Kenzo Takada, fallecido días atrás víctima del Coronavirus, ya llevaba una profunda herida en su corazón desde hace 30 años, cuando murió Xavier de Castella. Su gran amor también fue víctima de otra pandemia: El SIDA.
Fue en una cena del cumpleaños de Paloma Picasso cuando se conocieron. El diseñador quedó deslumbrado por ese hombre que, según él, se parecía a Clint Eastwood, pero lo que más lo impactó fue su educación y su basta cultura.
En esa celebración también conoció a Karl Lagerfeld y estrecharon un vínculo. Entre ellos formaron un grupo donde eran frecuentes las emblemáticas fiestas con impronta sadomasoquista, en los años ´70.
Castella era un arquitecto que tenía pasión por los castillos y sabía a la perfección los estilos y detalles constructivos de cada uno de ellos. Además era millonario y nunca tuvo la necesidad de trabajar.
Pero sí tuvo la ambición de formarse intelectualmente y seguir una carrera universitaria. Kenzo dijo que se enamoró perdidamente en ese mismo instante.
Su porte, su agradable conversación, todo era admirable en quien, a partir de ese momento, fue su pareja. Es más, Takada aseguró que más de una vez lo ayudó económicamente cuando su firma de diseño tuvo problemas financieros.
Pero en 1990, y con tan sólo 38 años, Xavier fallecía víctima de aquella cruel enfermedad.
El artista nunca pudo superar este dolor y hace muy poco tiempo lo había manifestado: "Su muerte me provocó una herida que nunca sanará", y agregó: "Me equivoqué mucho. Si él hubiera estado a mi lado, mis errores hubieran sido menos".
Una pareja unida por el mismo amor y la misma tragedia.