El lugar de hijos. Este es el lugar que tendremos, con certeza, para toda nuestra vida.
En las Constelaciones Familiares, se ve frecuentemente cómo perdemos nuestro lugar de hijos ante nuestros padres. Y perder ese lugar es uno de los motivos fundamentales por lo cual el amor y así la vida deja de fluir (y con fluir no hablo de que todo sea mágico y maravilloso sino de poder tener la fuerza para asentir a lo que la vida nos presenta).
Perdemos el lugar de hijos cuando de niños sentimos que teníamos que cuidar a mamá porque por ejemplo transitaba una enfermedad, o para no causarle “más problemas” a papá, o cuando tuvimos que elegir entre mamá o papá porque ellos se separaron, sólo por dar algunos ejemplos, pero hay tantísimos otros.
De esta manera nos corrimos del lugar de hijos, es decir de ser quienes reciben, quienes son cuidados, protegidos, de ser los pequeños ante nuestros padres. Y nos posicionamos como los dadores, los grandes ante ellos, como si pudiéramos salvarlos de lo que a ellos, por sus lealtades e implicancias, les tocó.
Recuperar el orden, es recuperar ese lugar primordial, el lugar de hijos. Renunciar a la pretensión de querer salvarlos, de darles algo que ellos no tomaron de sus propios padres.
Recuperar el orden, es abandonar la arrogancia de creer que nosotros lo hubiésemos hecho mejor, que sabemos lo que es mejor para nuestros padres.
Recuperar nuestro lugar, es tener la humildad de poder tomar lo que nos llegó a través de ellos, tal y como fue sin pretender ni querer cambiar algo, ni cambiarlos a ellos.
Más allá de cómo haya sido nuestra historia, nos dieron el regalo más grande que pudieron habernos dado, ese regalo es nuestra propia vida.
Para poder tomar nuestra vida completamente y nuestro lugar, es esencial tomarla de papá y de mamá por igual. Tenerlos, a ambos, en un buen lugar en nuestra alma, más allá de lo que haya sucedido. Porque tanto papá como mamá fueron igualmente indispensables para que hoy seamos quienes somos.
Y como hijos para poder estar en paz con nosotros y con nuestra vida necesitamos estar en paz con nuestra madre y con nuestro padre, con lo que cada uno de ellos nos dio y lo que no.
Paula Soler Alonge
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