Comenzó el año trabajando, pasando música en el Hotel Azulik, de Tulum, rodeada de una pareja de amigos argentinos y entablando nuevas relaciones artísticas con la percusionista y el violinista que la secundaban. Aprovechó la belleza natural del lugar para hacerse nuevas fotos que promocionarán sus próximos discos, la nueva faceta que Daniela Urzi (44) está decidida a patentar como productora y compositora de música electrónica tribal, “cuyas bases son más percusivas”, se encarga de diferenciar. Separada a principios del año pasado del empresario Pablo Cosentino, la modelo que supo ganarse un lugar en los mercados internacionales más competitivos se ilusiona ahora con los nueve tracks que grabó en su incipiente carrera musical. “No se sin son muchos o pocos, pero para haber empezado hace un año son un montón. Siento que en poco tiempo logré muchísimo, y más que ser deejay me interesa presentarme a tocar con todos temas míos, propios, y no pasando música de otras personas. El estilo orgánico significa que todos los sonidos son grabados en estudios con músicos en vivo, ya sea con cítaras, flautas... Cuando escuchás eso te das cuenta como se despegan de los sonidos electrónicos de una computadora, es un abismo”, le confesó a CARAS desde los parques temáticos de Disney, en Orlando, donde pasa sus vacaciones con su hijo, Thiago (8), su hermano, Pablo Urzi, y sus sobrinos.
Radicada desde el año pasado en Buenoa Aires, Daniela celebra vivir cerca de sus padres, abuelos y primos después de veintidos años viajando de acá para allá. “Muchas veces, sobre todo antes de casarme, me sentí muy sola y con la familia bien lejos. Estar cerca de ellos fue un cambio muy positivo y emotivo”, confiesa, y admite que el año que pasó no fue precisamente uno más. “El 2019 fue de muchos cambios y movimientos, pero yo siempre soy una persona que piensa en positivo y para adelante. Y como con Pablo (Cosentino) coincidimos en pensar que Thiago es nuestra prioridad, todo fluyó de la mejor manera. Así logramos una transición cero traumática ni complicada, él es una gran persona y lo quiero un montón”. Heredera de una cultura artística familiar que encarnan su padre pintor, un abuelo cantante de tango y un primo que canta en la Opera de Milán, Urzi no se desenfoca de otros quehaceres como el modelaje, el interiorismo y la fotografía. “Además de la música tengo varias facetas artísticas con las que canalizo mi creatividad. Y muchas de esas inquietudes nacieron gracias a mi hijo. El libro que hice de Teddy se originó por un osito que le regalaron, y jugando con él empezamos a hacer música escribiendo letras y poniéndole melodías juntos. Thiago siempre fue una fuente de inspiración muy importante”, puntualizó.
Agradecimientos: Malne.
Fotos: Juan Martin Photo.






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