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La vida de Iñaki Urdangarin cambió drásticamente tras el escándalo del Caso Nóos, que lo llevó a prisión y marcó el inicio de un deterioro personal del que aún no ha logrado recuperarse. Su reciente divorcio de la infanta Cristina, después de 24 años de matrimonio, sacó a la luz los problemas emocionales y psicológicos que el exduque de Palma ha estado enfrentando en los últimos años.
Desde que fue imputado y sentenciado por corrupción en el Caso Nóos, Urdangarin no solo perdió su prestigio y la relación con la familia real, sino que también empezó a mostrar signos de un trastorno mental severo. Según fuentes cercanas, el tiempo en prisión fue especialmente duro para él, marcando el inicio de su inestabilidad emocional. Este estado lo ha llevado a distanciarse de su entorno, incluidos sus propios hijos, y a sufrir episodios de desconcierto y aislamiento.
El trastorno que sufre Iñaki Urdangarin
Personas cercanas a la familia Urdangarin-Borbón, incluyendo al rey emérito Juan Carlos I, han manifestado su preocupación por el cambio radical en su personalidad. Urdangarin, descrito en su día como un hombre activo, carismático y sociable, ahora es visto como alguien profundamente afectado emocionalmente, hasta el punto de ser calificado por quienes lo rodean como "trastornado".
Aunque el divorcio de la infanta Cristina y Urdangarin se hizo oficial en 2022, la exduquesa de Palma ha seguido preocupándose por el bienestar de su exesposo, particularmente por el impacto que su estado mental podría tener en sus hijos.
Según allegados, Cristina ya había notado el deterioro emocional de Urdangarin mucho antes de que saliera de prisión, y a pesar de los difíciles episodios que llevaron a la ruptura, aún muestra signos de empatía hacia él. Fuentes cercanas a la Casa Real aseguran que ella sigue viendo en él al hombre que conoció y con el que se casó, aunque ahora lo considere un "desconocido".
Uno de los aspectos más sorprendentes del trastorno que sufre Iñaki Urdangarin es su reciente obsesión con la religión. Durante su estancia en prisión, desarrolló una devoción inusitada, leyendo compulsivamente libros religiosos y mostrando una entrega espiritual que desconcierta tanto a su familia como a su entorno cercano. Este comportamiento ha sido interpretado como un mecanismo de escape ante el colapso de su vida tal como la conocía, y ha generado inquietud en quienes lo rodean.
AM
