Envidiosa: un espejo de nuestra propia historia - Por la Lic. Mariné Romero
El arte tiene esa capacidad única de ponernos frente a frente con nuestras emociones más profundas. Envidiosa, la serie de Netflix, no es la excepción. En este análisis, quiero invitarte a mirar a Vicky no como un personaje ajeno, sino como un espejo, una representación de esa versión nuestra que todavía no ha encontrado su lugar.
Antes de seguir leyendo, un desafío: Te propongo que dejemos a un lado el juicio y el prejuicio. La envidia no es una emoción cómoda, ni algo que queramos reconocer en nosotros mismos, pero forma parte de nuestra sombra. Integrarla no significa justificarla, sino entenderla para trascenderla.
La envidia como emoción posible
La serie nos pone frente a frente con nuestros propios procesos de identificación. La palabra envidia no es en absoluto atractiva, ni es algo que quisiéramos tener en nuestro pack de emociones básicas, pero ahí está.
Se alimenta de nuestra historia de vida atravesada por los mandatos de lo que "debe ser", formando nuestras creencias, siendo éstas la base de datos de todo aquello que nos decimos constantemente, puertas para adentro de nuestra vida psíquica.
"Ya tenés X años y todavía no..." (completá con lo que resuene: casarte, tener hijos, viajar, recibirse, encontrar pareja, comprar tu casa, alcanzar el cuerpo que soñabas).
¿Cuántas veces cada una de estas frases aparecen de repente, y nos cambian el tono emocional de lo que veníamos haciendo y sintiendo?
Los centinelas de estas voces son los Pensamientos Automáticos, frases, imágenes, palabras que aparecen sin ser invitados y que responden a lo que traemos en nuestra historia de vida. Seamos conscientes de esto, o no.
El narcisismo como máscara de fragilidad
Otra característica de Vicky es que su identidad se construye sobre la validación externa.
Le resulta casi imposible alegrarse por otros, haciendo que la percibamos como una mujer soberbia, cuando en verdad, lo que esconde es la fragilidad frente a su propio juicio.
Su envidia no nace del odio, sino del miedo: si alguien más brilla, ella siente que deja de existir. El logro ajeno no funciona como inspiración, sino como una amenaza.
¿Cuántas veces celebrar por otro, nos pone mal (secretamente) porque, en el fondo, sentimos que su avance resalta nuestro “no poder”?
Y acá es donde te digo que mientras más reconozcas este malestar, vas a estar más encaminada a buscar tu paz mental.
La envidia como síntoma, no como condena
Muchas veces demonizamos la envidia, pero en realidad es una brújula que señala dónde hay algo sin cumplir. En lugar de reprimirla, podemos observarla. ¿Qué me muestra?
En la serie vemos cómo Vicky juega a ser quien cree que debe ser, buscando una aceptación que nunca llega. Ella arma un "como sí" teórico sobre ser la mejor amiga, la novia ideal, la mujer exitosa, llevándola a vivir situaciones extremadamente negativas donde se expone y se vuelve a fragilizar. Y así, la rueda, comienza a girar nuevamente.
Reconocer que no somos perfectos, que las cosas no nos salen como esperamos, aceptar que repetimos muchas veces los mismos errores aunque la inteligencia nos sobre, es el punto de partida para que te ocupes de vos, y no de lo que sucede a tu alrededor.
¿Cómo salir de este ciclo?
Abrimos el juego, y se abren las preguntas: ¿Qué hacemos cuando nos damos cuenta de que nuestra búsqueda está contaminada por la comparación, la exigencia y la validación externa?
La respuesta no está en eliminar nuestras sombras, sino en iluminarlas.
La Psicoterapia posibilita el encuentro junto a un otro, con uno mismo. Podés lograr infinitos avances en tu autoconocimiento. Trabajar con técnicas basadas en modelos de atención plena y prácticas meditativas, pueden ayudarnos a estar en mayor estado de consciencia, desmantelando una idea madre: si no estamos en el centro de todo, se prenden las alarmas, y buscamos atención de maneras innecesarias.
Al final, lo que Envidiosa nos deja es una gran enseñanza: no somos lo que nos falta, somos lo que hacemos con eso. Y en esa transformación, en ese proceso de evolución, está la clave para construir un presente más conectado y en consciencia, haciéndonos auténticos y libres de elegir.
Pensamiento final: La envidia no es una sentencia, sino un punto de partida. Nos habla de nuestros miedos, de nuestras inseguridades, pero también de nuestros deseos más profundos. No se trata de rechazarla, sino de escucharla, de comprenderla y de utilizarla como motor de cambio. Porque al final, lo que nos define no es lo que sentimos, sino lo que hacemos con ello.
Para consultas y más información, podés seguirla en su Instagram: @mari.romero.psicologa o comunicarte por WhatsApp al +54 9 2634399615.











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