Dolores Fonzi y su lucha contra el cáncer: "Sentía que no me iba a morir"
La actriz explicó el día a día con esta enfermedad, la relación con sus hijos y su sentimiento ante la muerte.
Un par de meses atrás, Dolores Fonzi atravesaba un difícil momento de salud al someterse a una masectomía luego de ser diagnosticada con cáncer de mama a los 40 años.
En pleno proceso de recuperación, la actriz se transformó en la chica de tapa de la edición de octubre de la revista Marie Claire, y se animó a romper el silencio. Allí, Fonzí detalló su relación con la enfermedad, la reacción de sus hijos y el sentimiento que se le despertó ante la muerte.
-¿Te pegó mucho esa palabra tan temida, cáncer?
-Sí, pero a la vez siento que está buena desestigamtizarla. Cuando apenas te lo dicen, la reacción automática es de incomprensión total. Realmente no entendés nada de lo que sucede a tu alrededor. Hoy lo único que podría decir con seguridad es que cada cáncer es un mundo. El panorama es tan amplio y tan inabarcable como la cantidad y variedad de personas que hay en el planeta. Ninguna experiencia se asemeja demasiado a otra. Pero a su vez, todos necesitamos referenciarnos con los demás. Es muy loco eso. Yo tuve muchísima suerte. Realmente. Fue muy corto mi proceso, en apenas dos meses sucedió todo: me lo descubrieron, me operaron y llegaron los resultados positivos. No pasé por quimioterapia, ni siquiera rayos. Me hicieron una mastectomía pero no perdí ninguna de mis dos tetas, las tengo a las dos conmigo y enteras. Una locura.
-Debe ser muy extraño ese proceso, pasaste de “por qué a mí este cáncer” a “por qué a mí esta sanación” en muy poco tiempo…
-Así es. No llegué a procesar prácticamente nada. Todo cambia en minutos y hay que entender que es así. Pasé de estar sacada a sentir pudor de haberme salvado así… no me puedo ni comparar con otras víctimas de cáncer que pasan por tratamientos eternos, muy invasivos, y se les corta de verdad la vida durante años. Y gente que ni la cuenta. Soy una privilegiada, una suertuda total.
-¿Con tus hijos cómo fue el proceso?
-(Suspira) Creo que todos nos adaptamos a todo. Y eso es lo que pensé en relación a ellos y a mi posible muerte. En definitiva lo que me dije fue: “Lo di todo, estas personas que traje al mundo seguirán viviendo con lo que yo deje”. Hay mil casos de gente que pierde a sus padres durante su infancia así que traté de no dramatizar por demás el asunto. Aún me cuesta hablar de ellos sin llorar, pero creo que en el fondo sentía que no me iba a morir. Es algo extraño de decir eso porque tampoco tenemos que ser necios y ponernos muy reticentes con la muerte. Si nos toca, nos toca. Esa es otra lección posible: una no puede controlar todo. Mejor dicho, casi que no puede controlar nada. Por eso hay que hacer lo mejor posible en esta vida, dure lo que dure.
-¿Hablaste de esa posibilidad, de la muerte, con ellos?
-¡Ni en pedo! Sí les expliqué que me tenía que operar pero no entré en detalles. Una cosa muy loca fue que mi hija, que tiene 8, me empezó a hablar de “la enfermedad que te deja pelada”, no sé de donde lo sacó. En breve voy a hacer la campaña de concientización para el instituto Fleming y ahí sí creo que me sentaré a hablar claramente con ellos sobre el cáncer. En ese momento se ve que no pude.