En el marco de la segunda temporada de +CARAS, el periodista y conductor Héctor Maugeri entrevistó a una figura emblemática del deporte argentino: Alejandra "Locomotora" Oliveras. Con su inconfundible energía y una historia de vida digna de admiración, la exboxeadora compartió detalles de su lucha dentro y fuera del ring para alcanzar la gloria como campeona mundial.
Oliveras es mucho más que una atleta consagrada. Tetracampeona del mundo en cinco categorías distintas y dueña de dos récords Guinness, su carrera está marcada por el esfuerzo, la disciplina y una inquebrantable voluntad. Pero el camino no fue fácil: enfrentó pobreza, violencia, discriminación y el ninguneo de una industria que, durante años, le dio (y le da) la espalda al boxeo femenino.
Locomotora Olivera y el precio de ser campeona
"Ser boxeadora profesional es difícil", sostuvo Alejandra. “Es muy difícil. Hay que levantarse a las cuatro de la mañana todos los días, hacer una dieta especial donde no podes comer ni una papa frita. Desde los 19 años no como una papa frita. No podes ni tomar una gota de alcohol, ni festejar una navidad o cumpleaños”, explicó.
“Te tenes que acostar a las nueve de la noche para levantarte a las cuatro de la mañana. No podes estar festejando la Navidad o el año nuevo. Además sos una atleta, entrenas nueve horas por día y tenes que agarrarte piñas”, completó.
“¿Cuándo sentiste que eras una boxeadora de verdad?”, le consultó Maugeri. “En el boxeo para sentirte una boxeadora de verdad tenes que pasar diez años arriba de un ring. Y, por supuesto, ser campeona”, respondió con claridad.
Además, con emoción, recordó el momento en el que se convirtió en campeona mundial por vez primera. Mostrando la cicatriz de su mano derecha, relató: “Acá tengo tres fracturas. En México, Tijuana, peleé el título mundial con la última campeona, Jackie Nava. A mí no me conocía ni mi vecina. Las apuestas estaban 20 a 1. Y le gané por knockout. Cayó tres veces, pero me fracturé la mano. Realmente, le tuve que poner garra, huevo y corazón; si no, no ganaba”.
Aquella noche de 2006 marcó un antes y un después en la vida de Locomotora Olivera. “Fue mi primer cinturón mundial, después de tantos años de esfuerzo. Ahí dije: ‘Esto es ser boxeadora de verdad’. Podes tener una herida y abandonar, con toda la razón del mundo. Pero si vos preferís morir arriba del ring a perder, eso es ser una verdadera campeona”, concluyó.

La terrible respuesta que le dieron a la Locomotora Oliveras al pedir aumento de sueldo: “Tú no puedes…”

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