¿Qué te inspiró a convertirte en peluquero y cómo descubriste tu pasión por esta profesión?
Fue un viaje de búsqueda constante. Desde que terminé la secundaria, exploré varias áreas académicas: comencé el CBC en comunicación, pero no logré completarlo; sinceramente, me aburría. Luego probé durante un tiempo con producción de TV, un poco de cine e incluso estudié cocina durante un año. Ya me sentía algo perdido en ese momento, hasta que un amigo peluquero me sugirió probar su campo. Siguiendo su consejo, me inscribí en una academia de peluquería.
Fue una experiencia completamente distinta a todo lo que había estudiado antes. Desde el principio, me atrapó el ambiente relajado y práctico que encontré. En este oficio, rápidamente comienzas a manejar las herramientas necesarias, y eso era exactamente lo que buscaba. Pronto comprendí la técnica y, sobre todo, me di cuenta de cómo un simple corte de pelo puede transformar por completo la imagen de una persona. Disfruté enormemente tener esa capacidad en mis manos desde el primer momento, y todavía lo disfruto hoy en día.
¿Recuerdas tu primer corte de cabello profesional? ¿Cómo fue esa experiencia y qué aprendiste de ella?
Mi primera experiencia en un salón de peluquería fue durante una prueba para conseguir mi primer trabajo. Tenía una cita con una modelo que se canceló repentinamente, dejándome en apuros. Con el tiempo contado, salí a la calle y abordé a un grupo de chicas que salían de una tienda. Les expliqué mi situación y les ofrecí cortes de pelo gratuitos. Una de ellas se mostró interesada y, aunque las demás dudaron al principio, todas decidieron acompañarme a la prueba.
Realicé un corte en capas sin alterar el largo y logré un peinado natural. Al final, conseguí el trabajo y estaba realmente feliz. Ese día aprendí la importancia de improvisar y crear, adaptándome a las circunstancias imprevistas con resultados positivos.
Este evento me enseñó que, aunque las cosas no siempre salen como esperamos, aún así pueden resultar exitosas.
¿Cuál fue tu formación inicial en peluquería y qué obstáculos encontraste al comenzar tu carrera?
Estudié en Pivot Point Argentina, una escuela internacional presente en varios países, conocida por enseñar la técnica precisa creada por Vidal Sassoon, el gran maestro de la peluquería moderna. En esta escuela se ve el cabello como el marco del rostro, moldeable en formas geométricas que respetan su textura y movimiento natural.
Al inicio de mi carrera, buscando ganar experiencia, trabajé en peluquerías más tradicionales con conceptos muy diferentes a los que aprendí. Estos lugares destacaban por su enfoque en brushing, planchitas y alisados para disciplinar el cabello, sin considerar mucho la textura, la forma del corte o la armonía con el rostro de cada persona.
Por ejemplo, mis jefes promovían la venta de alisados, pero yo prefería resolverlo con cortes, dejando que mis clientas mantuvieran sus rulos o su movimiento natural. Fue un desafío abrirme camino camino entre tanto brushing y planchita pero acá estamos perseverando!
¿Quiénes fueron tus mentores o influencias más importantes cuando empezaste en el mundo de la peluquería?
El mejor peluquero que conocí: Juan Piñeyro, creador de Juanxfin. Una hermosa peluquería que funcionó mucho tiempo en Palermo. Por lo menos en Argentina. En mis comienzos tuve la suerte de contar con él y con el tiempo pude trabajar en su peluquería, dónde también conocí a su hermano Juan Manuel, otro crack. Y también al Colo.
Todos tremendos peluqueros de los cuales aprendí muchísimo.
¿Cómo ha evolucionado tu técnica y estilo desde que comenzaste hasta hoy? ¿Qué aspectos consideras más importantes para tu desarrollo profesional?
Han sido 16 años de evolución constante en mi carrera. Entendí que dominar la técnica y respetarla permite desarrollar un estilo propio. Sin embargo, lo más significativo en mi crecimiento profesional ha sido el desarrollo de un claro concepto de peluquería.
En mi enfoque actual, estoy completamente dedicado a la mujer, especialmente aquellas que enfrentan desafíos con su cabello. Muchas veces, las opciones ofrecidas por otras peluquerías se limitan a tratamientos como alisados, botox o queratinas, que buscan corregir el cabello como si fuera un problema.
En mi peluquería, rechazamos estos métodos que alteran la textura natural del cabello. En su lugar, diseñamos cortes y colores personalizados para cada persona, independientemente de si tienen el cabello rizado, liso, ondulado, fino o grueso. Creo firmemente que cada individuo puede lucir bien con el cabello que tiene, siempre que reciba el corte adecuado y el asesoramiento profesional sobre cómo cuidarlo y manejarlo.
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