La realeza europea suele mantenerse en una burbuja de rigidez protocolar, pero cada tanto aparece una figura que rompe el molde. En el caso de la Casa Real de Dinamarca, ese rol parece estar reservado para la princesa Josephine, la hija menor de los reyes Mary y Federico, quien se ha ganado el cariño del pueblo y la atención de los medios internacionales gracias a su simpatía, su natural rebeldía y su afilado sentido de la moda.
Josephine, nacida el 8 de enero de 2011, es la melliza del príncipe Vincent y la cuarta hija de los monarcas daneses. Si bien no es la heredera al trono, posición que ocupa su hermano mayor Christian, su figura se instaló en los últimos años por una razón muy distinta: su espontaneidad. En una monarquía conocida por su moderación y sus formas, Josephine se destaca como una joven que no teme mostrar su individualidad, incluso en actos públicos.

Josephine, la “it girl” de la realeza danesa
Con solo 14 años, Josephine ya fue señalada por algunos medios daneses como una futura “it girl” dentro de la realeza europea. Su naturalidad y su capacidad para destacar sin eclipsar a los demás la convierten en una figura magnética, especialmente para las nuevas generaciones.
No es casual que en cada aparición pública se robe las miradas, incluso cuando comparte escena con su madre, la siempre impecable reina Mary. Durante el pasado cumpleaños de su hermana mayor, la princesa Isabella, la joven apareció en Copenhague junto a su madre y fue la sensación al aparecer con un estilo sencillo pero con su impronta personal.
La familia de Federico y Mary representa una de las casas reales más modernas y accesibles de Europa. Lejos del escándalo o la polémica, los reyes han logrado mantener una imagen cercana, y sus hijos parecen continuar esa tradición con un toque propio. Josephine, con su actitud relajada y su habilidad para destacar sin esfuerzo, encarna una nueva etapa en la monarquía danesa: una más libre, más espontánea y, quizás, más conectada con su tiempo.
Mientras Isabella se prepara para asumir un rol más institucional, y Christian para liderar el país en el futuro, Josephine parece tener claro su propio camino: uno en el que el protocolo y la personalidad pueden convivir, sin renunciar a lo que realmente la hace especial. Y aunque todavía le quedan varios años antes de alcanzar la mayoría de edad, todo indica que el público seguirá de cerca los pasos de esta joven princesa.
VO

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