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Pasamos por alto las muchas formas en que duelamos. Sin embargo, cuando esos procesos son eludidos, quedan abiertos, manifestándose en limitaciones en el presente de la persona.
Duelamos en cada etapa de la vida, dejando de ser niños para convertirnos en adolescentes, salir de la adolescencia para ser adultos, mujeres menstruantes a la etapa de la menopausia, parir y transitar el puerperio, los hijos ya adultos que salen del nido, separaciones de parejas, despidos de trabajo, mudarse, el cierre de un proyecto, la pérdida de un embarazo. Si las enumeramos podemos ver que son muchas las formas de percepción de pérdida de algo.
Para Biodecodificación, el tiempo de un duelo es mínimo de 1 año y esto está sujeto a cada persona. Se toma ese tiempo ya que tendremos que pasar por ciclos memorizados en el inconsciente, fechas aniversarios, cumpleaños, días de celebración, estaciones del año. El inconsciente registra todos los datos, incluso se guardan elementos que fueron parte: sonidos, colores, aromas, texturas, temperaturas y formas. A estos datos los llamamos pistas, cada vez que se presenta en la realidad una pista que fue parte de esa vivencia, se reabre el proceso, trayendo carga emocional.
Es importante ser conscientes que estamos dentro del proceso de duelo. En muchos casos, las personas evitan sentirse tristes, con nostalgia o añoranza. Incluso utilizan mecanismos de evasión intentando salirse lo más pronto de ahí, haciendo y diciéndose internamente “ya paso”. Ingresan en el automatismo de la vida diaria tratando de olvidar, buscan reemplazos creyendo que personas o actividades cubrirán el faltante.
No. Querer olvidar es ralentizar el proceso interno. Hacer de cuenta que nada paso, es cristalizar los sentimientos que en un tiempo venidero afloraran y aun con más carga. No darse el permiso de estar presentes en ese vacío, no sepulta las emociones, nos aleja de nosotros mismos.
La escritura es una de las formas más liberadoras para evacuar la carga emocional. En Biodecodificación se llaman cartas de liberación. Y muy lejos están de acelerar los procesos, por el contrario, cada vez que se escribe dejando afuera de uno lo que se siente, se libera el contenido emocional. Escribo liberando lo mucho que me duele, lo tan enojado que estoy, la frustración de no haber sido, el vacío que me alberga; aquello que se sienta está ahí intentando liberarse.
Escribir, filtra los miles de pensamientos repetitivos, expresando las emociones puras. Date el permiso de sentir y liberar. Luego, después de haber escrito, quema el papel, el fuego simboliza la transmutación, dejando morir esas partes internas, abriendo espacio a que nazca lo nuevo.
Mi nombre es Ariadna Baglietto, Directora del Portal de Sabiduría Centro Holístico de terapias alternativas. Biodecodificadora desde hace 12 años. PROXIMA FORMACION OCTUBRE 2024.
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