El actor Brendan Fraser fue quien se llevó ayer el Critic Choice Award a Mejor Actor por la película “La Ballena”. “Me ha costado 32 años llegar hasta aquí”, dijo Fraser entre lágrimas al recibir el premio. Y es que aunque el actor logró este importante galardón, su vida fue un compendio de éxito y brillos mezclado con trastornos alimenticios y abusos sexuales.
A finales de los noventa y comienzos de los dos mil, Brendan Fraser era un galán clásico de Hollywood: medía 1,91, tenía un físico hegemónico, y brillaba en películas exitosas como la recordada parodia de "Tarzán", "George de la jungla" (1997) o la trilogía de "La momia" (1999-2008). Pero luego de caer en un torbellino de participaciones en películas cada vez más insustanciales, y de que le terminaran negando, luego de ofrecérselo, el papel de Superman, se sumergió en una gran depresión a la que se le sumó tener que atravesar por un divorcio. Además, nadie se imagine que detrás de los brillos se escondía una víctima de abusos sexuales al que todos ignoraron cuando trató de denunciarlo en privado, en 2003, con una carta enviada por el representante de Fraser al propio abusador.
En 2018, repitió las denuncias y esta vez en público, a través de una entrevista para la edición estadounidense de la revista GQ. Sin embargo su abusador era nada menos que Philip Berk, el presidente de la Prensa Extranjera en Hollywood, la asociación que se ocupaba de organizar los Globos de Oro, y ese hecho impidió que hubiera algún tipo de movimiento con la denuncia.
Berk lo negó todo, y Fraser pasó a ser una suerte de apestado para los grandes estudios y decidió dar un paso atrás. Cuando le preguntaron por qué había decidido hablar del tema de forma tan explícita y en un medio de comunicación, el Fraser afirmó: “La aparición del movimiento #MeToo y el hecho de que muchas amigas mías, actrices y personas de otros ámbitos decidieran dar un paso adelante, me animó a hacer lo mismo”. En 2021, Berk fue expulsado de la Prensa Extranjera de Hollywood por emitir comentarios racistas.
Pero además, el actor debió soportar comentarios discriminatorios e hirientes en redes sociales debido a su cambio físico, el cual fue profundamente traumático para el Fraser: llegó a confesar que durante sus años de más éxito (desde que filmó “La momia” en 1999) se negó a usar dobles para sus escenas de acción y debió pasar al menos media docena de veces por el quirófano.
Pero la vida suele dar revanchas, y Fraser no fue la excepción: en “La ballena”, una película que ya obtuvo los mejores comentarios de la crítica, interpreta a Charlie, un profesor de inglés con obesidad severa que vive recluido en su casa y que trata de volver a tomar contacto con su hija adolescente. El premio de Fraser no solo es una distinción a sus dotes actorales - que de por sí son remarcables - si no también a su resiliencia.
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