El Poder de la Mente: Cómo Sanar a Través de la Conciencia y la Voluntad

Cada día comienza con un tiempo dedicado a mí mismo: preparo unos mates, medito y me encuentro en paz. Este hábito es fundamental para mi bienestar. A través de la meditación, me conecto conmigo mismo, me curo y me sano, preparándome para ayudar a los demás. Sé que para sanar a otros, primero debo estar en equilibrio conmigo mismo.

Hace algún tiempo, conocí a una mujer de Santiago del Estero que me contó la difícil situación de su hija, quien luchaba contra la drogadicción y la prostitución. La joven le robaba a su madre, desaparecía durante días y vivía una vida llena de sufrimiento. La madre me preguntó: “¿Cómo podemos sanar esto? ¿Por dónde comenzamos?”. Le expliqué que las herramientas para sanar ya están dentro de cada uno de nosotros, pero lo más importante es tener la voluntad de cambiar. Sin voluntad, no hay sanación. Sin el deseo de transformar nuestra vida, no podemos hacerlo.

Iniciamos el proceso de sanación, pero no fue sencillo. En la primera sesión, la joven no podía concentrarse debido al estrés y la ansiedad. En la segunda sesión, la situación fue similar. Sin embargo, en la tercera sesión, encontramos un momento en el que estaba tranquila y pudimos trabajar en bloquear el hábito mental que la llevaba hacia las drogas. Esto se debía a un vacío emocional profundo.

Este vacío emocional muchas veces se genera por experiencias negativas pasadas, que se almacenan en la mente subconsciente. Problemas familiares, angustias, miedos y falta de comprensión son factores que empujan a muchas personas a refugiarse en las drogas como una forma de escape. La mente subconsciente se programa con estos hábitos negativos, y la persona termina actuando de manera automática, sin evaluar si lo que hace le beneficia o la destruye.

En nuestro trabajo, nos centramos en el amor, la paz y la felicidad. Tuvimos una conversación profunda con Luisiana y su madre, Karen, quien ya había sanado previamente. Karen quería que su hija viera los resultados de su sanación. Después de unos meses de trabajo, Luisiana logró dejar tanto la prostitución como las drogas. Aunque aún enfrenta momentos difíciles, lo que más me impactó de Luisiana es que ahora se autoanaliza. Se habla a sí misma y se aconseja. Este proceso de introspección es fundamental para la sanación, porque la verdadera transformación comienza cuando entendemos que nuestros pensamientos crean nuestra realidad.

Es vital recordar que somos los observadores de nuestros pensamientos. Cuando una persona se enfoca en pensamientos negativos, debe ser consciente de que no es el pensamiento en sí, sino quien lo observa. Al cambiar el enfoque hacia algo positivo, transformamos nuestros patrones mentales, lo que genera un cambio en nuestras emociones y, eventualmente, en nuestras acciones. Este ciclo de pensamientos positivos nos lleva a la prosperidad, el amor, la paz y la felicidad.

Este proceso no solo aplica a las adicciones. A lo largo de mi camino, he ayudado a personas a sanar problemas como dolores crónicos, hígado graso, gastritis, asma, problemas renales, colon irritable e incluso estrés y depresión. Todo esto es posible porque la mente tiene un poder inmenso sobre la materia. El cuerpo funciona como una antena que responde a las emociones y pensamientos que generamos. Si nos sentimos bien, atraemos aquello que está en sintonía con nuestra vibración.

Para recibir lo que deseamos, debemos sentirnos merecedores. Muchas personas creen que pedir algo desde el sufrimiento los llevará a conseguirlo, pero la realidad es que solo cuando nos sentimos agradecidos y merecedores, podemos recibir lo que anhelamos. La gratitud es la clave para atraer abundancia. Cuando te sientes agradecido por lo que tienes, atraes más de lo mismo.

Comparto este testimonio con amor y gratitud, sabiendo que el poder de la mente es infinito y que todos tenemos la capacidad de cambiar nuestras vidas. Gracias a Dios por todo lo que me da, desde el aire que respiro hasta las bendiciones cotidianas. Estoy profundamente agradecido por cada momento y por cada oportunidad de ayudar a sanar a los demás.

HECTOR JAVIER MENDIETTA

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