Fue la protagonista de las novelas más famosas y vistas por el público. Y aunque millones siguieron sus romances tanto en la ficción como en la vida real, es otra la “historia de amor” que desde hace tiempo inspira y vuelve feliz a Andrea del Boca: una que la une a su querido Kion, el perrito labrador que, fiel al dicho popular, se ha vuelto su más gran compañero.
“Es mi bebé, sí. Es un regalo que llego en 2019 y ya con el nombre, que es el del hijo del Rey León. Es un nombre que tiene que ver con mi papá y con el sentido de continuar con la historia familiar. Llegó de sorpresa”, confiesa Del Boca, quien admite haber sido “perrera” desde muy chica. “Los perros son mi debilidad, pero hacía muchos años que no tenía uno, desde que se murió una de mis últimas perritas, ¨Honey¨. Sufro tanto al perderlos que no quería tener más, aunque adoro a los animales. Si encuentro alguno en la calle, lo agarro y después lo ubico con algún amigo o familiar”, agrega.
Todo comenzó cuando su abogado y amigo, Juan Pablo Fioribello, le adelantó que tenía un obsequio muy especial para ella. Se acercaba otro cumpleaños de Andrea y, entonces, fue el festejo que la actriz organizó en su casa, el momento ideal para que Fioribello concretara sus planes. “Me dijo que tenía un regalo para mí, que venía desde Barcelona y en barco, que no lo podía devolver porque venía en una caja y era muy especial ¡Pensé que era un piano! No me imaginé nunca un perro. El día de mi cumpleaños me hizo ir hasta el garage y cuando bajé con mi hija vi que sacaba una mantita y ahí se levantó una cabecita. Era Kion, que era un apenas un pomponcito de 45 días. Me enamoré perdidamente. Y creo que fue amor a primera vista de parte de los dos porque…es todo para mí…mi hija dice que es el hijo varón que no tuve y en parte creo que es así”, asegura la actriz con una sonrisa.
“Es una mascota y uno tiene que darle todo el cuidado como tal, pero yo lo siento como un miembro más de la familia. No es simplemente un animal…Kion por ejemplo duerme conmigo (risas) Lo dejo compartir la cama por primera vez. Hacía muchísimos años que decía ¨mi cama es mía y no entre nadie y nadie se queda a dormir conmigo¨ Pero no, él se queda. Muchas veces hasta me despierto y tengo su trompa casi en mi ojo. Ocupa lugares que nadie ha ocupado…tiene su almohada y su lugar desde el primer día”, devela Andrea sobre su compañero, que hasta cuenta con Instagram personal, @kiondelboca. “Yo no sabía porque nunca tuve esta raza, sino perros más chicos, pero dicen que los labradores, aunque tengan 11 años, siempre van a tener el alma de un niño. Por ejemplo, le encanta agarrar mis zapatos y revolearlos, como con los crocs, pero es como un juego. También le fascina hacerlo con las medias, pero por suerte nunca me rompió nada…creo que sabe los límites”, reconoce con humor.
Los primeros meses de 2020, con la llegada de la pandemia, complicaron un poco las salidas de Kion, ya que su veterinaria no lo aconsejaba hasta que no recibiera las vacunas necesarias. “En ese momento tenía que salir a pasear a mi balcón. Y fue recién a los 7 u 8 meses cuando salió a la calle. Es un perro muy bueno y un gran compañero…creo que nadie me ha amado como él”, dice la actriz sobre el vínculo amoroso que tiene con su mascota. “Kion está siempre atento. Es una raza muy cariñosa, los educan como perro de compañía, y es súper fiel. A veces me ha hecho caer porque cuando me pongo a cocinar se acuesta atrás mío, siempre pendiente de lo que hago, y al dar un paso hacia atrás me choco con él. Lo mismo cuando edito en la computadora y se tira a mis pies y cuando me acuesto en el sillón a ver una serie. Me trae sus pelotas porque quiere jugar, pero es tal su intuición que siento que son seres que tienen alma”, afirma.
“Sabe cuando estás bien mal, triste o feliz; o cuando estoy enojada porque se va a su cucha y se queda ahí (vuelve a reír) Cuando digo que son parte de la familia es por todo esto. Uno los adopta como compañía, pero son seres que merecen todo el respeto y cuidado. Y digo que es quien más me ha amado porque está siempre pendiente de mí. Tiene un amor infinito y desinteresado”, admite a corazón abierto Andrea, quien sobre la posibilidad de volver a estar en pareja y enamorarse, se sincera: “Creo que no apareció el amor…y que tal vez debería suceder así, de una manera sorpresiva, como fue con Kion. Con él nos enamoramos inmediatamente y nos elegimos. Hoy, para mí, el amor tiene que ver más con la comprensión hacia el otro, con el estar para el otro. Kion a su manera me contiene, por ejemplo, cuando me sentí angustiada durante la pandemia. Él se sienta al lado cuando estoy triste y con gestos como poner su cabeza en mi falda o querer darme su patita, lo hace. Si encontrase una pareja así sería el ideal”.
