Eugenia Quibel, quien acompañó sentimentalmente a Gerardo Rozín hasta el último de sus días, recordó a su pareja con un emotivo mensaje que compartió con sus seguidores. El primer aniversario de su partida genera sensaciones nuevas en quienes lo amaban.
"Un año: de extrañarte, procesar, verte en sueños, aceptar y seguir. De a ratos parece ficción. La realidad nos atravesó injusta y repentina, y te arrancó y te llevó a no sé dónde. Te acompañé cómo elegiste, y fue en paz, dejando a la vista de todos un vacío profundo, y en mí una cantidad de aprendizajes y certezas que no tenía ganas de recibir, ni ahora ni mucho menos de esta forma", expresó Eugenia Quibel.
"Hoy me siento íntegra y serena. La angustia que al principio aparecía en los momentos más absurdos, se ubicó en un lugar menos incómodo y más digerible. Al final la mente es sabia y selectiva. Los miles de recuerdos de todos nuestros años juntos hoy aparecen más nítidos y me dibujan muchas más sonrisas que lágrimas. Así lo elijo yo. Así me lo pediste. Porque al final, siempre estabas haciendo comedia", agregó quien fue la última pareja de Gerardo Rozín.
Para cerrar, la locutora confesó: "Guardo conmigo el legado más valioso, un grupo de gente amiga, en quien confío y por momentos te encuentro, con quienes podemos reír y recordarte tal como te gustaría que suceda. GRACIAS por nosotros. Gera en mí para siempre".
La carta de Gerardo Rozín
"Paso a decir que me voy contento. Que tengo una hija de diez y un hijo de veinte, y me estoy por morir sabiendo que les dejo la seguridad de que fueron amados. Muy amados. Tienen valores para abrazar y para discutir, pero no arrancan sin ideas. Es un montón. Hemos sido gente de reir mucho, disfrutamos de la ironía y no del sarcasmo. Nos quedaron muchas gracias por hacer juntos, pero se sabe que estas despedidas dejan espacios vacíos.
Estoy sonriendo. Lloré siempre, pero frente a lo inevitable, lo que llegará en poco tiempo, no me siento con derecho a la queja.
No es que no reconozca mis defectos sino que errores comete todo el mundo y siento de estuve más en el equipo de los buenos que en el los otros.
Tengo algunos orgullos: en la televisión comercial pude hacer ciclos vinculados a los derechos humanos sin que nadie me lo pidiera, buscando esos espacios en la nube del entretenimiento. Y creo que produje algunos momentos emocionantes y graciosos.
Amé de verdad a las parejas que tuve. Y tuve el don de hacer reír mucho a mis amigos. No soy creyente, no me llevo nada, pero les dejo las carcajadas que les arranqué. Soy una de las personas que más los ha hecho reir. Es otro de mis grandes orgullos.
Puedo agregar algunos chistes al respecto pero ciertamente no estoy de humor. Perderlas y perderlos me duele tanto como saben.
Si alguien me extraña en cualquier canción rosarina o uruguaya, en el saxo de Charles Lloyd , en Bowie o en la fe que canta Montaner me van a encontrar. Siempre.
Crecí en los ochenta y me siento obligado a expresar algunos principios una conducta muy en boga por aquellos años: soy judío, socialdemócrata y de central. Ah, en "Qué Bello es Vivir" siempre los estoy esperando para compartir una película juntos. Igual, si ven que no aparezco, arranquen a verla ustedes.
Poco para agregar, más por falta de tiempo que de ideas. Digamos que hemos compartido tres temporadas muy decentes y que soy feliz por irme sabiendo que las que producirán ustedes serán aún mejores. Gerardo".