Cada día comienza con una lista interminable de responsabilidades: el trabajo, la familia, la casa. Siempre un paso adelante, anticipando el siguiente desafío, la próxima tarea. Das el 100 % en cada área de tu vida pero en ese afán de ser la mejor, de cumplir con todo y todos pasas muchas horas fuera de casa y llegaste a estar ausente aún cuando estás.
¿Te has dado cuenta de esto?
Quizás estás sentada a la mesa con tu familia, pero tu mente está ocupada pensando en la reunión de mañana o en lo que tienes que hacer después. Tal vez estás escuchando a tu pareja o a una amiga, pero en el fondo te preguntas si ya terminaste lo que debías hacer. Tu cuerpo está presente, pero tu mente está a kilómetros de distancia. Estás allí, pero no estás realmente allí, te has desconectado de lo que realmente importa en el presente.
El impacto es profundo.
Cuando estás ausente, no solo pierdes la oportunidad de disfrutar de lo que te rodea, sino que también te alejas de ti misma. Dejas de escuchar tus propias necesidades, tus emociones, tus deseos. Por eso sientes esa sensación de vacío, de no estar completa, de no estar siendo auténtica contigo misma.
¿Y qué pasa con los demás?
Las personas que más amas pueden notar que tu mente está en otros lugares, que no estás con ellos de la forma en que te necesitan. Quizás tus hijos, tu pareja o tus amigos no lo dicen directamente, pero lo sienten: “no soy importante para ella”.
¿Sabías que esta ausencia también afecta tu memoria autobiográfica?
Cuando estás ausente o distraída, tu memoria autobiográfica—esa parte de tu memoria que guarda los recuerdos más personales y significativos de tu vida—se desvanece, se torna borrosa. No hablamos de recordar fechas o hechos específicos, sino las experiencias que realmente te definen como persona y construyen tu identidad: los momentos importantes con tu familia, las emociones vividas en un día especial, las conversaciones que marcan tus relaciones más cercanas. Así vas perdiendo piezas vitales de tu propia historia.
Hoy, te invito a reflexionar:
- ¿Cuántas veces, en lo que va de día, has estado completamente presente? Hazlo ahora.
- ¿Te has dado permiso para disfrutar de un momento sin pensar en lo que sigue? Hazlo ahora.
- ¿Qué pasaría si, en lugar de hacer siempre más, te permitieras ser más, estar más presente, disfrutar de lo que tienes y de quienes están cerca? Hazlo ahora.
Recuerda: Puedes empezar ahora a retomar el protagonismo de tu historia personal, reconectar profundamente con tu bienestar y con las personas que amas.
Te aseguro que hay otra manera de vivir.
Contáctame para empezar a ocuparte de tu propia rehabilitación.
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