Joan Manuel Serrat y la Argentina tienen una relación de amor que sostienen hace más de 50 años, es por eso que la decisión del artista de dejar los escenarios ha movilizado a los fanáticos locales que esperan con ansias poder verlo actuar por última vez.
El cantautor español brindó una conferencia de prensa este miércoles en donde CARAS Digital estuvo presente. Allí habló de su gira despedida, “El vicio de cantar. Serrat 1965-2022”, que comenzará el sábado en el Autódromo de Rosario y continuará el martes 8 en el estadio Mario Kempes de Córdoba. Luego, le seguirán cinco recitales en el Movistar Arena, entre el sábado 19 y el martes 29 de noviembre.
“En Argentina sucedieron cosas muy importantes, desde mis primeros programas de televisión hasta estos últimos conciertos que se van a dar en Villa Crespo. Es una vida llena de situaciones donde quizás la más espectacular fue el concierto que dimos en la Plaza de los dos Congresos (1992) ante miles de personas. Fue tan lindo”, reconoció con emoción.
- ¿Por qué considerás que este es un buen momento para retirarte?
-El día que Sabina tuvo la mala fortuna de caerse cuando estábamos haciendo nuestra tercera gira de "Dos Pájaros", aquel día empezó una necesidad de aclarar el futuro o, de alguna manera, ver dónde estaba parado yo a futuro. Con el accidente de Joaquín hubo que suspender la gira. Y justo después de esto apareció la terrible pandemia de la Covid que nos encerró en las casas, cambió nuestras vidas, nos obligó a un funcionamiento social distinto, a unas relaciones diferentes, todo cambió. Hubo que adaptarse.
En mi caso me tuvo recluido en mi casa, y hablo de una reclusión entre comillas porque en mi casa tengo gran parte de las cosas que me son importantes y fundamentales: los libros, los discos, mi familia. Pero nos cerraron los teatros, los lugares de actuación, como cerraron tantos lugares de trabajo, y eso evidentemente fue apartando lo que podría ser esa cotidianeidad con el oficio que fue provocando un distanciamiento muy grande. Estuvimos un año y medio en esa circunstancia. Y ahí yo veía que el tiempo se me acortaba. Entonces planteé que quizás era un buen momento para decidir respecto a lo que podría ser un futuro que todavía no se preveía.
Planteé despedirme de los escenarios con una última gira cuando se pudiera y dejar este buen sabor de boca que tengo con mi oficio, con la gente, con la música, con todo lo que me ha ocurrido. Realmente no estaría yo con fuerzas para volver a reiniciar algo con unos márgenes de tiempo tan cortos. No sabía si era posible una gira de estas características, por tantos lugares, tantos países, hacerla de una manera coherente. Fue difícil y afortunado, también, porque nos salió muy bien. Era un poco arrancar a ciegas y a ciegas arrancamos pero hemos podido llegar hasta aquí muy satisfactoriamente. Es estupendo porque las coincidencias han sido muy grandes porque hemos podido iniciar una gira en Nueva York y terminarla en Barcelona. Salió todo bien.
No he contado todos los conciertos que ya llevamos hechos, ni los que me quedan por hacer. Es una actitud absolutamente defensiva ya que sé que esta gira está llena de trampas, de emociones, de nostalgias, de un sentimiento tremendo de alejamiento de algo que ha sido mi vida y que me ha hecho muy feliz. Por tanto, llevo cada uno de los conciertos como el único que existe y trato de no hablar demasiado de estas historias porque estoy meneando directamente mi alma y lo más profundo de mis emociones. Cada día que subo al escenario canto canciones, muchas de ellas que tienen mucho que ver con cada lugar en el que estoy, y mientras canto las imágenes no dejan de aparecerse en mi cabeza. Son emociones a las que no quiero renunciar pero que tampoco quiero potenciar porque sino me desarmaría en los escenarios.
- ¿Qué pasaría si dentro de un tiempo Joaquín Sabina, Ana, Víctor o Miguel Ríos te dicen 'amigo, vamos, hombre, a la carretera'? ¿Podría haber una concesión de tu parte?
-Mi madre tiene un dicho muy claro que dice "de aquí a allá, los pajaritos sabrán". De aquí a allá, si eso ocurriera, no sé exactamente cuál sería mi reacción. Todo dependerá del camino que haya desde aquí hasta entonces. No tengo idea, pero no creo que eso suceda. No creo que suceda porque aparte de ser unas historias ya realizadas, tanto por unos como por otros, realmente el tiempo es muy escaso si hay que aprovecharlo en todas las cosas nuevas que están por venir.
