El poder de gestionar nuestras emociones: una reflexión transformadora de María Belén Garbizu Aristegui

María Belén Garbizu Aristegui es una figura destacada en el mundo de la sanación holística. Creadora de "Sana mi Alma", un espacio dedicado al acompañamiento emocional y las terapias alternativas, María Belén ha dedicado su vida a estudiar y aplicar herramientas como las constelaciones familiares, el Reiki, la terapia de regresión a vidas pasadas y el coaching. Su enfoque es integrador, promoviendo una sanación profunda tanto a nivel individual como colectivo. Hoy, desde su experiencia personal, nos invita a reflexionar sobre el impacto de nuestras emociones en la vida cotidiana y cómo podemos gestionar nuestro sentir para sanar y crecer.

La emoción y nuestro sentir: una reflexión profunda de María Belén Garbizu Aristegui

“Para empezar, quiero contarles la diferencia entre emoción y sentimiento según el Dr. Daniel López Rosetti. Existen seis emociones básicas: miedo, ira, alegría, tristeza, asco y sorpresa. Solo seis emociones, pero de ellas nacen todos los sentimientos. Daniel dice que las emociones no pueden racionalizarse del todo, solo comprenderse. Somos un “licuado” de razón y emoción que influye en nuestros pensamientos, juicios, vivencias y acciones. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre emoción y sentimiento? La emoción nos acompaña desde el nacimiento; el sentimiento surge cuando podemos nombrarla y racionalizarla.

Quería dar esta introducción porque hace unos días viví algo que me hizo reflexionar. Estaba en redes sociales, scrolleando sin pensar demasiado, cuando de repente vi una publicación que me generó un sentir que no podía identificar. Sabía que la emoción de base era una mezcla de tristeza, miedo y enojo, pero no lograba definir el sentimiento exacto.

Como psicóloga social y coach, sé que el primer paso para sanar es ponerle nombre a lo que sentimos. Identificar una emoción nos da claridad: activa nuestra corteza prefrontal, nos ayuda a procesar lo que pasa y hasta libera dopamina y serotonina. Pero ¿qué pasa cuando la emoción que aparece es una que no nos gusta sentir, como la ira o la tristeza? Qué difícil, ¿no?

Nos enseñaron a clasificar las emociones como “buenas” o “malas”, pero esto no es cierto. Las emociones simplemente son, existen para ayudarnos a expresarnos. El problema no es sentirlas, sino cómo las gestionamos y a dónde las dirigimos.

Le conté a una amiga lo que me pasaba. Me frustraba sentir eso, porque, aunque tengo herramientas, en ese momento no me lo permitía. Y ella me dijo algo que me hizo un clic: "Vos no sos esa emoción, por eso la identificas como negativa."

Esa frase me dejó pensando. En realidad, cuando dejamos de rechazar lo que sentimos y le damos un espacio, podemos transitarlo sin que nos consuma. No somos nuestras emociones, pero sí podemos aprender de ellas.

Si hoy estás sintiendo algo que te incomoda, no lo niegues. Nombrarlo es el primer paso para transformarlo. Porque todo lo que se comprende, se puede sanar.

Reflexión final: Las emociones son parte esencial de nuestra experiencia humana, y cada una tiene algo que enseñarnos. Aprender a reconocerlas, nombrarlas y permitirnos sentirlas sin juicio es un acto de sanación profundo. Tal como María Belén nos comparte, podemos aprender a gestionarlas y usarlas como herramientas de autoconocimiento y crecimiento.

En su práctica de "Sana mi Alma", Belén ha descubierto que el poder de la sanación está en la aceptación de nuestras emociones, dándoles espacio sin que nos dominen. Al comprender lo que sentimos, podemos avanzar hacia el bienestar y la transformación.

Si hoy estás buscando comprender lo que sentís, nombrar tus emociones es el primer paso hacia la sanación. María Belén Garbizu Aristegui te acompaña en este proceso, brindándote el espacio y las herramientas necesarias para sanar y transformar tu sentir.

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