jueves 25 de abril del 2024
CINE 01-05-2020 22:28

Mirtha y Goldie: el vínculo entrañable de dos hermanas que brillaron en el cine

“Goldie es parte de mi vida, mi hermana, mi madre, mi todo”, reconocía la diva de los almuerzos sobre la estrecha relación con Silvia.

Desde ese día en el que la partera le anunció a José Martínez y Rosa Suárez que habían sido padres de gemelas, en 1927, en la tranquila Villa Cañás, comenzaría a escribirse la historia de las gemelas más famosas de la Argentina. María Aurelia Paula Martínez Suárez y Rosa María Martínez Suárez. “Goldie” y “Chiquita” como las llamarían desde pequeñas. “Silvia en la panza de mi mamá me comía todo, por eso me decían Chiquita, porque yo nací con un kilo doscientos y ella se llevó el resto”, recordó Mirtha en más de una nota exclusiva a CARAS develando su intimidad más cuidada. Cuando comenzaron a tomar clases en el Teatro Municipal de Rosario pensaron que debían “buscarse” nombres artísticos y allí nacieron Mirtha y Silvia Legrand.

El cine de los dorados años 40 las hizo brillar en películas como “Hay que educar a Nini!, “Novios para las muchachas”, “Soñar no cuesta nada” y “Claro de luna”. Pero más allá de la faceta profesional que luego las llevaría a tomar caminos muy diferentes, una relación entrañable las unía en el cotidiano vivir.  

Y a medida que pasaban los años, se casaban y tenían hijos, el amor y la unión entre ellas se hacía más estrecha. “¡Goldie es parte de mi vida! Mi hermana, mi madre, mi todooo…”, repetía sin cansarse Mirtha sin poder evitar la emoción cada que tenía que hablar de ella.

Cada mañana, alrededor de las 10, Chiquita y Goldie se comunicaban por primera vez en el día. El llamado telefónico era ya un rito. Se saludaban, comentaban las noticias del día, los planes, hablaban de los hijos y los nietos, algún “chimentito” divertido del medio y se despedían sólo por unas horas.

"Querida hermana, en estos 50 años quiero expresarte algunas cosas. Y temo sinceramente traicionar mis sentimientos y mi imparcialidad. Eres un ser único e irrepetible… Cuando a veces decís que has dado tu vida al público, es verdad. Agreguemos tus largos años de cine. Empezaste a los 11 años y no has parado hasta hoy, haciendo honor a tu personal elegancia, proverbial elegancia, tus verdades, tus condiciones. No en vano sos tan amada. No quiero ocupar, Chiquita, más tiempo en este homenaje. ¿Qué te parece si me despido con la poesía esa que tanto nos gusta a las dos, que invoca a nuestro querido pueblo? Mi vida fue de día y en enero, al aire libre, bajo un sol redondo, encendido en la sombra de un Macondo feliz, santafesino y chacarero. El murmullo era el sonido de aquel piano y un pequeño carnaval como trasfondo. Andábamos corriendo por el fondo con una mandarina en cada mano. ¿Qué más puedo pedirle a la alegría? Si la vida era una vuelta a la manzana y nadie estaba muerto todavía", la sorprendió al aire Goldie durante los festejos por los “50 años de Mirtha en la televisión”, en agosto de 2018,  y nadie pudo evitar las lágrimas.

“Por ahí alguien dijo, lo nuevo, es que no somos mellizas. Somos gemelas, es el colmo de las cosas que tengo que escuchar", se enojó Mirtha cuando un programa lanzó esa noticia. ¡Nos queremos tanto, tanto...! Somos gemelas y eso se nota. Sentimos lo mismo. Ella me llama antes de cada programa y me pregunta todo. Después, cuando termina, volvemos a hablar y me dice me gustó ésto o no me gustó tal cosa. Y yo creo en todo lo que ella me dice porque nuestro amor de hermanas no se equivoca. Por eso también le consulto todo”, contaba la diva.

"¡Desde pequeñas éramos tan idénticas! Me acuerdo que papá nos sentaba en sus rodillas y nos decía: '¿Quién es mi Chiquita y quién mi Gordita? Después, cuando íbamos a la escuela con los delantales impecables, almidonados, duros, nos hacían moños grandes y blancos, relucientes… Pero yo siempre tenía el moño más grande", recordaba en otra de sus entrevistas exclusivas con CARAS.

Cada noche, antes de acostarse, conectarse con su tablet o algún libro, Mirtha hacía el último llamado telefónico a Goldie. Entonces se despedían, no sin antes prometerse que al día siguiente volverían a hablar. Con el mismo amor de siempre. “¡Su vocecita tierna y amorosa es infaltable en cada despertar y luego, antes de dormirme, cuando nos despedíamos con un cariñoso ¡Hasta mañana hermana!..”

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