Volviendo a 1994, uno de los escándalos más grandes de la corona británica estaba en su auge: el príncipe Charles admitía en televisión que le había sido infiel a Lady Di con Camilla Parker. Si bien ya no estaban juntos, significó un gran dolor para Diana de Gales, quien se empoderó y no tardó en dejar un "statement" con un claro gesto. De está forma ella comenzó su camino como ícono del feminismo. De cara al próximo Día Internacional de la Mujer, recordamos este histórico momento de Diana.
Tras su primera aparición pública, la soltera más codiciada de la familia real rompía el protocolo al usar un vestido que gritaba a los cuatro vientos: "Soy dueña de mi libertad y no cumplo con lo establecido". Es por eso que esa prenda se transformó un ícono, no sólo por su diseño, sino por el mensaje empoderado que había detrás.
El diseño de Christina Stambolian había estado tres años colgado en el closet de Lady Di sin poder ver la luz, ya que era "muy revelador" para ser usado en el circulo royal. Ahora, este modelo de "escote Bardot" quedó en el inconsciente colectivo como "el vestido de la venganza". Es más, el hecho que esperase a no ser la futura Reina de Inglaterra para ponérselo denota una muestra de respeto hacia la Corona por su parte.
El mayordomo de Lady Di reveló la historia del "Vestido de la Venganza"
a separación de los príncipe de Gales marcó un antes y un después en la historia de la familia real británica, pero también revolucionó el armario de Lady Di. Paul Burrell, el famoso mayordomo y confidente de la princesa, contó en un documental sobre la decisión de libertad y empoderamiento que tomó su alteza real.
En Secrets of the Royal Dressmakers, el hombre contó que la noche que Diana estaba invitada a la fiesta que el verano de 1994 Vanity Fair dio en la Serpentine Gallery de Londres coincidió con la emisión del programa en el que el príncipe Carlos confesaba su aventura con Camilla. “El príncipe de Gales había decidido que iba a contarle al mundo que había cometido adulterio con Camilla Parker Bowles en la televisión pública. Así que Lady Di, intentó agachar la cabeza, pero no pudo y su entornó no le permitió: "No puedo ir. No puedo dar la cara sabiendo lo que Carlos acaba de decir. Y de todos modos, no tengo nada que ponerme".
El antiguo mayordomo de la princesa fue entonces a su armario y encontró un vestido de Christina Stambolian. “Le dije: ‘Pruébatelo’. Entonces se lo enfundó, se lo abrochó y lucía como un millón de dólares”, cuenta Burrell. A la princesa, sin embargo, le pareció demasiado atrevido, pero después de que Valentino publicara una nota de prensa comunicando que asistiría a la fiesta con uno de sus diseños, Diana se enojó -por la actitud del diseñador de adelantar los hechos- y decidió sorprender con este diseño de la griega.
Al día siguiente, la fotografía que acompañaba la confesión del hijo de Isabel II mostraba a una Diana de Gales dispuesta a comerse el mundo y empoderamiento femenino. Algo así como una huelga feminista y amor propio.

Desde ese momento, ella tomó grandes decisiones y se permitió lucir como quería: “Una de las primeras cosas que hizo fue empezar a ponerse tacones”, explicó David Sassoon, uno de los diseñadores que la vistió. “Sus faldas se acortaron, su ropa comenzó a ser cada vez más sexy y Diana se convirtió en la rutilante y glamorosa princesa que hoy recordamos”.

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