Se llevó a cabo el segundo desfile anual de la diseñadora ocampense Patricia Acosta. Un evento diferente a las muestras anteriores, en esta ocasión las creaciones evocaron los sueños de una niña introvertida.
“Desde niño no fui como otros eran, no vi como otros veían y todo lo que amé, lo amé solo”, Edgar Allan Poe.
“Hace mucho tiempo, en las afueras de Villa Ocampo nació una niña extraña. En su mundo de telarañas, también hay mariposas, libélulas y abejorros; llenos de luces y sombras en un mundo saturado de colores traducido en dibujos.
Deseosa de escapar del mundo real, creó su propio país de las maravillas.
Allí las flores caminan envueltas en faldas de bailarinas, los animales visten de gala, los lagartos usan frac y los insectos cantan ópera.”
Así comenzaba a narrar Analía Nuñez Ceschi, el recorrido de las modelos por la pasarela.
LoAmaneció el cielo claro y limpio con colores celeste con pequeños manchones de nubes blancas y el brillo del rocío matinal. Los satenes, gasas y encajes se ocuparon de mostrar un cielo agradable y veraniego.
El mediodía llegó con los blancos y dorados, bordados y tejidos en nudos de macramé. Las niñas salieron a la playa con sus diminutas bikinis, creadas por la diseñadora; bolsos tejidos en crochet, macramé, y de tela hechos por el equipo de artesanas. El día se transformó en noche en la playa se llenó de jeans con excelente calce, tops con puntillas y sweters tejidos en horquillas. También se lucieron los Top de lycra sublimados por @luxdaeng.
Para sorpresa de los presentes, la pasarela se llenó de verdes follajes, pequeñas florecitas de la mano de un lapacho amarillo, arbustos colmados de hojas y flores de diversos colores, bordados a mano por una abuela y su hoby. Y si hay flores también hay mariposas, libélulas y cigarras, todas ellas portando sus alitas armadas y forradas de colores. Claro que todas recurrieron a los accesorios de @artesanalía, variados y ocurrentes como sus tejidos en crochet, macramé y horquillas. Entre los árboles se destacó el lapacho rosado, la corteza de su tronco revestido en cuero y crochet, de @dabeluz, peinó una guirnalda de diminutas flores creadas por Yasmila Majul, encargada además de la instrucción en la pasarela.
Claro que en una fiesta no podían faltar los animales y aves, por lo tanto llegaron guiados por un elegante yacaré, enfundado en un saco de cuero y crochet, un monito con su mini vestido de piel negro, la espátula rosada con su elegante corsé de plumas, el pez dorado en todo su esplendor vestido en red de macramé bordado en lentejuelones gigantes y aletas en gasa cristal, y llegada la noche, se hizo presente el suindá. El ave majestuoso se calzó su traje de gala sobre una pieza en blanco, el cinturón se une al cuello, tejido en macramé con hilo de algodón trenzado y estopa. El casquete de plumas también tejidas, le daban el toque de la realeza que caracteriza a su especie.
La noche con luna, dio paso al fuego y a la oscuridad. Con el heavy metal sonando de fondo, el anfiteatro se inundó de rojos naranjas y humo negro. Los accesorios tejidos y los cintos de cuero con tachas se lucieron sobre los outfits clásicos.
Llegó la lluvia para aplacar el incendio, con vestidos de fiesta y novias en colores claros.
Pero el fuego no cedió. Volvió a posarse sobre los rosales, para embellecer el final. El fin del evento a cargo de la diseñadora en su capa roja con el vestido de girasoles hechos por Claudia y también por Mamá Clorinda.
Agradecimientos:
Instituto General Manuel obligado, Patricia Martinaytis, Transporte sosa.
Diego Bajú, Cristian Chapela, Roxana Caballero. Lilian Pini Sosa.
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Cel: 3482 619675