Solemos acusar al sol como la primera causa de envejecimiento. Pero no es verdad. El sol produce cambios en las capas más superficiales de la piel, originando manchas, arrugas, pérdida de elasticidad e incluso cáncer de piel. Pero los cambios que hacen que nuestra cara represente la edad que tenemos se producen a nivel más profundo, en los huesos y en la grasa de nuestra cara.
En este sentido, la principal causa por la cual nuestra cara envejece reside en los huesos faciales y los cambios que estos sufren a lo largo de los años.
Por eso, las personas que tienen una buena estructura ósea, es decir, buenos pómulos o maxilares, envejecen mejor ya que la piel tiene mejores cimientos para evitar su descolgamiento.
Un ejemplo sería la órbita, el espacio donde están los ojos, que se hace más grande y profunda con los años, lo que produce que los ojos se vayan hundiendo. Puedes ver este proceso en la siguiente ilustración:
Otro ejemplo sería el hueso maxilar superior e inferior, donde se encuentran las piezas dentarias, que se va haciendo más delgado y menos denso con la edad. Esta es la razón fundamental por la que la nariz, al ir perdiendo su apoyo, se va cayendo con los años. Esta pérdida de hueso también explica por qué vamos perdiendo progresivamente mentón y mandíbula, tal y como podemos apreciar en la siguiente ilustración:
Pero hay otro elemento fundamental en el envejecimiento facial y es la grasa. La grasa de la cara está dividida en compartimentos. Una persona joven tiene todos los compartimentos con pleno volumen, y la superficie de la piel por tanto aparece sin sombras, luminosa. Con la edad estas celdas se van descolgando y van adelgazándose de forma no armónica sino por zonas, perdiéndose volumen primero alrededor de la boca y de los ojos, después en el contorno de la cara, y así sucesivamente.
Consejos para atenuar el envejecimiento:
1 Realizar una buena dieta para mantener la estructura ósea sana.
2 Mantener el peso adecuado para que los compartimentos grasos no se adelgacen demasiado ni tengan un exceso de volumen.
3 Compensar la pérdida de hueso y grasa con infiltraciones de ácido hialurónico.
4 Reposicionar los compartimentos grasos caídos con el uso prudente de bioestimuladores de colágeno
5 Relajar con bótox los músculos depresores de la cara. Al neutralizar la función depresora de estos músculos se consigue un efecto lifting facial.
En resumen, la principal causa por la que envejece nuestra cara reside en los dramáticos cambios que ocurren con la edad en los huesos y en la grasa facial.
Este proceso podemos relentizarlo con una buena dieta, manteniendo el peso adecuado, y con el uso prudente y discreto de los avances de la dermatología moderna en forma de rellenos, bótox, hilos tensores y ultrasonidos.