien que está inmerso en la naturaleza humana. El ser humano es un ser de escenas, desde que nace hasta que muere”. Y, por último, concluyó: “Nosotros, los actores y actrices, hacemos de esa capacidad humana, que nos caracteriza, un oficio”.

MDP

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