jueves 28 de marzo del 2024

Lic. Berta Spaini: La obesidad no es un karma

Muy por el contrario a lo que se cree, la obesidad es una potencialidad, multifactorial, que puede ser controlada de por vida. Galería de fotosGalería de fotos

Desde hace 30 años, la Lic. Berta Spaini se dedica a la psicoterapia trabajando en temas de ansiedad en relación a los cambios en la vida cotidiana. Incursionó en la especialidad Técnicas de Persuasión a partir de su experiencia en el extranjero, más precisamente en Palo Alto, California, trabajando junto al Dr. Paul Watzlawick.

En el año 2000 ingresó a la Clínica del Dr. Máximo Ravenna donde se llegó a desempeñar como encargada de toda el área psicoterapéutica en la Argentina y en el exterior del país, pero 12 años después se independizó y decidió dirigir su propio espacio: Vivir Delgado.

Allí combina la terapia individual y la grupal en el tratamiento de la obesidad y sus concomitancias emocionales, sociales, familiares y laborales, destacándose por la creación y actualización constante de los métodos de abordaje a la enfermedad.

“En el ingrato camino de la obesidad, la enfermedad y la tristeza se incrementan día a día. Parece que es por el engorde, pero también es por el maltrato. Principalmente es por el maltrato que lleva al engorde. No se entiende, y es muy dolorosa, la disonancia que provoca la contradicción de querer comer mucho y querer estar flaco".

"El que padece de ese torbellino de ideas encontradas sabe la verdadera dimensión del disgusto y malestar que encierran esos momentos. Pero no para. No para de comer de más. La impotencia que soporta la persona engordando opta por dos caminos alternativos de resolución que se ven con bastante frecuencia”, aclara la Lic. Spaini.

¿Cuáles son esos dos caminos que alterna quien padece de esta enfermedad?

 Por un lado, está la desesperación que se traduce en pastillas, ayunos, mutilaciones, ciertas dietas, es decir la magia.  Seguir engordando y generando trastornos de alimentación a través del adelgazamiento veloz y transitorio, con recaídas constantes.

Por otro lado, se encuentra la negación: desatender, posponer, minimizar, es decir seguir engordando sin parar. Una pena que no distingue la verdadera dimensión del problema.        El sentimiento es particular, aunque estereotipado.

La realidad es que en la gordura está la persona. Un yo que, integrado a un cuerpo que lo condiciona, es un yo condicionado no solo por los kilos que se puso de más, sino también por la desatención en la que vive, eso es lo grave. Es un sutil estado de maltrato, escondido tras una cortina de falso placer momentáneo por lo rico del comer.

Hay una mentira que calma la culpa de la conducta descontrolada y se esconde tras miles de nombres que pone la ciencia. Se lo llama adicción, la compulsión a la repetición, el atracón, trastorno de alimentación etc. Lamentablemente, todos estos nombres explican la enfermedad, no la cura.

 

Entonces, ¿cómo se puede lograr la cura?

La cura no se explica, se construye. La delgadez se consigue pronto. La cura lleva tiempo. El mismo tiempo que lleva cambiar cualquier costumbre. Es la costumbre anclada a una idea que hace razonable comer mucho y mal. El mismo tiempo que le otorgas a tus cambios personales, tanto intelectuales como espirituales.

Ese tiempo del que crees carecer cuando se trata de cuidarte en la comida. Es el tiempo del amor, del amor que te debés, por haberte abandonado. Pero no hay que confundirse. No se debe caer en la construcción primaria del esto o lo otro, delgadez o comida, placer o restricción.                                                                                                                                                                     Se trata de todo y, por primera vez, será un buen todo y no el todo exclusivo del exceso de sustancia. La cura no es la delgadez, pero necesita de la delgadez para soportar su espera. Una espera que estará apoyada en un cuerpo más sano y amigable, que potenciará mi yo, en lugar de posponerlo.

No debe haber lugar para la culpa, pero tampoco para la auto conmiseración. Es un proceso de paz interior a través de la disminución de la ansiedad y el aumento de las capacidades personales, físicas, intelectuales y espirituales, en general.

Es el alma atendida a través del cuerpo, es la transformación de la persona obesa en una persona que, armónicamente, encuentra placer en su cuerpo tanto como lo encuentra en la comida, y puede hacer que ambos convivan armoniosamente.

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