El 29 de abril pasado marcó un antes y un después en la vida de la infanta Sofía. La hija menor de los reyes de España cumplió la mayoría de edad, un hito que, si bien no contó con una celebración ostentosa como solía verse en otras generaciones de la familia Borbón, estuvo marcado por ciertas tensiones familiares.
A diferencia de lo que ocurrió con el cumpleaños número 18 de su hermana, la princesa Leonor, la celebración de Sofía fue más íntima: la joven pasó la fecha en el internado de Gales, alejada de su familia pero recibiendo muestras de cariño y realizando una pequeña reunión con algunos miembros del círculo más cercano.
Si bien sus padres no pudieron estar presentes por varios compromisos con la monarquía, entre las ausencias más llamativas se encuentran nada menos que los cuatro hijos de Iñaki Urdangarin: Juan, Pablo, Miguel e Irene, quienes decidieron no participar del evento, pese a haber sido invitados.
Detrás de la discreción con la que se manejó el cumpleaños de la joven se esconden conflictos familiares que vienen arrastrándose desde hace años y que parecen estar lejos de resolverse.
La infanta Sofía en el centro de la polémica
Tal como trascendió, la reina Letizia habría vetado la presencia del rey emérito Juan Carlos I en la celebración. A pesar de que en el cumpleaños de Leonor su asistencia fue parte del evento, esta vez Letizia se opuso firmemente a que repitiera la escena, argumentando que podría eclipsar a la homenajeada.
La decisión no cayó bien en el ala Urdangarin ni en la familia Marichalar. Los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, muy unidos entre ellos y con una relación cercana al abuelo exiliado en Abu Dabi, consideraron el gesto como una nueva falta de respeto hacia el emérito y, por extensión, hacia su propia familia.
Según fuentes cercanas, los jóvenes manifestaron su descontento por la forma en que Felipe VI y Letizia han manejado la situación del exmonarca y optaron por no asistir.
La exclusión sistemática del rey Juan Carlos busca marcar una nueva era institucional que reniegue del pasado más polémico de la familia real. Sin embargo, esta intención choca con el cariño y la lealtad que el emérito tiene con sus nietos.
En ese contexto, la ausencia de los hijos de Iñaki también puede leerse como una forma de protesta contra Letizia y Felipe y la forma en la que se relacionan con el resto de la familia.
VO
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