—¿Qué busca hoy en una relación?
—Alguien que sea compañero y fiel (se ríe). También amoroso, dulce. Alguien con quien una se sienta contenida. A medida que van pasando los años el amor se va transformando. Está siempre la pasión, pero uno valoriza otras cosas: el compartir cosas, el cuidar del otro. A lo mejor apareció y no lo pude ver, no lo sé. No estoy buscando tampoco, por eso lo relaciono con esto de Kion, porque eso fue algo que llegó y se dio de forma luminosa. Si tiene que aparecer, ya llegará el amor, ese hombre, esa pareja con la que podamos compartir desde el compañerismo, el respeto de los tiempos del otro, la admiración; mucho de lo que hace al amor.
—¿Cómo ha sido su 2021 a nivel trabajo y proyectos?
—Fue un año que empezó grabando para internet, sí, una novela para la web. Se trata de una “remake” de “Perla Negra”, que íbamos a grabar el año pasado, pero que por los protocolos no se pudo hacer. Mi hija Anna es la protagonista; ella hace de “Perla” y yo tuve el privilegio de poder dirigirla.
—¿Cómo vivió esa experiencia?
— Fue muy emocionante. Es una manera muy distinta de grabar la de la pandemia. Era hacerlo con tecnología 4k y con un nivel de producción con los más altos estándares, pero al respetarse los protocolos, se vuelve muy distinto. El hecho de no poder tener contacto físico genera un aprendizaje mucho más distinto, además de un equipo más reducido. Mi personaje era el de “Rosalía”, la madre, que anteriormente hiciera María Rosa Gallo, así que trabajar con mi hija fue enriquecedor, además de poder ver todo su crecimiento como actriz y su potencial. Dirigirla y ver que tiene todo ese talento y brillo por destacarse me dio mucho orgullo. La versión que yo hice en el 95 la dirigió mi padre (Nicolás Del Boca) y ahora poder hacerlo yo con “Perla Negra” fue mi homenaje hacia él. Ahora estamos en la etapa de la edición de la segunda parte, que va a salir en breve.
—¿Es cierto que tiene un proyecto para una serie sobre la vida de Yiya Murano?
—Así es. Ella fue la primera asesina serial de Argentina y se trata de un personaje muy lindo, fuerte. Pero también hay otros proyectos y uno de ellos me llevaría inclusive a España, lo que implicaría estar un tiempo allá. Me tiene muy ilusionada porque sería volver adonde he trabajado en otras épocas y han sido lazos muy enriquecedores. Es un proyecto que llegaría más a fin de año.
—También se habló de su llegada a “MasterChef Celebrity 3”.
— Está la propuesta y me gustaría poder hacerlo porque me encanta cocinar. Es mi terapia y es algo que solamente mis amigos saben. Soy una cocinera autodidacta y tengo escrita recetas en un montón de cuadernos y de libretos…porque cuando era chica anotaba en la parte de atrás de los libretos las recetas que me gustaban. Desde las de Utilísimas a Choly Berreteaga y Maru Botana, que además es la hija de mi médico clínico. Yo le decía “Doctor páseme la receta”. “No, porque eso engorda”, me decía él (risas) Me parece bien que la televisión acompañe en estas épocas de pandemia. Lo que tiene que ver con la cocina tiene que ver con el amor. Todo vuelve. A mi me encanta cocinarles a los míos. A Kion le preparo unas galletas para perro, que son como su premio. Yo creo mucho en el estado de ánimo y en eso que propone la película “Como Agua para Chocolate” de que cuando se cocina se trasmiten los sentimientos. Para sus cumpleaños yo siempre le cocino a mi madre y a mi hija sus platos preferidos. La repostería me encanta y, de hecho, desde su primer cumpleaños, Ana tiene sus tortas hechas por mí. A estas alturas “¡ya no sé qué hacerte!”, le digo a veces. Pero siempre se me ocurre algo…es una terapia, como dije…
—¿Cocinar ha sido como una especie de refugio?
—Sí, porque aún en épocas de mucho trabajo, cuando hacía las novelas, me dedicaba a eso. Por ejemplo, cuando mis hermanos se casaron yo estaba haciendo “Estrellita Mía” y aun así les hice sus tortas de boda. Aprendí con Marta Ballina, había días que me quedaba despierta toda la noche y llegaba a grabar sin dormir, pero feliz porque podía cumplir con cada paso del aprendizaje. Lo mío es, sin embargo, amateur, el momento en el que no importa el tiempo. Cuando uno le pone amor, se nota. A mi papá le encantaba que yo le amasara fideos, aunque a veces lo engañaba y se daba cuenta que era comprados (más risas) “¡No sabe igual!”, me decía.