Cuando se habla de conceptos tan espirituales y sutiles como los de Almas Gemelas, “vibrar en la misma frecuencia”, encuentros predestinados en etapas especiales de la vida, a muchos les cuesta no relacionarlo con meras sugestiones. Salvo cuando una historia de amor como la de María Eugenia Vidal (46) y Enrique “Quique” Sacco (56) confirma que “hay algo más” que conspira para que demos vuelta las páginas de los momentos difíciles y nuestras existencias vuelvan a iluminarse.
Ambos venían de enfrentar experiencias muy movilizadoras, de esas que nos hacen replantear cosas y nos obligan a reconstruirnos. Vidal acaba de traspasarle el mando de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires a Axel Kicillof, tras cuatro años de una gestión política muy intensa, que transitó luego de una de las experiencias más traumáticas de su vida. Tras haber ganado las elecciones en 2015, a los pocos meses, Vidal se divorció de su marido Ramiro Tagliaferro, quien ese mismo año asumió como intendente de la localidad bonaerense de Morón. Ambos dirigentes estuvieron en pareja durante dos décadas y tuvieron tres hijos: Camila (19), María José (16) y Pedro (12). En su momento, María Eugenia declaró: “Veníamos con demasiado trabajo, las cosas se hacían más complicadas. Nos pareció que lo más sano era tomar esta decisión. No somos conformistas. La peleamos, la remamos, pero cuando nos dimos cuenta que no podíamos salir, lo sinceramos primero entre nosotros”. Desde que se supo que dejaría de ser Gobernadora, Vidal aclaró en muchos medios cuál sería su futuro inmediato: “No quisiera los próximos dos o cuatro años vivir de la política.Viene un tiempo lindo para todos los que somos parte de mi familia de repararnos, de estar más juntos y de disfrutar de cosas que en estos cuatro años no pudimos”. Y Vidal tampoco esquivó uno de los interrogantes periodísticos más insistentes: cómo es su vida amorosa. Admitió que sus hijos le pedían que tenga novio. Antes de dejar su cargo político, afirmó: “Gobernar es mi trabajo y me apasiona pero, fuera de eso soy María Eugenia y lo voy a seguir siendo cuando termine mi gestión, como lo era antes”. También dijo cuál sería su perfil de hombre: “¿Por qué no puedo estar con alguien que piense distinto? No debería eso definir una pareja. Tampoco lo pasaría por un filtro ideológico si estamos de acuerdo en los valores”. En otra oportunidad afirmó: “Es verdad que los hombres se inhiben con las mujeres que tienen poder. Yo todavía no descubrí la receta (para arreglarlo)”. En agosto, antes de perder las PASO, llegó a confesar: “Me gustaría volver a estar en pareja. Me gusta la familia, la mesa grande, con mucho griterío, lleno de gente. Me gusta eso, de ahí vengo. Pero al amor uno no lo busca, se lo encuentra. Ya va a llegar”. Y se permitió ser muy contundente: “Para que un hombre me enamore tiene que ser una buena persona. El humor y la inteligencia me parecen dos cualidades muy importantes. En la vida hay que tener espacio para sonreír, para reírse a carcajadas, incluso de uno mismo”.
El domingo 8 y el lunes 9 de diciembre, Vidal dejó la base aérea de El Palomar, donde vivió durante su gestión como gobernadora, y se mudó a la casa de sus padres, a dos cuadras de la estación Haedo, en Morón, cuya intendencia acaba de perder su ex marido Ramiro Tagliaferro. Su padre es cardiólogo y sigue trabajando en una clínica de Tres de Febrero. Su madre es jubilada bancaria. Tiene un hermano profesor de educación física que se casó y dejó su habitación, así que ella volverá a su cuarto de soltera y acomodará a los chicos entre el que dejó su hermano y el resto de la casa. Es una medida transitoria porque proyecta mudarse a Capital, donde sus tres hijos cursan sus estudios.
