A pesar de las muchas versiones que trascienden a diario sobre Charlene de Mónaco, la realidad es que es una madre dedicada a sus hijos, los mellizos Jacques y Gabriella. Tiempo atrás, la princesa habló sobre la maternidad de sus hijos que cumplieron 10 años el pasado diciembre.
La exnadadora olímpica habló con la revista francesa Gala sobre la crianza, los contrastes de personalidad entre sus hijos y su propia transición. “Gabriella es muy curiosa, hace muchas preguntas y necesita mucha atención”, contó Charlene.
A diferencia de su hermano, la pequeña heredera se muestra espontánea y segura de sí misma. Ya desde muy pequeña dejó entrever ese carácter extrovertido que hoy, casi una década después, no hace más que consolidarse.
Jacques, en cambio, es la otra cara de la moneda. “Es más reservado, más tranquilo por naturaleza. Muy observador”, señaló la princesa. Aunque igualmente curioso, su forma de aproximarse al entorno es mucho más silenciosa y reflexiva.
Las diferencias entre ambos se acentuaron con un cambio clave: en 2023, los hermanos dejaron de compartir aula en la escuela. Para Charlene, fue “un gran paso”, no solo en términos académicos sino emocionales. Y en esa nueva dinámica escolar, la princesa descubrió otro reto: encontrar tiempo de calidad con cada uno. “Las conversaciones que tengo con Jacques y las que tengo con Gabriella son tan diversas como el tiempo que paso con ellos”, confesó.
La lucha de Charlene contra el paso del tiempo
Más allá de la maternidad, Charlene también reflexionó sobre su cuerpo, sus límites y la dificultad de aceptar que ya no puede rendir como antes. Con 46 años y un historial de problemas de salud recientes, la exnadadora sudafricana intenta mantenerse activa, aunque admite que ya no puede entrenar como lo hacía en sus años de gloria.
“Paseo, voy en bici, también nado, aunque no tanto como antes. Ya no puedo batir récords, ganar medallas o sobrepasar mis límites como soñaba. Mi alma y mi corazón podrían, pero mi cuerpo dice que no”, confesó con pesar.
La princesa, que representó a Sudáfrica en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 y acumuló 23 medallas en competencias internacionales, revela que durante muchos años su pasión deportiva la aisló del mundo. Hoy, su mirada cambió: vive con moderación, aprendiendo a aceptar el ritmo del presente y priorizando su rol de madre.
Gabriella y Jacques tienen un futuro marcado por títulos y obligaciones, pero también por el cuidado y la guía de su mamá que es un ejemplo de resiliencia y perseverancia.
VO

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