¿Sabés cuáles son tus creencias limitantes? ¿Escuchaste alguna vez hablar de esto?
Las creencias limitantes son convicciones o ideas que tenemos sobre el mundo, sobre nosotros mismos y sobre los demás. Estas creencias muchas veces nos impiden alcanzar nuestro potencial y/o lograr nuestras metas. Suelen ser negativas y se originan a partir de experiencias pasadas, influencias educativas, contexto social, cultural o mensajes de figuras significativas (padres, otros familiares, maestros, amigos, etc.). Se las llama “limitantes” porque actúan como “barreras” internas que frenan nuestro desarrollo personal y profesional.
Frases como “Nunca voy a ser un buen novio”; “Para ser exitoso tenés que ser profesional y estudiar”, “No soy capaz de hablar en público, no sirvo para eso”; “Todas las mujeres son infieles”; “Todos los perros muerden”; “Soy muy grande para estudiar”, “Todos los hombres son iguales”; “Soy un inutil”; etc. Son creencias limitantes, son frases que limitan, etiquetan y rigidizan.
Las creencias son lentes con los que miramos y actuamos: nos dicen cómo “son las cosas” en el mundo y cómo debemos “ser” para “encajar” en él. Las creencias marcan la vara del DEBER SER.
Se trata de mecanismos internos o reglas internas, compuestas por frases que en algún momento escuchamos o nos dijeron directamente y que posteriormente adoptamos y creímos, internalizándolas sin darnos cuenta. Algunas se encuentran en lo profundo de nuestro inconsciente, y si no las descubrimos, comprendemos y cuestionamos, guían nuestra vida y nos limitan.
Cuando no son cuestionadas, repetimos patrones de comportamiento que nos mantienen estancados. Repetimos errores, nos frustramos, mantenemos hábitos negativos, nos estancamos, nos rigidizados, sostenemos relaciones que no nos hacen bien, boicoteamos nuestro crecimiento, nuestra vida. Estas creencias funcionan como obstáculos ocultos que influyen en nuestras decisiones, acciones y reacciones.
Resumiendo, algunas características de las creencias limitantes son:
Generalizadas: Pueden estar basadas en una experiencia aislada, pero se generalizan a todas las situaciones similares, como "todas las mujeres son iguales" porque te fue mal en una relación.
Autocríticas: Juicios negativos sobre uno mismo, como "nunca voy a aprender a cocinar, no soy buena para eso" o "no merezco la familia amorosa que tengo".
Inconscientes: Muchas veces no somos conscientes de estas creencias porque se han vuelto parte de nuestra forma habitual de pensar. Creencias naturalizadas, no cuestionadas y repetidas sin ser sometidas a una crítica constructiva.
Ahora te invito a que te cuestiones, a que armes tu lista de creencias y empieces a trabajar en los cambios que querés hacer. Si no sabés por dónde empezar, ¡pedí ayuda!
¿Desterramos otra creencia?... “pedir ayuda es de cobardes”... ¿no será que es de valientes?
También te propongo que dejés de decirte:
“yo no puedo”; “yo no sirvo”; “yo nunca voy a aprender”; “yo no”...
Lic. Clr. Denise V Tognolotti
Consultora Psicológica - Counselor
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