Hablar de “contradicción” sería un reduccionismo inapropiado. “Complejidad” se ajustaría mejor a la realidad. Es que así como se define un “liberal de izquierda” –el concepto lo explica él más adelante–, Jorge Lanata (61) atraviesa una etapa de regresión o melancolía y, a su vez, hace entusiastas planes para el próximo lustro. A partir del ejercicio de “psicoanálisis” con la guionista de su serie, Marisa Grinstein, todos los lunes y viernes a las 15:00 durante seis meses, el periodista hizo un flashback y quiso recuperar algunos objetos que lo marcaron: la colección de Página 12 –compró por Mercado Libre los dos primeros años–, de la revista Veintitrés y de relojes de arena, unos 50.
En una entrevista exclusiva con CARAS a propósito de la serie sobre su vida que produce Disney Latinoamérica y estrenará a fines de 2023, Jorge Lanata confiesa que vivió a las apuradas. Se inició en el periodismo a los 14 años, fundó Página 12 a los 26 y a los 30 llegó a la cúspide. Tal frenesí no fue producto del capricho: a los siete años vio cómo su madre, de 40, quedó postrada producto de una lesión cerebral. Conclusión: la vida es hoy –o ayer– y Lanata lo sabe bien. En su piso del Palacio Estrugamou, en Esmeralda y Juncal, pleno corazón de Retiro y del “codo aristocrático”, el conductor del programa de eltrece, “PPT”, y de Radio Mitre, “Lanata Sin Filtro”, abre las puertas de su casa y de su vida. Lo acompaña su esposa, la abogada Elba Marchovecchio (42), a quien confió la revisión del guión de la serie, cuyo contenido podrá objetar pero no proponer. ¿Si la verá? La respuesta es “no”.
“A mí me encanta que hagas las serie sobre vos porque te merecés todo. Y es lindo porque es tu vida, es lo que sos ahora y es lo que viene. Me encanta”, dice la letrada, a lo que Lanata repregunta: “¿Y no te parece demasiada exposición?”. Y Elba remata: “Estás más allá del bien y del mal”.
—Cuenteme del hijo que van a tener… ¡Mme refiero a la serie sobre su vida! Jorge
Lanata:—(Risas) De hijos, tenemos cuatro: Bárbara, Lola, Valentino y Allegra. A ver, la miniserie no es un hijo mío, pero va a marcar una línea en mi historia, va a haber un antes y un después. Va a ser importante. Para mi profesionalmente lo es y agradezco que estén trabajando en eso. Fue una idea de Diego Lerner, presidente de Disney Latam, la está produciendo Pablo Bossi con sus hijos, y todavía no hay director. Entre septiembre y octubre van a hacer el casting. Piensan grabar en enero. La idea es estrenar a fin de 2023. Son cinco capítulos en una primera temporada y hay una segunda que dependerá de Disney hacerla o no de acuerdo a la repercusión. La está escribiendo Marisa Grinstein, con quien había trabajado cuando hicimos “Codicia”.
—¿Qué es “Codicia”?
JL:—Ese sí hubiese sido un hijo mío, pero no nació. Era una miniserie sobre los “Cuadernos”, antes de la pandemia. Trabajamos con ella, Víctor Tebah y Tamara Florín, mi productora histórica, y escribimos seis capítulos de una miniserie que se llamó “Codicia”. ¿Sabés qué pasó? Nadie la quiere hacer en Argentina y afuera el tema no importa tanto.
—Habrá colaborado indirectamente con la producción de la serie…
JL:—Seguramente. Y de reconstruir mi historia se ocupó Marisa. Con los meses me volví un poco melancólico. En su momento, había regalado toda mi biblioteca, 6 mil libros, que tenía cuando vivía en este mismo edificio pero en el primer piso. Se los regalé a Manuel Lozano de la Fundación Sí para la Universidad de los Collas. Y con esos libros fueron la colección entera de Página 12, de Veintitrés y de Crítica.
—¿La melancolía se proyectó en otras cuestiones además de las colecciones gráficas?
