Otoño (21 de marzo – 20 de junio)
El otoño invita a la introspección, a la quietud y a encontrar equilibrio interior. Las piedras recomendadas para esta etapa conectan con la estabilidad, la fuerza interna y el disfrute de los pequeños placeres.
Para Aries, que necesita canalizar su impulso y fuego, se sugieren el jaspe rojo, la cornalina, el rubí y la hematita. El granate también puede ser un gran aliado para enfocarse sin perder pasión.
Tauro encuentra en el cuarzo rosa, la malaquita, la aventurina y la esmeralda una forma de profundizar en el goce sensorial y el arraigo.
Géminis, por su parte, se beneficia de la energía del ágata, el citrino y el topacio azul, piedras que estimulan la mente y favorecen la comunicación.
Invierno (21 de junio – 20 de septiembre)
Durante el invierno, buscamos contención, claridad y sabiduría interior.
Cáncer, signo de aguas profundas, se armoniza con la piedra luna, el cuarzo milk y la perla.
Leo, con su fuego solar, puede encontrar equilibrio en el ámbar, el ojo de tigre y el granate.
Virgo, meticuloso y sanador, se alinea con la amazonita, el peridoto y el jaspe beige.
Primavera (21 de septiembre – 20 de diciembre)
La primavera trae renovación, creatividad y apertura al mundo.
Libra se nutre con lapislázuli, cuarzo rosa y turmalina rosa.
Escorpio, signo de transformación, conecta con la obsidiana, el granate y la labradorita.
Sagitario, en su búsqueda constante, vibra bien con amatista, turquesa y sodalita.
Verano (21 de diciembre – 20 de marzo)
El verano es expansión, vitalidad y expresión.
Capricornio encuentra fuerza en el ónix, la hematita y el cuarzo ahumado.
Acuario, siempre visionario, se sintoniza con la amatista, la turquesa y la fluorita.
Piscis, sensible y espiritual, se acompaña de aguamarina, fluorita y amatista
Incorporar estas piedras a lo largo del año es una forma sencilla y consciente de armonizar con los ciclos naturales y con nuestra propia esencia. Podés llevarlas como joyas, tenerlas cerca en tu espacio personal o simplemente usarlas en momentos de meditación o pausa.
Lo importante es recordar que, al igual que las estaciones, nuestras emociones y necesidades cambian. Las piedras actúan como pequeños recordatorios de lo que necesitamos cultivar en cada etapa: fuerza, calma, creatividad o claridad. Al sintonizar con la energía de la temporada, creamos un puente entre el mundo exterior y nuestro mundo interior.
Porque al final, así como la tierra florece, se recoge y renace, también lo hacemos nosotros. Y en ese ciclo, las piedras pueden ser nuestras aliadas más silenciosas y sabias.
TG | Tina Greiser
Joyas Únicas
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