Virginia, ¿nos podrías contar sobre tu trayectoria y qué te llevó a especializarte en medicina estética?
Mi formación médica comenzó en 2011 en la Universidad Nacional de Rosario. Me recibí en 2017 y, como les sucede a muchos colegas, al finalizar la carrera no tenía del todo claro qué rama de la medicina me apasionaba lo suficiente como para ejercerla toda la vida. Fueron años de búsqueda, de explorar distintos caminos, hasta que apareció la medicina estética, una especialidad que en ese momento aún era emergente, pero que comenzaba a crecer con fuerza.
Empecé a interiorizarme, hice mis primeros posgrados y rápidamente descubrí que ahí estaba mi vocación. Me atrapó su enfoque integral, la posibilidad de acompañar procesos no solo físicos, sino también emocionales. Con el tiempo comprendí cuánto influye la imagen en la autoestima, en lo social, en lo profesional, y cómo un cambio visible puede transformar la forma en que una persona se relaciona consigo misma.
Elegí esta especialidad porque me permite trabajar desde la empatía, con resultados reales y duraderos, sin perder de vista la historia y las necesidades únicas de cada paciente.
¿Qué fue lo que te motivó a fundar CARÂ y cómo fue todo ese proceso de creación?
CARÂ nació del deseo de crear un espacio que represente mi filosofía personal y profesional. Un lugar donde la estética se entienda como una herramienta de bienestar, no como una búsqueda de perfección. El nombre viene del portugués y significa “rostro” y también “valioso”, y esa dualidad lo dice todo: cuidar la piel, pero también cuidar lo que somos.
El proceso fue desafiante y hermoso a la vez: desde elegir el equipo, diseñar la identidad de la marca, hasta pensar cada detalle de la experiencia del paciente. Hoy, CARÂ es una clínica consolidada que sigue creciendo y evolucionando junto a quienes nos eligen.
En CARÂ tienen un enfoque integral. ¿Cómo se refleja eso en los tratamientos que brindan?
En CARÂ creemos que cada persona es única, y por eso no tratamos síntomas aislados, sino que abordamos la estética de forma global. No se trata simplemente de mejorar una arruga, una mancha o una zona puntual, sino de entender qué está viviendo ese paciente: cómo está su piel, qué hábitos tiene, en qué etapa de su vida se encuentra, qué emociones lo atraviesan.
Nuestro enfoque es profundamente humano: se trata de empatizar y acompañar a cada persona en ese tránsito de sentirse y verse mejor.
Trabajamos en equipo porque confiamos en el poder de lo interdisciplinario. Cada profesional aporta desde su especialidad para construir resultados reales y duraderos. Nuestro equipo está conformado por médicos especializados en estética, nutricionistas que ayudan a mejorar los hábitos alimenticios y optimizar el terreno biológico, kinesiólogas estéticas, y especialistas en medicina ortomolecular y funcional, que potencian el bienestar desde adentro hacia afuera.
Creemos que verse bien también implica sentirse bien. Por eso, muchas veces el éxito de un tratamiento no depende de una sola técnica, sino de una estrategia pensada a medida, coherente, progresiva y respetuosa con la historia de cada paciente.
¿Cuáles son los tratamientos más populares en CARÂ y qué resultados pueden esperar los pacientes?
Hoy existe una demanda creciente de tratamientos que rejuvenecen de forma natural, sin modificar la esencia del rostro. Nadie quiere verse artificial o irreconocible; lo que buscamos —y lo que nuestros pacientes también desean— es vernos mejor, pero seguir siendo nosotros. Mejorar la piel, suavizar gestos cansados, iluminar la mirada… sin borrar nuestras expresiones ni alterar nuestros rasgos.
