En bodega La Mansa no dejamos de diseñar nuevos productos para el deleite de nuestros clientes y amigos, es por eso que estamos pronto a presentar uno de nuestros nuevos espumantes de la línea premium Ego, obtenido a través del tan respetado método ancestral o rural. Esta será una partida limitada de botellas en donde se ve reflejado el cuidado y la dedicación de nuestro equipo de enólogos quienes han incursionado en este método respetando su trayectoria y apasionante historia que dio origen a los vinos espumosos.
Éste proceso nació de forma fortuita como la mayoría de los grandes descubrimientos de la historia. Cuenta una de las muchas leyendas, que hace muchos años, un joven a temprana edad ingresó a una orden benedictina en Francia en un pueblo ubicado en la región denominada Champagne.
Este joven maestro bodeguero de nombre Dom Perignon tenía la tarea de supervisar la extensa producción de vinos del establecimiento, y solucionar el problema de una inexplicable aparición de burbujas en numerosas botellas. Dom Perignon sabía como elaborar vinos, pero ni él ni nadie por aquel entonces podía explicar el por qué de éste proceso.
Hoy sabemos que los vinos son el producto de una natural fermentación del jugo de uva donde microorganismos asimilan el azúcar y la convierten en alcohol, generando a su vez calor y CO2, es decir gas carbónico.
Esta aparición imprevista de burbujas, en un primer momento, molestaba a los monjes que pretendían seguir haciendo sus vinos blancos y tintos como en las demás regiones europeas. Pero a causa del frío invernal de esta zona, aquellos vinos detenían naturalmente su fermentación dejándoles azúcar residual. Así lo embotellaban y al llegar la primavera, y sus primeros calores, la actividad fermentativa se reactivaba dentro de las botellas, las burbujas quedaban atrapadas, y por la presión que generaban muchas explotaban.
Dom Perignon comenzó a intentar controlar este proceso logrando así un maravilloso producto que cuando lo presentó a los monjes, lo describió como algo mágico que al probarlo sentirían estrellas en su boca. A partir de ahí la percepción de los monjes con aquel vino cambió por completo.
Dejando de lado la historia, este método requiere de un gran conocimiento, dedicación y estudio para obtener resultados óptimos, ya que debemos ingresar a la botella jugo de uva en plena fermentación, es decir que la fermentación se inicia en los tanques, donde el contenido de azúcar de este jugo comienza a disminuir minuto a minuto.
A través de análisis de determinación de azúcar se logra identificar el único y justo momento donde se debe pasar este jugo a las botellas. Es un momento donde la cantidad de azúcar contenida es la indicada para que luego de el tapado de las botellas se produzca el gas necesario en su interior. Si el jugo de uva contiene mucha azúcar se producirá gas en exceso haciendo explotar las botellas y si por el contrario contiene poca azúcar la producción de gas será deficiente y tendremos un espumante débil.
Éste dedicado y ancestral método da por resultado un producto glamoroso y elegante caracterizado por sus finas y persistentes burbujas, una particular cremosidad que se destaca en la copa y una espuma densa que forma un anillo en la superficie al alrededor de la copa.
Presentando un espumante en esta época le damos la bienvenida a un nuevo año lleno de proyectos y novedades que mantendrán activa nuestra unión, la pasión por los vinos.
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