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Los espacios que habitamos no son estáticos: cambian con nosotros, con nuestras rutinas, nuestras necesidades y hasta con los modos de vivir. Por eso, el rediseño de espacios existentes se ha vuelto una de las demandas más frecuentes de quienes buscan actualizar sus casas o departamentos sin partir de cero.
En cada remodelación, el desafío consiste en reorganizar el espacio para hacerlo más funcional, acompañar con una estética renovada y, a la vez, conservar lo que vale la pena: desde artefactos y mobiliario, hasta ciertos gestos arquitectónicos originales que siguen funcionando. No se trata de demoler por demoler, sino de detectar las oportunidades que ofrece lo existente y potenciarlas con intervenciones precisas.
Una de las premisas fundamentales a la hora de encarar este tipo de proyectos es preservar o mejorar la iluminación y ventilación natural, elementos esenciales para la calidad del espacio. En paralelo, también se busca evitar cambios drásticos en instalaciones sanitarias y/o eléctricas, ya que mover cañerías implica mayores costos, tiempos y obras más invasivas.
Por eso, muchas veces, la clave está en lo sutil: la elección de una buena paleta de colores, una iluminación bien pensada y un mobiliario adecuado pueden transformar por completo la percepción de un ambiente, sin romper paredes. El diseño está también en esos detalles, y muchas veces, son ellos los que marcan la diferencia entre un espacio obsoleto y uno contemporáneo.
Entre los ejemplos que reflejan este enfoque, están los baños de la Reforma B2, donde se revalorizó lo existente e incluso se ganó funcionalidad. Otro caso es la Cocina Pampa, donde optimizamos el espacio a través del diseño sin alterar su estructura original. También podemos hablar del proyecto Miguel Cané, donde se redefinieron usos y circulaciones sin perder la esencia del lugar. Próximamente, la reforma Lafuente seguirá esta misma lógica: intervenir con criterio, respetando lo existente y proyectando lo que falta.
Rediseñar es, en definitiva, una forma de cuidar: cuidar el presupuesto, la historia del lugar y las verdaderas necesidades de quienes lo habitan. Es también una oportunidad para repensar el espacio desde lo que somos hoy, sin olvidar lo que fue ni perder de vista lo que puede llegar a ser.
VITTA Arquitectura e interiorismo
Arq. Camila Preiti
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