En la última edición de +Caras, Héctor Maugeri recibió en los estudios al reconocido escritor y psicólogo argentino Federico Andahazi. Durante la entrevista íntima, el autor del aclamado libro El anatomista compartió detalles conmovedores sobre su historia de amor con Aida Pippo, su esposa desde hace más de 25 años, y reflexionó sobre la profunda conexión que los une.
Un encuentro marcado por el destino
Aida Pippo es una talentosa artista plástica y dibujante que, junto a Federico, ha formado una familia sólida y llena de amor. Sus dos grandes tesoros, Vera y Blas, completan esta historia de fortaleza y unión. Sin embargo, fue el inicio de esta relación lo que más impactó en el escritor, quien recuerda el momento en que conoció a Aida como un evento casi mágico.
“Tuve la enorme fortuna de conocer a Aida. A veces pienso qué desgraciado hubiera sido si el azar no hubiera querido que nos cruzáramos en la vida”, comentó. Andahazi relató cómo, una noche en un pub, la vio por primera vez y quedó cautivado por su encanto. Tras una breve conversación, descubrió que ella era una artista plástica de gran talento, lo que fortaleció aún más la conexión inmediata entre ambos.
El multipremiado escritor compartió una anécdota particular sobre esa primera salida juntos. Mientras la llevaba a su casa y pasó por la calle Tucuman, donde vivía su madre, le compartió un recuerdo que aún guardaba en su memoria: “Le conté que, tiempo atrás, había visto una talla de un indio apoyada en un poste y que me parecía preciosa”. Sorprendentemente, Aida le respondió: “Esa talla era mía; la dejé fuera de mi casa por razones que no vienen al caso”.
“¿Cuantas posibilidades hay de que te encuentres con un objeto que dejó otra persona y que coincidas con ella?”, reflexionó el psicólogo, visiblemente emocionado.
El amor como motor de la vida
En un segmento especial de la entrevista, Héctor Maugeri hizo la pregunta Megacistin y le consultó qué lo motiva en la vida, a lo que el escritor respondió: “El único motor del ser humano es el amor, no hay otra cosa. Es lo que te permite escribir, levantarte cada mañana y, a veces, lo que te quita el sueño”.
Sobre su relación con Aida, Andahazi destacó la fortaleza del vínculo que los une: “Con el tiempo, nos hemos vuelto más sensibles y cariñosos. Somos amantes, pero también amigos. Ella no deja de sorprenderme todos los días. Es una artista que percibe cosas que nadie más puede ver”.
La historia de amor entre Federico Andahazi y Aida Pippo es un ejemplo de cómo el destino puede conectar a dos personas de manera única, creando un lazo que se fortalece con el tiempo y las experiencias compartidas.