JL:—Durante años coleccioné relojes de arena, muchos, tengo como 50. Me había regalado uno de San Francisco y me compré otro en Nueva York, ni siquiera sabía cómo se decía “reloj de arena” en inglés, que se dice “hour glass”. Compré muchos y terminaron en la baulera. Refloté los relojes de arena.
—¿Qué significado le da a la regresión con los relojes de arena?
—Cuando era chico tenía un tema con el tiempo. Más que nada por la enfermedad de mi mamá que se enfermó a los 40 años, tenía una lesión cerebral y no podía caminar ni formar palabras, y tenía el lado derecho del cuerpo paralizado. Vivió así 40 años. La cuidaba mi papá y dedicó su vida a ella y a ser dentista. Imaginate que capaz me enfermaba como mi mamá en cualquier momento, entonces sentía que tenía que hacer todo rápido. Armé Página a los 26 años, estaba en el tope de mi carrera a los 30. Después me reinventé. Mi obsesión con el tiempo tiene que ver con eso.
—¿Y también se compró dos gatos rusos?
—Hace 30 años, cuando empezó Internet, compré unos gatos rusos de raza “Russian Blue Cat”, que acá no hay, en Seattle. Vinieron hasta acá y pararon en un pet hotel de Miami, los fuimos a buscar a Ezeiza. Eran un gato y una gata. Ahora los compré en Madrid, nacieron en febrero y los trajeron en junio. Son divinos y saltan por todos lados, son dos atletas rusos.
—¿Qué cuadro le rompieron?
JL:—Uno de Ad Minoliti, que lo arañaron abajo pero es reparable. (Risas) Además llegó una gata persa “Pepita”, más “Cuca”, el de Fernando Peña, que tiene la lengua salida porque a mi hija Bárbara se le cayó de un cuarto piso. No puede comer sólido, es divina. Es la gata más fea del mundo, pero la amamos.
. —¿Qué le pasó para aceptar una serie sobre su vida?
JL:—No voy a leer los guiones, tengo la posibilidad de objetar pero no de proponer. Los va a leer Elba, así como el contrato. Yo probablemente no vea la serie cuando salga, y lo mismo me pasó con el libro de (Luis) Majul, No sé si va a aparecer mi mamá en la serie, pero no quiero verla interpretada por una actriz. Porque me parece doloroso, puedo revisar lo que quiera pero en mi imaginación.
—¿Por qué dijo que tuvo una vida rarísima?
JL:—Hoy tengo 61 años, y a los 56 me enteré que soy adoptado. No es normal. Me adoptan en Mar del Plata, mi vieja y mi papá van hasta allá a buscarme. Una tía me contó que mi madre biológica era una mina del campo, de mucha guita, que no podía tener el hijo. En su momento no quería averiguar y ahora ya está, tengo 61 años. No me preocupa de dónde vengo, sino dónde voy. Voy a caer en una casa donde estoy siete años bien y de repente mi mamá se enferma de un tumor cerebral. Por eso casi no tengo fotos de chico. Odio los cumpleaños porque siempre me decían “vamos a festejar cuando tu mamá esté mejor”, y ella nunca estuvo mejor. Odio los cumpleaños, las fiestas, las reuniones. Empecé a laburar en radio a los 14 años. Compro 'El Porteño' con una cooperativa de periodistas a los 24. Armo 'Página' los 26. Si eso no es una vida rara… fue muy vertiginosa y tuve años de oscuridad. Me drogué 10 años duro y parejo, y después dejé.
—¿A qué edad?
JL:—De los 40 a los 50.
—Ya de grande, es raro eso, ¿no?
JL:—Sí, es raro. Igual lo que tomaba era merca, que era la droga de moda en los noventa. Creo que la gente se droga porque hay personas más débiles que otras, y gente que le duele más la vida. La droga funciona como una especie de acolchado, te acolchás contra lo que pasa. En el noventa la consigna era no sentir, porque era una época de capitalismo salvaje, el tipo de la 4X4 polarizada, el menemismo fue un poco eso. La cocaína fue la droga de la época, y como entré, salí, no fue fácil pero pude dejar.
