jueves 05 de diciembre del 2024

Rosario Gerardi: Cómo lidiar con personas tóxicas

En la vida tenemos todo tipo de personas que conforman nuestras relaciones humanas. Algunas son un verdadero placer, nos llenan de energía, de luz. Pero, hay otras que parece que vienen con el propósito de hacernos la vida imposible, de hacernos sufrir, y que cuando estamos con ellas sentimos que nos absorben toda la energía, por más que sea una conversación de pocos minutos. Galería de fotosGalería de fotos

Cómo lidiar con personas tóxicas
Cómo lidiar con personas tóxicas | CREDITO CARAS
CREDITO CARAS

Frases llenas de malicia, doble sentido, burlonas y hasta hirientes, escudadas bajo “te lo digo por tu bien”, “es un chiste”, o “es una crítica constructiva” y que de constructiva tiene poco y nada.

A esta vida venimos a ser felices, a vivir en plenitud, armonía, paz y llenos de amor. Pero, la vida está compuesta de algunos desafíos, y en algunos casos, esos desafíos se tratan justamente de saber cómo lidiar con este tipo de personas.

Cuando se trata de parejas o amigos, resulta más sencillo, entre comillas, porque yo puedo terminar esa relación, con todo el dolor que conlleva, y la valentía que se requiere. Pero, la verdadera dificultad está cuando esas personas tóxicas son nuestros propios padres, hermanos, hijos o el padre o madre de mis hijos, porque son relaciones que nos mantienen ligados a ellos de por vida.

Estas personas tienen todas algunas características en común muy particulares: son personas violentas, que puede ser a nivel físico como verbal, disfrutan victimizarse, hiper negativas, que disfrutan de vivir en la queja constante, del chismorrerío, se colocan en el rol de “jueces” y dueños de la verdad y a su vez ese rol, es el que los hace sentirse en un pedestal que les permite justamente juzgar y criticar a cuanta persona no piense como ellos o no haga las cosas como ellos lo harían.

Cuando empezamos en el camino del autoconocimiento, nos damos cuenta que en algunas situaciones todos somos “algo tóxicos” y nos comportamos así. La característica clásica es la del “victimismo”, el sentir que las cosas nos las hacen a nosotros, pero con mucho trabajo interno, podemos lograr salirnos de ese rol.

Aquel que consideramos tóxico funciona como nuestra “sombra”, y con esto quiero decir que nos permite descubrir aquel aspecto en nosotros que no queremos ver o reconocer, ya sea tanto por similitud como por contraposición. Justamente por esto es que se convierten en maestros, para aprender de los errores que ellos realizan y que no queremos repetir en nuestras vidas.

Para lograr sobrellevar esas relaciones es indispensable entender que tenemos que trabajar primero en nuestro amor propio. Uno ama en la misma medida en la que se ama a sí mismo, y como este tipo de personas no pueden amar en plenitud porque justamente no se aman a sí mismos, uno puede hacer justamente lo contrario. Amor propio implica también poner límites para que esa negatividad no nos afecte, desde la palabra hasta la asiduidad con la que nos relacionamos con ellos. Saber mantener distancia es una de las mejores herramientas para preservarnos y no dejar que nos lastimen gratuitamente, saber que les decimos y que no para no darles justamente argumentos para que luego nos agredan. Y quizás en algunos casos sea distanciar los días de contacto con ellos y en otro más extremos dejar de verlos para siempre porque el dolor que provocan es tan grande que nos pueden enfermar tanto a nivel salud mental como del cuerpo.

Nadie dice que este proceso sea fácil, para nada, pero si bien el dolor es inevitable, el quedarnos anclados en este contexto si es opcional. Y por eso es importante, atravesar este distanciamiento, o este coraje de poner límites para después poner la mirada en el presente y valorarnos a nosotros mismos para poder avanzar fortalecidos por haber “defendido” nuestra autoestima.

Pero, quiero recalcar la importancia de saber perdonarlos. El perdón libera, quizás nunca logremos comprender exactamente porque son así, o porque no pueden amarnos de otra forma, pero sí el perdonar nos permite mirarlos con ojos más compasivos. Perdonar no se trata del otro, sino de uno mismo, se trata de soltar aquello que nos hace mal y nos tiene atados al otro o a una situación, para empezar a construir nuestra vida desde el amor, la paz, la comprensión y la confianza que podemos ser instrumento para tener relaciones fundadas desde amor puro y verdadero.

Solo de nosotros depende tener relaciones sanas.

 

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