Entre los tratamientos más solicitados están los bioestimuladores de colágeno, que ayudan a reactivar la producción natural de colágeno, devolviendo firmeza y estructura con el paso del tiempo. También los skinboosters y mesoterapias hidratantes, que mejoran visiblemente la calidad de la piel, aportando luminosidad, nutrición y ese efecto glow tan deseado. La luz pulsada intensa es otra tecnología clave, ya que permite tratar múltiples inesteticismos como manchas, enrojecimiento, poros dilatados y falta de uniformidad en la piel.
Un tratamiento que nos encanta por su origen 100% natural es el plasma rico en plaquetas: se extrae del propio paciente y se utiliza para estimular la regeneración celular, logrando una piel más vital, firme y saludable. Y, por supuesto, la toxina botulínica sigue siendo una de las favoritas: es segura, eficaz, y cuando está bien indicada, ofrece resultados sutiles que relajan las arrugas sin congelar las expresiones.
En cuanto a lo corporal, también crece mucho la demanda de tratamientos que combinan tecnología estética, abordaje manual y acompañamiento nutricional, principalmente en la temporada previa al verano, cuando todos deseamos sentirnos cómodos y a gusto con nuestro aspecto físico.
Lo que todos buscan —sin importar edad o género— es lo mismo: verse mejor sin dejar de reconocerse. Nuestro objetivo no es transformar, sino acompañar: lograr resultados armónicos, progresivos y duraderos, que respeten la autenticidad de cada persona.
La medicina estética está en constante cambio. ¿Cómo se mantiene CARÂ siempre al día con las últimas tendencias y tecnologías?
La actualización constante es parte de nuestra esencia. En CARÂ creemos que la formación continua no es opcional, sino fundamental para ofrecer lo mejor. Participamos activamente en congresos nacionales e internacionales, entrenamientos con referentes de la especialidad, posgrados, diplomaturas y cursos que nos permiten mantenernos siempre a la vanguardia. También me mantengo en contacto permanente con la literatura científica más reciente, para conocer en profundidad los nuevos descubrimientos, tecnologías, productos y protocolos que surgen a nivel mundial.
Pero además del conocimiento técnico, en CARÂ entendemos que la estética también evoluciona a nivel humano. Las personas cambian, sus deseos cambian, y nuestras propuestas deben acompañar esa transformación. Por eso escuchamos mucho, observamos, y adaptamos nuestros tratamientos a las nuevas realidades, manteniendo siempre el foco en la naturalidad, la autenticidad y el bienestar integral de cada paciente.
¿Qué consejo le darías a alguien que está pensando en hacerse su primer tratamiento estético? ¿Por dónde debería empezar?
Lo primero que le diría es que elija bien a quién confiarle su rostro o su cuerpo. La medicina estética debe ser ejercida por profesionales calificados, que no solo conozcan la anatomía y dominen las técnicas, sino que también sean capaces de comprender lo que ese inesteticismo representa para cada persona. Detrás de una arruga, una mancha o una pérdida de volumen, muchas veces hay emociones, inseguridades o historias que merecen ser abordadas con empatía y respeto.
También es importante romper con el mito de que uno “todavía es joven” para empezar. El envejecimiento no ocurre de un día para el otro: comienza de forma silenciosa desde edades tempranas, y es precisamente en esa etapa inicial donde los tratamientos pueden ser más efectivos, más naturales y menos invasivos. Prevenir y tratar de forma precoz es la clave para mantener la calidad de piel, la estructura facial y los signos de juventud a lo largo del tiempo, sin necesidad de intervenciones abruptas.
Y por último, creo que es hora de dejar atrás los prejuicios. La medicina estética no es superficial ni banal. Es una rama de la medicina que, aunque no trata patologías que pongan en riesgo la vida, sí impacta profundamente en el bienestar y la autoestima. Nuestro rol no es “borrar años”, sino hacer que el envejecimiento sea un proceso más amable, más armonioso y más fiel a la vitalidad que muchos pacientes sienten por dentro. Porque verse bien también es parte de sentirse bien.
PARA CONOCER MÁS:
Instagram: @dravirginiasacco / @cara.medicinaestetica
WhatsApp: 341667-0625






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