Enrique “Quique” Sacco también viene de atravesar años muy turbulentos en el plano emocional. El ex periodista deportivo de la cadena ESPN y actual Gerente de Gestión Institucional de la Superliga de Fútbol Argentino, fue pareja durante siete años de Débora Pérez Volpin. Se convirtió en “papá del corazón” de Agustín (21) y Luna (19), los hijos que la ex conductora del noticiero “Arriba Argentinos” emitido por El Trece, y Legisladora de la Ciudad, tuvo con el camarógrafo Marcelo Funes. El paso por la política de Débora recién comenzaba. El 6 de febrero de 2018, inexplicablemente, Pérez Volpin muere en el Sanatorio de la Trinidad de Palermo, durante una endoscopía de rutina. Su “partida” no solo causó una enorme conmoción social, sino que inició una intensa búsqueda de Verdad y Justicia. Sacco, luchador incansable por el esclarecimiento definitivo, sostén afectivo de una familia que quedó huérfana, y desgarrado por la pérdida de su gran amor, afirmó: “Débora era honesta, inteligente, humilde, amable, simpática, independiente, y además bella. Me abrió las puertas de su corazón, confió en mí y me regaló lo mejor que una mujer puede dar: ¡Amor, dos hermosos hijos del corazón, Agustín y Luna! ¡Y una gran familia! Ese legado es eterno”.
Sábado 3 de agosto, al programa de Mirtha Legrand estaban invitados María Eugenia Vidal, Enrique Sacco, el abogado Diego Pirota, la científica del Conicet Sandra Pitta, el periodista Pablo Rossi y la nutricionista Mónica Katz. El periodista deportivo asistió con Pirota, letrado de la familia de Pérez Volpin, un día después de que se diera a conocer el fallo por el homicidio culposo de la recordada conductora. Vidal llegó tarde al canal. Ya estaban todos sentados a la mesa. No hubo charla previa con la producción ni en maquillaje. Directamente tomó contacto con el resto de los invitados en el estudio. Le dio un beso a todos y se sentó. El programa transcurrió de manera tradicional. La mayoría conocía a Vidal de vista. Quique y ella jamás se habían visto personalmente. Antes de terminar el programa, Mirtha, que suele oficiar de Celestina y siempre afirma que su ciclo trae suerte, le preguntó a la entonces Gobernadora si estaba de novia, a lo que Vidal le respondió en tono de broma: “No Mirtha, ¡usted me tiene que conseguir el novio!”. Cuando terminó el programa, Vidal volvió a saludar uno por uno a los invitados, y cuando le tocó el turno de despedirse de Quique, hizo lo que hace siempre con familiares que atraviesan una situación de pérdida, dolor, o trágica por algún motivo: le ofreció ayuda, colaboración, ofreciéndole lo que estuviera a su alcance. Luego se retiró.
Veinte días después, Vidal recibió un mensaje un poco extenso: “Hola, María Eugenia, soy Enrique Sacco”, comenzaba diciendo. El periodista le expresó su admiración, por su entrega, por su fuerza para encarar los temas... Fue un mensaje muy educado, con formas muy caballerosas, y ella le respondió de una manera muy light. Le agradeció, le expresó también su admiración sobre cómo encaró su lucha por la búsqueda de justicia a partir de lo que sucedió con Débora. Le dijo que valoraba su entereza y fortaleza para defender a la periodista fallecida y a su familia. O sea, le devolvió el mensaje de forma protocolar. María Eugenia no entiende nada de fútbol, por lo que a Sacco solo lo conocía a partir del caso Pérez Volpin.
Después comenzó a sucederse una seguidilla de mensajes, a través de los cuales empezaron a conocerse. El primer mensaje fue a principio de septiembre, ella en el medio cumplió 46 años (el 8 de septiembre), y él se conectó para saludarla. Siguieron comunicándose por mensajes, y Quique volvió a saludarla en octubre, para el Día de la Madre. Hasta que un día el periodista la invitó a cenar.
El 8 de noviembre fueron a comer, en lo que representaba su primera cita. Se encontraron a las 21:00 horas en el restaurante del Palacio Duhau Park Hyatt, en el barrio de Recoleta. Comieron pescado, él tomó vino y ella no. Al final de la cena, ambos brindaron por su primera cita con una copa de champán. Se quedaron charlando hasta la medianoche. Y después partieron con rumbo desconocido.