-Imagino que tu vida se desarrolló entre la demanda del artista y esa vocación y el deber de vivir la vida, ¿cómo lo fuiste conjugando?
-Como pude (risas). Aquí es donde están los mayores sacrificios del manejo de los tiempos, pero no te puedo decir, porque he tenido mi entusiasmo por una cosa y la otra, cuando estaba escribiendo, sacrificaba una parte y cuando estaba con lo otro pues sacrificaba el arte.
Yo no contemplo que haya una raya que separe una cosa de la otra, la vida y el artista. A veces me duele cuando hablan de un artista o escritor cuando se los glorifica por su trabajo, pero se los maltrata por su vida. Creo que somos una complejidad de cosas.
-Decimos mucho que sos la banda de sonido de nuestras vidas, ¿cómo se lleva eso? ¿Es más de lo esperado?
-Mucho más de lo esperado. De hecho, hay canciones que cuando las estaba escribiendo no sabían que iban a ser tan exitosas, como Mediterráneo, por ejemplo. Mediterráneo es de esas canciones que son como una mujer hermosa, ya le han dado todo, todos los piropos. También hay canciones que uno tiene un cariño especial y no porque sean grandes canciones sino por las satisfacciones que uno puede tener. Yo me llevo bien con mis canciones y hay algunas que se quedaron en el tiempo, por las metáforas que se usaban, pero hay otras que siguen.
No tengo la sensación de haber hecho canciones que me avergüencen o de las que tenga que avergonzarme.
- ¿Cómo estás viendo esta nueva generación de cantantes jóvenes que como vos en su momento nos hacen conocer la música de tu tierra, como es el caso de Rosalía o C. Tangana?
-Hablas de dos artistas que son excepcionales y que han trabajado con mucha inteligencia, son artistas completos y pueden dar una versión determinada, pero ahí adentro hay muchas más cosas, son jóvenes pero muy cuajados, de largo recorrido. La aparición de grandes estrellas tiene un soporte de un gran firmamento, que van ahí, aprietan y apoyan. Hace 50 años se separaban más las cosas, ahora hay una gran fusión y hermanamiento.
Yo he sido un sobreviviente y he conocido lo que un hombre puede conocer en esta vida de una forma muy satisfactoria. Yo fui el resultado de un tiempo y de unas circunstancias y de un camino en el que tuve mis precedentes. Cada uno recibe una herencia que busca.
Serrat y la Argentina, un solo corazón
El amor que Serrat siente por la Argentina es de larga data. El cantautor español se abrió paso entre el público local en sus primeras visitas al país y fue ganando el corazón de miles de fanáticos que han sabido disfrutar cada una de sus etapas.
“Mi relación con el público argentino ha sido apasionada”, aseguró Serrat. “Desde mis comienzos ha habido una relación de mucho cariño y que se ha trasladado en el tiempo a través de diversas etapas. Mi mirada sobre el país ha girado, cambiado en el tiempo, porque ha sido una relación larga, que pilla a varias generaciones y en la que nos une la confianza y la música", agregó.
- ¿Qué te dice el corazón al retornar a Argentina una vez, pero esta vez, para despedirte?
-Mi corazón me dice que esté tranquilo, porque él está tranquilo también. Que solamente vengo a despedirme de los escenarios, y no a despedirme de la gente, ni del país, ni del cariño.
-En varias oportunidades aseguraste sentirte un “porteño más”. ¿Qué cosas vas a seguir haciendo cuando vengas de visita?
-Siempre hay unos rituales. Yo tengo tendencia, por una parte, a recorrer lugares que he recorrido y que he visto modificarse a veces con alegría y a veces con una profunda tristeza, una nostalgia. Y eso lo voy a seguir haciendo, exactamente. Esto, siempre va apoyado por algo que es fundamental: los lugares valen en tanto y en cuanto han sido compartidos con gente, con otros, con amigos, con sueños... Mientras estos sigan ahí, seguirán esos caminos. En la medida que desaparecen los sueños, las gentes, los amores, pues, entonces, se modifican los caminos.
- ¿Vendrás a comer asados, ir a la cancha?
-Es una pregunta sumamente retórica. Pareciera que solo el asado, la cancha y el tango fueran los únicos factores de unidad con esta tierra. Seguro que hay muchos otros lugares comunes de encuentro fantásticos. Los otros están bien. Pero espero, de todos modos, disfrutar de un buen asado porque no siempre todos están a la altura de la expectativa, como tampoco de un compañero de fútbol y de otras muchas buenas cosas que uno desea encontrar en este país.
-¿Preparás asado?
-No, soy un buen teórico del asado (risas).