—Me habló de su madre, pero no se refiere tanto a su padre…
JL:—Mi papá se llamaba Ernesto, había sido hijo de un futbolista de River Plate en 1914, Agustín Lanata. Ernesto Lanata era dentista, se recibió grande, dio libre la mitad de la carrera como Elba. Era mecánico dental y sabía mucho de Odontología y se recibió a los 40. Estaba un poco loco, para él la palabra era muy importante y lo que más respeto de él es que durante 20 años estuvo con mi vieja. Él podría haberla internado, y vivió con ella, se la bancó, le cambió la vida porque fue terrible. Yo me fui de su casa y me criaron mi tía y mi abuela.
—¿Hasta dónde llega la primera temporada de la serie?
JL:—Terminaría cuando saltó de Página a la televisión.
—¿Pensó dedicarse a otra cosa que no fuera el Periodismo?
JL:—Me hubiera gustado ser boxeador. El único deporte romántico y literario es el boxeo. El sueño de un tipo en la Federación de Box, que llega del Interior, para en una pensión, la familia lo va a ver, y se defiende con sus puños, no tiene otra cosa, sólo se tiene a él mismo.
—Si fue peronista, ¿Hoy qué es?
JL:—La gente tiene que evolucionar y hoy soy más inteligente que cuando era chico, menos mal, sino me pegaría un tiro. Hay una cosa en la que no cambié que es “qué soy políticamente”. Podés buscar en Youtube “Lanata Grondona”, tengo 26 años, barba candado, director de Página 12 y le digo mismo que te digo ahora: soy un liberal de izquierda. Soy liberal porque creo en el individuo frente al Estado, y de izquierda, porque miro alrededor. Y esto no está bien. No puedo ser conservador. Sigo pensado eso.
—¿Fue feliz?
JL:—Sí, claro, y lo soy. Tengo dos hijas, eso para mi fue muy importante. Fue feliz al tenerlos y las quiero mucho a las dos. Y habernos casado con Elba fue como decir “tenemos planes”, tengo 61 años y tengo planes. Pensamos a tres o cinco años.
—¿Qué proyectan?
JL:—Ella vive en el primer cuerpo y yo vivo acá. Alquilamos una quinta para estar juntos los fines de semana con los chicos. Queremos mudarnos a algún lugar para estar juntos. Estamos viendo eso, así que me voy de acá porque es un quilombo. Acá en el Centro.
—¿Cómo vuelve a este edificio?
JL:—Viví 10 años en el primer piso, donde nació Lola. Y después me mudé a Libertador al 300, y cuando me separé, fui al Kavanagh, donde alquilaba, y después vine acá y compré. Hace seis años me vine.
—¿Le genera incomodidad tener plata?
JL:—Me fue bien pero no tengo mucha plata. Si yo hubiera hecho Página 12 en Estados Unidos no hubiera trabajado más en la vida. Gasté mucha guita, gano mucha guita y gasto mucha guita, pero no puedo estar sin laburar más de un año porque dependo de mi laburo.
—¿Cómo es su relación con el dinero?
JL:—Irresponsable.
—¿En qué gasta?
JL:—Ultimamente en cuadros, claro. Gasto también en viajes.
—¿Cómo sigue su año?
JL:—Ahora estoy haciendo la segunda temporada de una serie documental que no estrenó la primera. Es para Nat Geo que se llama “H”, lo que no se pronuncia, no se cuenta. Ahora me quedaron grabar dos capítulos en Londres y otro entero en Finlandia que voy en diciembre. Después viajo a París y me tomo vacaciones y Elba va a estar allá con los chicos. Del 14 al 30 de diciembre y después nos vamos a Uruguay enero y febrero.
—¿Y jubilarse?
JL:—¿Qué? (Risas) Estás loco, antes de jubilarme me pego un tiro. Olvidate. Mientras me de la cabeza, voy a laburar.
—¿De salud cómo está?
JL:—Estoy bien, no para correr los 100 metros con vallas, pero estoy bien.
Fotos: Federico de Bartolo
Producción: Sol Miranda
Agradecimientos: @tevysalgadomakeup