Según la OMS, 32 millones de niños en todo el mundo padecen una pérdida de audición limitante, y en el 60% de los casos, por causas prevenibles. Algunas de ellas son: la parotiditis, el sarampión, la rubéola, la meningitis, infecciones por citomegalovirus y otitis media crónica; complicaciones al nacer como asfixia del parto, bajo peso, prematurez e ictericia; uso de medicamentos ototóxicos en embarazadas y lactantes.
Algunas estrategias de prevención de la pérdida de audición son: vacunar a los niños contra el sarampión, la meningitis, la rubéola y la parotiditis; vacunar contra la rubéola a las mujeres en edad fecunda, antes de que queden embarazadas; seguir unas prácticas correctas de atención otológica; realizar pruebas de detección de la otitis media y llevar a cabo las intervenciones médicas o quirúrgicas que convengan; evitar el uso de algunos medicamentos que puedan ser nocivos para la audición, evaluar a los bebés de alto riesgo (por ejemplo, los que tienen antecedentes familiares de sordera, los que han nacido con bajo peso o han sufrido asfixia del parto, ictericia o meningitis), y reducir la exposición a ruidos.
En los adolescentes, el aumento de la exposición a sonidos fuertes en lugares de ocio como bares, cines, conciertos, es preocupante. Algunos dispositivos tecnológicos, como los reproductores de música, suelen escucharse a volúmenes perjudiciales y durante largos periodos de tiempo. Todo ello supone un grave riesgo de pérdida auditiva irreversible.
La OMS calcula que 1100 millones de jóvenes entre 12 y 35 años de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales.
Algunas buenas prácticas para cuidar nuestra audición son: Mantener el volumen bajo; limitar el tiempo que dedica a actividades ruidosas; alejarse de los ruidos fuertes; limitar el tiempo diario de utilización de los aparatos de audio personales; prestar atención a las señales de advertencia de pérdida de audición; acudir a un profesional especializado en salud auditiva en caso de acúfenos o dificultad para oír sonidos agudos, para entender el habla, o para seguir conversaciones en ambientes ruidosos, hacer revisiones auditivas periódicas.
La detección de la pérdida de audición en los ámbitos preescolar, escolar y profesional es una herramienta eficaz para identificar y tratar la pérdida de audición en una etapa temprana (OMS, Febrero 2017).
La situación de las personas que padecen pérdida de audición, cualquiera sea la edad, mejora gracias a la utilización de audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos de ayuda, para los cuales no hay límite de edad.
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