En el pueblo santafesino de Arequito, donde el ritmo de vida se mide más por el canto de los pájaros que por las tendencias en redes, crecen Antonia y Regina, las hijas de Soledad Pastorutti. La reconocida artista, ícono de la música popular argentina, construyó junto a su esposo, Jeremías Audoglio, un hogar alejado de los flashes, donde la prioridad está puesta en los afectos, la educación y la vida cotidiana.
Soledad Pastorutti, quien conquistó escenarios desde muy joven, eligió un camino distinto para sus hijas. Antonia, la mayor, cumple 15 años este 10 de junio y Regina, la menor, celebró sus 12 años en febrero. Ambas crecen en un ambiente familiar en el que disfrutan su infancia lejos de las presiones mediáticas. Sin redes sociales ni apariciones constantes, crecen en la intimidad del hogar, con los valores que La Sole considera esenciales: sencillez, compromiso y conexión con las raíces.

Sin redes sociales y lejos de la fama, así crecen las hijas de Soledad Pastorutti, Antonia y Regina
La decisión de mantener a Antonia y Regina fuera del mundo digital no es casual. En diversas ocasiones, Soledad Pastorutti fue muy clara al respecto, espera que sus hijas tengan la posibilidad de elegir con plena conciencia si quieren mostrarse públicamente.
Antonia, quien transita un momento especial con la llegada de sus 15 años, es una joven reservada y reflexiva. Lejos de buscar cámaras o micrófonos, prefiere mantenerse en un perfil bajo. Por otro lado, Regina, más extrovertida, ha acompañado en algunas ocasiones a su mamá en presentaciones como "La Peña de Morfi", demostrando una chispa artística que recuerda a los comienzos de Soledad. Pese a sus elecciones, ambas saben que tener talento no garantiza el camino, y su madre se encarga de transmitirles esa mirada con honestidad y ternura.

En su hogar, el arte es parte del día a día. Las chicas toman clases de piano, canto y danza. Durante la pandemia, La Sole acondicionó un espacio especial donde comparten actividades con personas de todas las edades. Sin embargo, más allá de cualquier aptitud artística, la artista insiste en que el foco esté en el disfrute y no en la exposición.
“Lo que sí les digo es que no significa que tengan que vivir del arte y que sea fácil vivir del arte. Ellas ya me conocieron así, con una carrera, pero siempre les digo que no es tan fácil”, comentó la cantante en alguna ocasión.
Antonia y Regina también asisten a la escuela pública de Arequito, una elección que habla de los valores que su madre busca sembrar. Igual que en su infancia, Soledad Pastorutti cría a sus hijas con la mirada puesta en lo esencial y apuesta por una educación cercana y comunitaria, donde la igualdad y el respeto sean parte de lo cotidiano.
MVB

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