En un Principado donde la elegancia y el protocolo marcan cada paso, hay momentos que trascienden cualquier formalidad. Y uno de esos es, sin dudas, el vínculo de la princesa Charlene de Mónaco con sus hijos, Jacques y Gabriella, los mellizos que nacieron en diciembre de 2014 y que, desde entonces, se convirtieron en el centro de su mundo.
Las imágenes que la familia real monegasca comparte en sus redes sociales deja ver la complicidad que la esposa de Alberto de Mónaco tiene con sus hijos de 10 años. Entre actos oficiales, celebraciones familiares y dulces gestos, la ternura se impone en la relación madre e hijos.
Charlene de Mónaco: una madre presente en todas las etapas
Desde su regreso a la vida pública tras atravesar problemas de salud en 2021, la princesa Charlene reafirmó con cada aparición que su rol como madre es su prioridad. En cada evento en el que aparecen los pequeños Jacques y Gabriella, la conexión entre ellos y su madre se hace evidente. Ya sea tomados de la mano, compartiendo un ramo de flores o posando juntos en un cumpleaños temático, la imagen que proyectan es la de una familia sólida, tierna y profundamente unida.
En una de las fotografías más emotivas, se ve a Charlene agachada al nivel de Gabriella, compartiendo un momento íntimo entre flores y miradas cómplices. Gabriella, con su vestido azul y corona de flores, parece una pequeña princesa de cuento, mientras que su madre, en un vestido blanco de encaje, refleja calidez y elegancia a partes iguales.
Jacques y Gabriella, los pequeños del trono
Como es tradición en Mónaco, los mellizos participan desde muy pequeños en los eventos oficiales del Principado. En otra de las imágenes recientes, los vemos impecablemente vestidos: Gabriella en un abrigo azul pastel bordado y Jacques luciendo el uniforme ceremonial con gorra y guantes blancos. A su lado, Charlene se destaca con un traje lavanda que realza su porte.
Una tercera fotografía muestra una faceta más relajada y familiar: la princesa Charlene sonríe junto a Jacques y Gabriella en una fiesta animada, decorada con personajes como Mario Bros y un panda gigante. La escena, que podría pertenecer a cualquier familia común, demuestra que los niños tienen un espacio para la diversión y las sorpresas. Gabriella, vestida con un kimono rojo y labios pintados, posa feliz, mientras Jacques abraza a su madre.
Mientras Jacques crece preparándose para asumir algún día el rol de príncipe heredero y Gabriella despliega un carisma que la vuelve protagonista de cada aparición, Charlene se consolida como una madre cercana, sensible y siempre atenta.
VO

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