A la semana de esa cita se filtró el primer rumor de su romance en las redes sociales. Ellos salieron a negarlo porque la relación era muy reciente, se estaban conociendo. Pero además porque todavía la familia de ambos no lo sabía y querían ser ellos mismos quienes se lo comunicaran. De hecho llevan solo un mes y una semana, pero los protagonistas de este romance están felices porque experimentan una muy linda historia de amor. Entre los datos de color: El le regaló chocolates y ella un dulce de leche artesanal fabricado en una localidad de la provincia de Buenos Aires, porque supo que el periodista es fanático de ese alimento.
Domingo 15 de diciembre, restaurante “La Brigada”, en la calle Estados Unidos al 400, San Telmo. A las 21:00 horas se encontraron a cenar Vidal y Sacco con Carolina Stanley y Federico Salvai, matrimonio amigo de la ex gobernadora desde hace 16 años. María Eugenia quería presentarles a su nuevo gran amor a quienes fueron hasta hace poco Ministra de Desarrollo Social y Jefe de Gabinete de la Provincia de Buenos Aires. De entrada comieron provoleta, luego las mujeres eligieron ensaladas y los hombres pollo y bife de chorizo. De postre, panqueque con duce de leche. Al final, todos brindaron con champán por la nueva relación amorosa. A las 23:30, las parejas se despidieron en la puerta. Mientras que Stanley y Salvai partieron en su scooter BMW, Vidal accedió a sacarse selfies con jóvenes fans de Luciano Pereyra que estaban en la entrada esperando al cantante que terminaba de brindar un show en el Luna Park. Luego, María Eugenia subió al Audi de Quique, sorprendidos por el fotógrafo de CARAS. En todo momento sonrieron, sabían que esas imágenes se transformarían en la confirmación mediática de su presente sentimental. A partir de la publicación de la primicia de esta revista, ya no deberían ocultarse o disimular la gran química que existe entre ellos.
En su círculo íntimo aseguran que María Eugenia y Quique valoran a la familia por sobre todas las cosas. Son personas que se encuentran en edades en las que ya dejaron atrás varias etapas, no son dos adolescentes que están experimentando. La relación los agarra en un momento en donde tienen muy claras las prioridades. Mucha gente del entorno de la ex gobernadora supone que si ella hubiera ganado las PASO en agosto, este romance no estaría sucediendo.
Por el momento, los hijos de Vidal y los de Pérez Volpin aún no se encontraron, por ser todo muy reciente. La idea de la convivencia por ahora es muy difícil de concretar, porque los hijos todavía son chicos. Quique estará viajando a fin de año a Europa, a dos o tres países. La invitó a María Eugenia a acompañarlo. Noche Buena y Navidad, ella los pasará en la Argentina, con los chicos. Pero la idea es que reciban el 2020 en el exterior. Juntos, amándose, aprovechando el viaje para descansar y afianzar la relación. Quienes comparten mucho tiempo con Vidal aseguran que desde hace un mes está sonriendo todo el día, más que nunca. Se la ve súper enamorada. Y trascendió que Quique se emocionó al escuchar a la propia Martita, la madre de Débora, cuando le dijo que no temiera apostar nuevamente al amor, porque María Eugenia era una gran mujer.
Vidal conoció personalmente a Débora, y siempre destacó el carisma y la simpatía que tenía. La recordada periodista había empezado a transitar la vida política, y el destino quiere que ahora Quique se enamore de una política. El compañero de fórmula de Pérez Volpin era Martín Lousteau, quien ahora trabaja en el espacio donde está Vidal. Es senador por la Ciudad, en la lista de Horacio Rodríguez Larreta, el mismo Jefe Político de María Eugenia. Ambos reconocen en sus círculos que este proyecto de pareja es muy serio, que lo quieren ir llevando paso a paso, con mucho cuidado. Y que lo están haciendo a consciencia, por ellos mismos y por sus familias. Muchos creen que estaba destinados a cruzarse, como dos Almas Gemelas. Otros dicen que ese tipo de argumentos son meras sugestiones. Lo cierto es que María Eugenia y Quique dieron vuelta sus páginas más sombrías y hoy sus corazones no dejan de brillar.
FOTOS: ERNESTO PAGES.